Lima, la “Ciudad de los Reyes”
Una vez llegado a Pachacámac, encargó a tres de los suyos, a fin de que partieran a ver por “vista de ojos” la ubicación más propicia de la costa donde la nueva ciudad podría fundarse, sugiriendo la región de Lima, que se hallaba “en comedio de la tierra”. De tal manera que, acicateando sus cabalgaduras, fueron Ruy Díaz, Juan Tello y Alonso Martín de Don Benito quienes salieron a explorar aquella comarca. Estimaron, pues, a favor del “asiento del cacique de Lima”: un lugar llano y extendido, “con muy buena agua e con leña, e tierra para sementeras, cerca del puerto de la mar, e asyento ayroso, e claro, e desconbrado”. Logrado el acuerdo general de los primeros pobladores, solemnemente se fundó la ciudad el lunes 18 de enero de 1535. Junto con el Gobernador don Francisco Pizarro, firmaron el acta el tesorero Alonso Riquelme, el ‘veedor’ García de Salcedo, el comisionado especial del Cabildo Rodrigo de Mazuelas, los testigos Ruy Díaz y Juan Tello, además del escribano Domingo de la Presa.
Acorde con el acta, se llevaron a término las rituales ceremonias que se tenían por costumbre cuando las fundaciones: trazo de la ciudad, elección del lugar para la plaza y en ella los asientos de la casa del Gobierno, el Cabildo y la Iglesia. Asimismo, el reparto de solares entre los primeros fundadores, no por sorteo –como en teoría se estipulaba–, sino más cerca o más lejos de la plaza, según el mérito o las circunstancias de cada uno. Igualmente, la denominación de la nueva ciudad, como para culminar la fundación y realizar, en el vivo organismo que veía la luz, la ceremonia cristiana del bautismo.
Transcurrido un año y medio, por carta fechada en Valladolid el 3 de noviembre de 1536, Carlos V y la Reina madre, doña Juana, confirmaron el “establecimiento” así llevado a cabo. El 7 de diciembre de 1537 el Emperador otorgó armas a la nueva ciudad, con “un escudo en campo azul con tres coronas de oro de Reyes puestas en triángulo, y encima dellas una estrella de oro, la cual cada una de las tres puntas de la dicha estrella toque a las tres coronas, y por orla unas letras de oro que digan Hoc Signum Vere Regum Est en campo colorado, y por timbre y divisa dos águilas negras de corona de oro de Reyes que se miran la una a la otra, y abracen una I y una K, que son las primeras letras de nuestros nombres propios, y encima destas dichas letras una estrella”.
Ahora bien, la pregunta es: ¿Por qué se le puso el nombre de “Ciudad de los Reyes”? No existe unanimidad alguna. Hay quienes piensan que es por los Reyes Carlos y Juana; otros, por los Reyes Magos, insinuando que fue el 6 de enero –la “Epifanía”– cuando se determinó el lugar definitivo de la ciudad. Tres coronas reales y una estrella: la de Belén.