Opinión

El ‘Museo Etnográfico-Arqueológico’ del Balneario de Mondariz

“El ‘castro’ de Troña, amurallado y rodeado de un gran foso, albergaba más de treinta construcciones de diversas tipologías (cuadradas, elípticas, circulares…) y resultó rico en materiales arqueológicos. Enrique Peinador, Isidro Parga y el presidente del Patronato de Turismo, Vicente Riestra, copropietario del ‘Gran Hotel’ desde la muerte de su suegro, Ramón Peinador Vela, colaboraron con Pericot y Cuevillas en la clasificación de los objetos encontrados. Luis Pericot e Isidro Parga escriben una serie de artículos en ‘La Temporada’ sobre los hallazgos e intervenciones en la ‘citania’ que completan la información enviada a la Junta en 1931”, señala la reconocida historiadora Yolanda Pérez Sánchez en la joya artística que es la obra titulada Buvette, ‘Aguas de Mondariz. Fuente del Val, S.A.’, 2008.

El ‘Museo Etnográfico-Arqueológico’ del Balneario de Mondariz

Conviene recordar que una parte de tales hallazgos se depositaron en el Museo Etnográfico-Arqueológico, creado por los Peinador en el ámbito de la propiedad de Pías en 1904. Si repasamos las publicaciones del Balneario de Mondariz, observaremos cómo asocian este Museo con el denodado “altruismo” de los Peinador, quienes ­–con estos estimulantes proyectos– contribuían no sólo al desarrollo económico de la comarca, sino también a su dinamismo cultural. Así leemos: “Sólo juzgarán cumplida su altruista ambición, cuando la comarca que ya les debe una bien visible prosperidad, les deba también un considerable avance en las vías de la cultura. A eso ha obedecido en el orden histórico y etnográfico la fundación del Museo Regional”.

Así, pues, este Museo ­–además de las propuestas culturales de sus propietarios– asimismo expresaba una función de índole práctica, al impulsar una nueva actividad de ocio destinada a una “clientela”, en su mayoría perteneciente a una “clase alta” y, por ende, culta. Desde luego, se puede considerar el primer Museo Etnográfico de Galicia, donde se reclamaba la creación de museos de diferentes materias, sobre todo de uno dedicado a la Etnografía. Evoquemos aquel año 1924, cuando el estudioso gallego Antón Villar Ponte publica en el periódico El Sol de Madrid un artículo que manifiesta la labor pionera así como la excepcionalidad del Museo de los Peinador. “Nosotros pensamos –escribe–, de acuerdo con la propuesta años atrás por el arquitecto Antonio Palacios, que en Galicia son precisos tres museos: uno de arte moderno, en A Coruña; otro, de arqueología y arte antiguo, en Santiago de Compostela, y otro, de artes industriales y de industrias artísticas, en Vigo”.

“Pero, esto aparte –prosigue el señero “galleguista” Antón Villar Ponte– creemos que lo más esencial para Galicia sería intentar, antes que nada –o al menos de un modo simultáneo– la creación de un Museo Etnográfico que, desde hace tiempo, vienen pidiendo coterráneos tan autorizados como el arqueólogo Maciñeira, el ingeniero Del Cueto y el profesor Risco. Siendo el nuestro un país de tradiciones, costumbres y usos tan originales, es inconcebible que no cuente aún con un verdadero Museo de tal categoría. Fuera de lo que Enrique Peinador ha hecho por su solo esfuerzo individual, merecedor de los supremos galeatos, en el poético rincón de Pías, Mondariz, nada se ha intentado a este respecto”.