Opinión

El ‘Himno’ gallego: Eduardo Pondal y Pascual Veiga

“A música do que compuxo Pérez Camino supónse do 1860 e leva verbas de M. Barros: ‘Erte, escoita, Galicia adorada/ dos teus fillos o dóce cantar’. Andrés Muruáis dou letra para dous: un de Felipe Paz Carvajal (‘Irmáns, con entusiasmo/ cantemos a Galicia’) e outro de Piñeiro, que semella feito para a Exposición de Pontevedra: ‘Coroadas de loureiro/ hoxe as testas vemos xa’. Varela Silvari fixo un con letra de Emilia Calé e outro máis sobre a poesía de Galo Salinas: ‘Ou, Galicia, erguida a túa testa/ e da groria por vredas de honor,/ conquerindo loureiros que a cingan/ xunta ás filas da soeva rexión’, que foi adoptado pola ‘Junta de Defensa de Galicia’, e que, como o de Francisco R. Núñez, do que logo falaremos, procede xa do concurso de 1890”, nos explica el inefable e ilustre profesor, siempre presente, Xosé Fernando Filgueira Valverde, en su estudio O Himno Galego. Da ‘Marcha do Reino de Galicia’ a ‘Os Pinos’ de Veiga e Pondal, publicado por ‘Caixa de Pontevedra’, Pontevedra, 1991.

El ‘Himno’ gallego: Eduardo Pondal y Pascual Veiga

En verdad que mayor difusión tuvo el de Alfredo Brañas y Luis Taibo, si lo comparamos con los “rexionalistas” y los hombres de las ‘Irmandades da Fala”. Aquellos incluso lo propagaron en tarjetas postales. Si bien es ignorada por no escasas personas, la génesis del ‘Himno’ de Pondal y Veiga se conoce ya con gran nitidez. En la convocatoria del Gran Concurso Musical –promovido, en 1890– por el “Recreo de Artesanos” de A Coruña, con “xurado de París”, que presidió Laurent de Rille– uno de los premios se dedicaba a una “Marcha Regional Gallega”. No cabe duda que Veiga fue invitado a que escribiese una que sería ejecutada al término del certamen –el 31 de agosto–, donde “cincocentos executantes interpretarían “Os Ártabros”. Y agrega: “caso de que ninguna de las obras presentadas obtuviese el premio”.

Así, pues, acudiendo a la memoria, digamos que Pascual Veiga –discípulo, al igual que el maestro Montes, del “mestre mindoniense Pacheco”– el ya celebrado por su “Alborada”, se dirigió a Eduardo Pondal, el gran poeta de Ponteceso, solicitándole la letra del ‘Himno”. El 5 de abril el bardo gallego daba su respuesta desde sus tierras, remitiéndole el poema ‘Os Pinos’. Cariñosas fueron sus palabras, además de agregar una declaración de “galleguismo antiseparatista” y de hispanidad. Por entonces, Pascual Veiga realizó algunas objeciones sobre cómo acomodar las palabras a la melodía que estaba componiendo. El día 14 de ese mes de abril recibía las modificaciones hechas por el egregio poeta, quien le decía: “Por mucho que sus observaciones estrechen no poco la libertad rítmica del poeta, no obstante, allá va eso, con los acentos colocados en donde Vd. indicó y con el aditamento de dos estrofas más”.

“Sabemos tamén, por Lence Santar –nos recuerda el profesor Filgueira Valverde–, que a partitura de ‘Os Pinos’ está firmada por Veiga o día 13 do mes de Santiago do mesmo ano”. El hecho es que Eduardo Pondal tuvo que entregar el poema a otros compositores. Con temas suyos se presentaron dos himnos: ‘Amor da terra verde’ y ‘Desperta do teu sono, fogar de Breogán’. Medalla de plata logró el compositor de Vigo Francisco R. Núñez, con una potente partitura cuya primera estrofa es “Qué din os rumorosos”, finalizando con la de “Estima non se alcanza cun vil xemido brando”.