La cantante y compositora de Benín Angélique Kidjo
“Ha cumplido su sueño de niña: ser cantante y viajar por el mundo. Su abuela le dio un consejo que marcó su determinación: ‘No puedes ser querida por todos. No permitas a nadie definir quién eres y quién quieres ser’. Angélique Kpasseloko Hinto Hounsinou Kandjo Manta Zogbin Kidjo nació en Ouidah, en Benín, en 1960. A los seis años recibió su primera ovación en el teatro que dirigía su madre y a los veinte era ya una cantante profesional cuyo primer álbum tituló Pretty. Fue el comienzo de una meteórica carrera que la ha convertido en la diva y decana del ‘pop’ africano”, leemos en las páginas del hermoso libro Africanas (50+1 mujeres en el mundo), editorial ‘Mundo Negro’, 2024, cuyos autores son Carla Fibla García-Sala y Javier Fariñas Martín, ilustrado por Tina Ramos Ekongo.
Hemos de recordar que su evolución artística ha ido del “jazz” al góspel, hiphop, “zouk”, samba, rumba congoleña, salsa, “funk”, con la presencia de los cinco idiomas que habla con fluidez y, además, mediante una forma de lenguaje que ella misma inventa. A modo de ejemplo, digamos que “batonga” –vocablo que concedió a una de sus canciones más populares, en 1991, cuyo significado es “quítate de encima, puedo ser quien quiera”– fue una de sus palabras plenas de éxito.
La familia de Angélique Kidjo determinó huir del dictador Mathieu Kérékou durante la noche y sin salvoconducto. Afortunadamente, la popularidad manifiesta de Kidjo les permitió abandonar el país por coincidir con un oficial que era “fan” de la artista.
El hecho es que alcanzaron las tierras de Francia donde, además de continuar su formación musical, conoció al productor Jean Hébrail, con quien poco tiempo después se casaría. “El que no conoce el fracaso, no conoce el éxito”, expresó Kidjo al Finantial Times, al evocar que, si bien contaba con una familia en la que se creía en la igualdad entre el hombre y la mujer, debió enfrentarse al “acoso escolar” a lo largo de su adolescencia. Eran diez hermanos –tres de ellos, mujeres– y todos ellos recibieron educación superior. La cantante Kidjo, por ende, ha entregado su vida a pulverizar estereotipos y prejuicios establecidos, siempre actuando con artistas de edades y géneros diferentes.
“La música es un idioma, algo poderoso y transformador que compartimos y en el cual agregamos nuestra creación –asevera Kidjo–. Nunca dejé que los límites me impidieran crear y llevar la música más allá”. Palabras confesadas al diario The Guardian. Encomiada por su generosidad y fuerza arrolladora en todo aquello que experimenta, la artista mantiene una trayectoria muy firme. Obtuvo cinco premios ‘Grammy’, llevando a término no pocos homenajes a la música tradicional de África. Singularmente, a su admirada y famosa Miriam Makeba. Asimismo, a Talking Heads o a la simpática Celia Cruz.
Angélique Kidjo vive en Nueva York, pero permanece sin tregua con la conciencia y atención crítica en el tumultuoso mundo que nos toca vivir. Desde hace muchos años sigue cantando temas relacionados con “sinhogarismo”, medioambiente, libertad e integración. La artista beninesa en 2021 publicó Mother Nature. Desde 2002 es “embajadora de buena voluntad” de UNICEF y ha creado la Fundación ‘Batonga’.