La opinión de

La escena política de Guatemala y Miguel Ángel Asturias

El Señor Presidente, que Miguel Ángel Asturias publica en 1946, rebasa y supera las precedentes acerca de la tiranía de un dictador en América Latina. La descripción de los efectos corruptores de la dictadura de Estrada Cabrera sobre el tejido social de su país, Guatemala, ejemplariza en el momento de su publicación lo que está sucediendo en tantos países sudamericanos. En 1853 se publica Amalia, del argentino José Mármol, primera novela que fustiga la tiranía dictatorial. El ejemplo ha de multiplicarse: las obras del colombiano Vargas Vila abundan en el mismo sentido. En El Cabito, el venezolano denuncia al dictador Cipriano Castro. El ecuatoriano Gerardo Gallegos se eleva en El puño del amo contra el dictador Juan Vicente Gómez, sucesor de Castro en el poder”, escribe el poeta y ensayista español Luis López Álvarez en Conversaciones con Miguel Ángel Asturias, Colección ‘Novelas y Cuentos’, Editorial Magisterio Español, S.A., Madrid, 1974.

Mondariz y los planes urbanísticos de Antonio Palacios

“La urbanización y ajardinamiento de la zona, así como la construcción de edificios diferenciados de su entorno, provoca una admiración que pronto se convierte en uno de los lugares comunes de las crónicas de los viajeros que conocen la historia del Balneario: ‘Troncoso, olvidada aldea de miserables viviendas veinte años hace, convertida hoy por arte mágica en un pueblo, con edificaciones modernas, alegre y bonito, y con más humos, o, si se quiere, gases, que la capital de su Ayuntamiento’. Consciente de ser un centro dinamizador de su entorno, fomenta su imagen de núcleo diferenciado, irradiador de civilización, que se expande y toma entidad”, leemos en las páginas de Buvette, Aguas de Mondariz. Fuente del Val, S.A., 2008. Magnífica obra conmemorativa cuyo admirable texto histórico y documental corresponde a la ensayista Yolanda Pérez Sánchez, acompañada de antiguas imágenes fotográficas y grabados, con la colaboración de Enrique Touriño y la Fundación ‘Mondariz Balneario’.

‘Hombres de maíz’ y ‘Mulata de tal’, de Miguel Ángel Asturias

“Sí, en Hombres de maíz, en Mulata de tal, encontramos el realismo mágico que, efectivamente, en un relato, va en dos planos: un plano de la realidad y un plano de lo irreal. Pero el indígena, cuando habla de lo irreal, da tal cantidad de detalles de su sueño, de su alucinación, que todos esos detalles convergen para hacer más real el sueño y la alucinación que la realidad misma. Es decir, que no puede hablarse de este realismo mágico sin pensar en la mentalidad primitiva del indio, en su manera de apreciar las cosas de la naturaleza y en sus profundas creencias ancestrales”, afirma el poeta y novelista guatemalteco Miguel Ángel Asturias –premio ‘Nobel’ de 1967 y de quien se cumplen cincuenta años de su fallecimiento en Madrid–, en el libro Conversaciones, escrito por el poeta español Luis López Álvarez y publicado en la colección ‘Novelas y Cuentos’, editorial Magisterio Español, S.A., Madrid, 1974.

El ‘Gran Hotel’ de Mondariz y otros proyectos

“El célebre ‘médico Rodríguez’ –José Rodríguez Martínez, miembro del grupo de republicanos federalistas liderados por el abogado pontevedrés Alfredo Vicenti– en la dedicatoria que deja en el ‘Álbum de Honor’ del ‘Establecimiento’ balneario en 1898, tras alabar el buen trabajo de Enrique Peinador, se refiere a su hermano como ‘mi queridísimo, el idealista Ramón, íntimo, fraternal, correligionario, espíritu abierto a todas las grandezas y generosidades, confidente y acompañante’. Tras la muerte de Enrique Peinador, su propiedad pasa a su viuda, Avelina Lines, y a sus tres hijos. Ramón Peinador Vela sólo tuvo una hija, Isidora, casada con Vicente Riestra Calderón, segundo hijo de los marqueses de Riestra, quien, desde la muerte de su padre en 1929, será copropietario del Balneario de Mondariz, junto a su tía y sus tres primos”, nos recuerda Yolanda Pérez Sánchez, autora del texto histórico perteneciente al tan hermoso como documentado libro Buvette, Fundación ‘Mondariz Balneario’, Aguas de Mondariz. Fuente del Val, S.A., 2008.

Miguel Ángel Asturias, la palabra de ‘El Señor Presidente’

“Entre los indios existe una creencia en el ‘Gran Lengua’, el vocero de la tribu. Y en cierto modo es lo que he sido: el vocero de mi tribu”, confesó el inmarcesible poeta y narrador guatemalteco Miguel Ángel Asturias, premio ‘Nobel’ de 1967. He aquí su novela El Señor Presidente, conservada como una reliquia mediante la primera edición en Editorial Ediansa, México, 1946. Después vendrían las ediciones –la 2ª y la 3ª– en la Editorial Losada, Buenos Aires, 1948 y la de 1952. Traducida al francés –Premio Internacional del Libro Francés, París, 1952–, además de al sueco y alemán, italiano y portugués, fue recibida como insólita “obra maestra”. Acerca de ella se llegaron a escribir monografías y tesis en las Universidades de París y Salamanca, Santiago de Chile y Moscú. En la Revista Esprit –París, julio de 1953– expresó Gabriel Venaisin: “Dudo que novela alguna haya logrado crear un ambiente de mayor asfixia. Pero lo milagroso en este libro es haber partido de este universo para alcanzar otra cosa. Asturias inventa un lenguaje de libertad total”.

Miguel Ángel Asturias y el pueblo de los Mayas

“Mi querido amigo: le doy las gracias por haberme dado a leer estas ‘Leyendas de Guatemala’ del señor Miguel Ángel Asturias. Como escritor tiene suerte, porque la traducción de su trabajo es deleitable, por lo tanto, excelente; es decir, bella, pero fiel. Una buena traducción tiene las virtudes de una esposa romana: egregia coniux. En cuanto a las leyendas, me han dejado traspuesto. Nada me ha parecido más extraño –quiero decir más extraño a mi espíritu, a mi facultad de alcanzar lo inesperado– que estas historias-sueños-poemas donde se confunden graciosamente las creencias, los cuentos y todas las edades de un pueblo de orden compuesto, todos los productos ‘capitosos’ de una tierra poderosa y siempre convulsa”, leemos en la carta que el célebre poeta francés Paul Valéry escribió al señor Francis de Miomandre.

Los hermanos Peinador Vela, ‘pioneros’ del Balneario de Mondariz

“La versión más fidedigna acerca del descubrimiento de las aguas termales de Mondariz es la que consigna el médico-director del Balneario, Isidro Pondal, en la ‘memoria anual’ de 1877, según la cual Enrique Peinador descubre el manantial de Gándara en 1872 durante uno de sus recorridos por la cuenca hidrográfica de la comarca, acompañado de un ingeniero, probablemente el ingeniero de minas Isidro Sebastián Buceta. El 22 de febrero de 1873 el abogado Ramón Peinador, hermano de Enrique, solicita permiso para la creación de un ‘establecimiento termal’ en el terreno de su propiedad, donde brotaba el manantial de Gándara, así como la concesión del conocido manantial de Troncoso, a orillas del Tea, cuyas aguas poseían las mismas propiedades. Las aguas de los dos manantiales son declaradas ‘de utilidad pública’ por decreto del Gobierno de la República el 16 de junio de 1873, a petición de los hermanos Peinador”, leemos en las admirables páginas escritas por Yolanda Pérez Sánchez –autora del texto histórico– en el esmerado y documentado libro cuyo título es Buvette. Aguas de Mondariz. Fuente del Val, S.A., 2008.

La magia del laurel en la mitología afrocubana

“El laurel –en lucumí, ‘Igginile itiri’; en congo, ‘Ocereké’–, habitáculo de ‘orishas’, ‘Egguns’ y ‘nfumbes’, es fundamental para los ‘mayomberos’ padres y madres, y para los iniciados en la ‘Regla de Ocha’; en sus ramas, tronco y raíces viven espíritus de todo tipo en buena lid. Los ‘mayomberos’ dicen: ‘debajo del laurel, yo tengo mi confianza’. Que quiere decir: cualquier obra que se haga en las raíces del laurel, dará siempre resultado. Algunos padres y madres, los más viejos, le ponen entre sus raíces un pedazo de espejo, el ‘vititi’, y con ellos y a su sagrada sombra vaticinan el futuro, el pasado y el presente de una persona. Antiguamente, cuando se ‘rayaba’ a un padre, éste dormía bajo el laurel durante 7 días. Esto no sólo era una prueba sino que la persona recibía también todo el poder de fuerzas concentradas en este árbol mágico”, afirma la afamada etnógrafa cubana Natalia Bolívar Aróstegui en su tan hermosa como imprescindible obra Cuba. Imágenes y relatos de un mundo mágico, Ediciones ‘Unión’, Unión de Escritores y Artistas de Cuba, El Vedado, Ciudad de La Habana, 1997.

Los hermanos Peinador: las fuentes de Gándara y Troncoso

“Los agüistas alojados en el Gran Hotel tomaban su primer vaso de agua en la fuente de Gándara, y ‘paseaban las aguas’, como solía decirse, para tomar el segundo vaso en la de Troncoso, la más popular en los inicios del Balneario por ser la más antigua y la que dio origen a la fama de Mondariz. Un accidentado camino unía los 800 metros que separan ambas fuentes hasta la remodelación de Troncoso, en la primera década del siglo XX, que incluyó notables mejoras en el paseo que la unía al Establecimiento”, asevera la ensayista Yolanda Pérez Sánchez, autora del texto histórico perteneciente al nunca bien admirado libro Buvette, Aguas de Mondariz. Fuente del Val, S.A., 2008.

El álamo y el jagüey: leyendas de Cuba

“El álamo de gamas verdes en sus hojas es el más querido del ‘orisha’ Changó; se usa en su ‘omiero’, y en el asiento del Santo. En el momento en que Changó tiene esos arranques de cólera en que todo lo destroza, se le ofrece y se apacigua con sus hojas. Cuando ‘Atandá’ tocó los sagrados ‘Batá’, por primera vez, se ‘tañeron’ a la sombra de un gran álamo y con la anuencia de Changó. Con sus hojas se adornan los tronos de Changó y en su batea se le pone como un gran manto, cubriéndolo para gran satisfacción del ‘orisha’. Al carnero que se le sacrifica se le da de comer hojas de él y, si las come a gusto, da su autorización para ofrecer su sangre. El álamo recoge la peor de las brujerías, es depurativo y milagroso. Y en polvo –‘afaché’ y ‘afoché’– para bien o para mal, es muy efectivo”, describe la reconocida etnógrafa cubana Natalia Bolívar Aróstegui, con fotografías de Emilio Reyes Pérez, en su concienzuda obra Cuba. Imágenes y relatos de un mundo mágico, Ediciones ‘Unión’, Unión de Escritores y Artistas de Cuba, El Vedado, Ciudad de La Habana, 1997.

El pabellón de Gándara: un proyecto de Palacios y Otamendi

“En estos años iniciales del siglo XX las publicaciones del Balneario sientan uno de los pilares sobre los que pivotará su imaginario, apoyándose en la dimensión mítica de las fuentes termales y que se seguirá desarrollando en el futuro: el carácter sagrado de las aguas. Si la estructura inicial de la fuente de Gándara aludía a una imagen primaria o ‘telúrica’, la construcción de la marquesina y la verja establece una equivalencia entre el espacio que alberga las aguas medicinales y un recinto sagrado. ‘Es digna de mención la reja que aisla el recinto donde surge la fuente de Gándara, reja que por su elegante porte parece hermana de cualquiera de las mejores de las cuales se ufanan las iglesias de Compostela, o bien que el agua de Mondariz tiene algo de sagrada. No en vano la designó en categoría inmediata a ‘la del bautismo y a la bendita’ (Un notable escritor, agradecido a sus salutíferos efectos), afirmaba Las aguas de Mondariz. Álbum-Guía (1899)”, escribe con rigor Yolanda Pérez Sánchez, responsable del texto histórico de la magna obra Buvette, Aguas de Mondariz. Fuente del Val, S.A., 2008.

La ‘palma real’ y su magia, en el paisaje cubano

“La palma real, majestuosa, concede al paisaje cubano su encanto escultórico, coronada por el penacho de los reyes con su verde esmeralda. Forma parte del paisaje típico de nuestra campiña y es habitáculo del dios de dioses, ‘Changó Obayé’, quien, desde sus copas, todo lo observa, todo lo ve, ‘vigilante’, como diría la sabia investigadora Lydia Cabrera en su obra El Monte (página 220): ‘El rey del mundo que se viste de punzó, el negro prieto y bonito que come candela, el dios del fuego, desde la vara afilada y trémula de la palmera que se eleva al cielo, dispara sus flechas a la tierra’. Todos los africanos o sus descendientes están de acuerdo con que las ofrendas a ‘Changó’ deberán ser depositadas en las raíces de este sagrado árbol: los racimos de plátanos, el ‘amalá’, es decir, harina de maíz, cruda o cocinada, los amarres, los despojos, las ‘rogaciones de cabeza’, en fin, todo el mundo mágico de las creencias populares”, asevera la reconocida etnógrafa cubana Natalia Bolívar Aróstegui en las páginas de su documentado estudio Cuba. Imágenes y relatos de un mundo mágico, Ediciones ‘Unión’, Unión de Escritores y Artistas de Cuba, El Vedado, Ciudad de La Habana, 1997.

La ‘buvette’ o pabellón de la fuente de Gándara

“Entre 1873 y 1931, el espacio y la arquitectura del balneario de Mondariz se van configurando como lugar. El proceso de formación como empresa y núcleo habitacional, en el que va conformando sus elementos de identidad como institución decimonónica y, posteriormente, como municipio, corre paralelo a la disposición de su espacio y arquitectura como una forma, un marco simbólico. Para convertir este espacio en un lugar habitable, se crean una serie de centros significativos que inician el proceso de transformación del lugar con las edificaciones y la organización del espacio, trazando una trama de metas y recorridos entre ellos. Inicialmente, el centro de la actividad giraba en torno al elemento generador del lugar y primer centro del espacio: la fuente de Gándara”, señala Yolanda Pérez Sánchez –responsable de su texto histórico– en la obra titulada Buvette, Aguas de Mondariz, Fuente del Val, S.A., 2008.

La ‘ceiba’, árbol sagrado de Cuba

“Una de las ceremonias más importantes o fundamentales en la Regla de Ocha es hacer el ‘omiero’, el líquido lustral, compuesto por las yerbas que llevan los ‘orishas’. Esta ceremonia es muy bella y fundamental en el asiento o iniciación de un nuevo religioso, siendo ‘Osaín’ el que la preside, como dueño absoluto de montes, yerbas y bejucos. Le dedicamos el siguiente rezo: ‘Osaín alawo ewe-ko’… Es decir: ‘Osaín, dueño del color verde de las plantas, que no pase nada malo; que no haya ni muerte, ni enfermedad ni sangre, ni desvergüenza. Salud y suerte, Osaín, dueño de la manigua, mi padre’. ‘Orisha’ de la Naturaleza, la Naturaleza misma, cazador que con un solo pie, un solo brazo, ligero como el viento, maneja los arcos y las flechas con la misma maestría de un profesional, tuvo estas pérdidas por culpa de ‘Oyá’, que lo embriagó ofreciéndole el aguardiente tan querido y gustado por este ‘orisha”, escribe la reconocida etnógrafa cubana Natalia Bolívar Aróstegui en su obra Cuba. Imágenes y relatos de un mundo mágico, Ediciones ‘Unión’, Unión de Escritores y Artistas de Cuba, El Velado, Ciudad de La Habana, 1997.

La imagen del “fundador” del Balneario

“Esto explica que la certificación de las facultades curativas de las aguas, en virtud de los análisis de sus componentes químicos y la explicación científica de sus efectos sobre el organismo, no sea suficiente y que algunos tratados de la época, como las ‘Reflexiones sobre la Naturaleza’ escritas en alemán por M. Sturm, aumentadas y metodizadas por M. Luis Cousin Despréaux (1852), exalten el valor de las aguas dentro de una concepción casi teológica. Igualmente, la habitual explicación mítica de los ‘Establecimientos’ termales sobre el descubrimiento de sus aguas, relacionada con la ‘milagrosa’ curación de un animal o de los lugareños, cualquiera de ellos ‘incuestionablemente’ lejos del conocimiento científico, pretendía otorgarles una dimensión entre mágica y sagrada”, leemos en las páginas del hermoso y documentado libro Buvette –cuya responsable del texto histórico es Yolanda Pérez Sánchez–, Aguas de Mondariz. Fuente del Val, S.A., 2008.

‘Osaín’, ceremonias y misterios de la Naturaleza

“A ‘Osaín’ los religiosos le atribuyen el garabato como una de sus representaciones. Después de pagar el tributo correspondiente y encontrarlo en el monte, lo llevan para su casa y lo preparan, para que sea como un guardián de todo lo malo que pueda entrar, considerando que ‘chifla’ para avisar a su dueño; también se le representa en ‘güira’ adornada, carapacho de jicotea y otros receptáculos. Pero su verdadera representación es un bastón con dos raíces o lianas entrelazadas”, leemos en las páginas de la imprescindible monografía Cuba. Imágenes y relatos de un mundo mágico, escrita por la etnógrafa cubana Natalia Bolívar Aróstegui –con fotografías de Emilio Reyes Pérez–, Ediciones ‘Unión’, Unión de Escritores y Artistas de Cuba, El Velado, Ciudad de La Habana, 1997.

Las “villas suburbanas” y el espacio balneario

“La música está presente en casi todos los momentos de la vida del agüista, en el parque, en el comedor y en el casino o salón de fiestas, donde bailes, conciertos, representaciones teatrales, y otros espectáculos, llenaban las veladas. La búsqueda del placer en las numerosas actividades de ocio impregnaba de una frivolidad algo morbosa este modo de vida, alimentado por el deseo de superar la enfermedad y que roza, por tanto, aunque nunca se mencione, el ámbito de la muerte. Esta especie de ambigüedad consustancial al balneario, le concede un carácter especial que lo distancia de dos instituciones con las que comparte ciertas semejanzas, pero que mantienen un carácter mucho más coherente y definido: el Gran Hotel y el Hospital”, leemos en las memorables páginas escritas por Yolanda Pérez Sánchez, autora del texto histórico correspondiente a la obra titulada Buvette, Aguas de Mondariz. Fuente del Val, S.A., 2008.

‘Osaín’ y los árboles sagrados en la mitología afrocubana

“El ‘Ñangaré’, la bebida sagrada, se ofrece a ‘Olofi, Olorun y Oloddumare’ en una ‘güira’ pequeña, para comenzar las ceremonias de la regla de ‘Ocha o de Ifá’. Se perfilan sus facciones atentas y serias y sus miradas fijas en el espacio infinito del cielo. La iglesia del barrio abre sus puertas a la misa para los fieles y alrededor, se forman grupos de vecinos, creyentes y devotos, mujeres y hombres, vestidos con algún toque del color de su ‘orisha’ tutelar. En este caso prevalece, ante la Iglesia de la Regla, el azul de matices múltiples en honor de ‘Yemayá’, patrona del puerto de La Habana, dueña de los mares y de las costas, indomable y astuta en su cólera, pero justiciera y asimismo terrible”, asevera la etnógrafa cubana Natalia Bolívar Aróstegui en su imprescindible monografía Cuba. Imágenes y relatos de un mundo mágico, con fotos de Emilio Reyes Pérez, Ediciones ‘Unión’, Unión de Escritores y Artistas de Cuba, El Velado, Ciudad de La Habana, 1997.

‘Tomar las aguas’ en la temporada de Mondariz

“La nobleza y la alta burguesía del siglo XVIII intenta paliar la ‘nostalgia por el campo’, lugar de la inocencia perdida divinizado por Rousseau, con la creación de sus propias ‘vaquerías’ y otros edificios pintorescamente rústicos. James Malton, autor de un volumen dedicado a diseños de villas, publicado en 1802, afirmaba: ‘Los sabios, los virtuosamente independientes, que prefieren el puro y tranquilo retiro del campo, a las fétidas alegrías de la ciudad tumultuosa, son los que tienen las mayores probabilidades de disfrutar esa bendición de la vida, la felicidad’. Esta idea, que ha llegado prácticamente inalterable hasta hoy, está en la base del balneario”, afirma Yolanda Pérez Sánchez, responsable del texto histórico de la enriquecedora obra –documentación y fotografías de época– titulada Buvette, Fundación Mondariz Balneario. Aguas de Mondariz, Fuente del Val, S.A., 2008.

Natalia Bolívar y Emilio Reyes, etnógrafos de Cuba

“El semen en el interior de la figura de un hombre, recogido en un pedazo de algodón, el zumo de tres limones, aceite de palo, bálsamo tranquilo, adormidera, tierra de muerto y palo amansaguapo rayado. Se pone delante de ‘Elegguá’ tres días con una vela encendida y después se lleva al cementerio. Más adelante, hallamos naranjas, flores y miel con el nombre de la pareja que se quiere ‘amarrar’; también cocos, botellas de filtros mágicos y velas en un entorno que lleva la carga mágica de esta Isla nuestra, de ‘Egguns, Ikú y Ará-Onú’. Estos ‘trabajos’ son los más comunes, los llamados ‘eddi’; las uniones de la pareja evitando toda intervención que provoque separaciones y rompimientos dolorosos”, nos explica Natalia Bolívar Aróstegui en su concienzuda obra titulada Cuba. Imágenes y relatos de un mundo mágico, Ediciones ‘Unión’, Unión de Escritores y Artistas de Cuba, El Vedado, Ciudad de La Habana, 1997.