“Me hicieron de cien años algunos minutos que se quedaron conmigo, / no cien años”, los versos de Antonio Porchia (1885-1968), poeta argentino de origen italiano, en ‘Las revelaciones desnudas’, del libro ‘Voces’, se acomoda al cántico de celebración de los 101 años, este 2 de noviembre, del nacimiento de Ida Vitale, la Penélope uruguaya de raíces también latinas, la dama capaz de tramar con finísimos hilos, con palabras, una geografía inmensa. Lo hace con una mirada atenta, elevando la voz de la experiencia a luz con la que combatir las incertidumbres de lo cotidiano, del devenir huellado de recuerdos y herido de presente. Lo hace con una sutil sensibilidad femenina. En ella, como en Porchia, todo se hace breve y preciso, lo ejemplariza este bellísimo fragmento, inteligente invitación, de su obra: “Sí, no vayamos más lejos, /quedemos junto al pájaro humilde/ que tiene nido entre la buganvilla/ y de cerca vigila./ Más allá sé que empieza lo sórdido,/ la codicia, el estrago.”