EN EL LIBRO ‘WE CAME ALONE. SOLOS EN AMéRICA’, QUE SE PRESENTó EN MADRID Y EN NUEVA YORK

Españoles en el Mundo reúne testimonios de los ‘niños de la guerra’ que fueron a Estados Unidos

La Fundación Ramón Rubial-Españoles en el Mundo, que dirige Ricardo Cortés, ha recuperado y publicado una veintena de testinomios de los 40 ‘niños de la guerra’ que tuvieron como destino Estados Unidos (EE UU), un grupo al que apenas se recordaba cuando se hablaba de este colectivo y que tuvo en la sociedad de acogida un destino bastante más amable que el de los que se dirigieron a otras partes del mundo a consecuencia de la Guerra Civil. Están recogidos en el libro ‘We Came Alone. Solos en América’, que el pasado miércoles se presentó en Madrid, en español, y en Nueva York, en inglés.
Españoles en el Mundo reúne testimonios de los ‘niños de la guerra’ que fueron a Estados Unidos
 Patricia del Coso observa a Germinal Luis Fernández, que firma un libro.
Patricia del Coso observa a Germinal Luis Fernández, que firma un libro.

La Fundación Ramón Rubial-Españoles en el Mundo, que dirige Ricardo Cortés, ha recuperado y publicado una veintena de testinomios de los 40 ‘niños de la guerra’ que tuvieron como destino Estados Unidos (EE UU), un grupo al que apenas se recordaba cuando se hablaba de este colectivo y que tuvo en la sociedad de acogida un destino bastante más amable que el de los que se dirigieron a otras partes del mundo a consecuencia de la Guerra Civil. Están recogidos en el libro ‘We Came Alone. Solos en América’, que el pasado miércoles se presentó en Madrid, en español, y en Nueva York, en inglés.

El libro fue presentado en Madrid por Jimena Sanclemente, directora de Proyectos de la Fundación, Germinal Luis Fernández, uno de los protagonistas de la historia, y Carlos Iglesias, el director de la película sobre emigración ‘Un franco, 14 pesetas’. Entre los asistentes al acto estaba el presidente de la Fundación, Eduardo Gómez Basterra.
En la presentación en Nueva York, explicó Sanclemente, los representantes de la Fundación –en este caso Marisa Ruiz, responable de Comunicación– también contaron con la presencia de Felipe Llerandi, otro de estos ‘niños de la guerra’ que viajaron en los barcos portugueses ‘Serpa Pinto’ y ‘Nyassa’ y llegaron a Estados Unidos en el verano de 1942, y cuya historia se halla en esta recopilación de testimonios para la que la Fundación ha contado con la colaboración del Ministerio de la Presidencia.
En esta recopilación de vivencias se encuentran, contados en primera persona, los recuerdos y experiencias en el viejo y nuevo mundo, los desafíos y nuevos retos a los que se tuvieron que enfrentar gran parte de esos 40 niños que, como consecuencia directa de la Guerra Civil española y tras pasar una breve temporada en Francia, fueron trasladados a Estados Unidos por la American Friends Service Comité [AFSC] en el programa ‘One Thousand Children’ que impulsara en su momento el presidente Roosevelt.
Ellos, como otros niños que salieron de España, también tuvieron que separarse de sus familias y también llegaron a un país extraño, con un idioma diferente, pero su destino fue mucho más amable que el de otros grupos de este colectivo que se dirigieron a otros países.


En contacto
Sanclemente recordó que rumbo a EE UU salieron 40 niños españoles y otros 40 de otras nacinalidades y que entre los españoles abundaban los asturianos y sólo unos pocos eran huérfanos, los demás tuvieron que separarse de sus familias, para lo que los padres tuvieron que dar su consentimiento. También resaltó que a pesar de haber transcurrido más de cuatro décadas desde que llegaron a EE UU muchos de los componentes de este grupo se mantenían en contacto entre sí y de hecho se buscaron entre ellos para preparar la publicación.
Algunos ya no hablaban español y sus testimonios, escritos en inglés, fueron traducidos por otros miembros del grupo o sus descendientes. Sus historias son muy diferentes; algunos pudieron ver a sus familias al cabo de algunos años y otros no volvieron a verlas.
No obstante, la responsable de Programas de Españoles en el Mundo resaltó que los niños fueron bien acogidos, en familias con recursos, de cuáqueros, y muchos de ellos cursaron estudios.
También señaló que el libro se distribuirá y divulgará a través de los centros y asociaciones españoles en el extranjero y que el objetivo de éste y otros proyectos de la Fundación es recuperar la memoria histórica. En este sentido anunció que tienen en proyecto para el próximo año otra recopilación de testimonios, en esta ocasión de exiliados y en soporte audiovisual.


Interesados en el proyecto

Dentro de la Fundación, la responsable de coordinar ‘We came alone. Solos en América’ fue Patricia del Coso, filóloga, quien recuerda que fueron los propios protagonistas los que contactaron con la Fundación y que la idea empezó a cuajar con Felipe Llerandi y también con Corsino Fernández, que contactaron con otros miembros del grupo interesados en el proyecto. Hay una veintena de testimonios porque algunos miembros del grupo ya han fallecido y otros resultaron ilocalizables.
Del Coso observa que casi todos los que tenían familia llegaron a contactar con ella, aunque fuese quince años después, pero se quedaron a vivir en distintos estados de EE UU.
Según Del Coso, el proceso de elaboración del libro ha durado alrededor de un año. Los protagonistas tuvieron total libertad para escribir, cuando fue necesario traducirles del inglés lo hicieron miembros de propio grupo y los testimonios se han publicado completos. “El exilio inicial es contado con los ojos de esos niños que eran al salir; son conscientes de la separación pero al mismo tiempo la viven como una aventura. Los que eran más mayores [uno de los requisitos era que no tuviesen más de 12 años] ofrecen un testimonio más desgarrado”, valora.
También señala que algunos de ellos ya habían escrito un testimonio para sus nietos, por lo que tenían el trabajo en gran parte hecho y que además de Madrid eligieron Nueva York para la presentación del libro porque es adonde llegaron los niños y fueron acogidos y posteriormente distribuidos entre diferentes familias por la Edwing Gould Foundation, que todavía trabaja con niños. También que las familias de acogida tuvieron claro su papel y no sólo no intentaron quedarse con los niños sino que en algunos casos les ayudaron a contactar con sus familiares.


Carlos Iglesias prepara otra película sobre el éxodo

Por su parte, Carlos Iglesias anunció que está preparando otro proyecto cinematográfico relacionado con la emigración y el exilio, inspirado, dijo, por un profesor que tuvo en la Escuela de Arte Dramático, que fue uno de los ‘niños de la guerra’ que fueron a Rusia.
Explicó que para documentarse ha hablado con más de treinta familias, en la mayoría de los casos con gente mayor, de más de 80 años, y que se rodará en Bulgaria, recreando la Rusia central del momento. “He tenido mucha documentación pero nadie me habló de este grupo de niños que fue a EE UU”, reconoció, señalando que supo de ellos a través del libro que se presentaba y que “de las historias que he conocido de las más trágicas son las de Rusia”.
Iglesias, que entró en contacto con la Fundación Españoles en el Mundo porque “ha paseado” su película por gran parte de Sudamérica, cree que “la ficción llega más que cualquier documental que se pueda hacer sobre este tema” y dice perseguir con estos trabajos que sus hijos “sepan que hemos sido un país de emigrantes y que se bajen los humos de nuevos ricos” que considera que han surgido ante la inmigración.

El testimonio de Germinal Luis Fernández

Germinal Luis Fernández asistió feliz a la presentación en Madrid de su historia y la de sus compañeros de viaje. Nació en Barcelona en 1930, de padre castellano, metido en política, y madre andaluza; hoy vive en Venezuela y tiene familia repartida por medio mundo.
Recuerda que viajó a Francia porque su madre consiguió que lo reclamase el tío de una amiga suya, haciéndose pasar por su sobrino. Allí logró reunirse con sus padres, que vivieron nuevamente situaciones precarias cuando se quedaron sin papeles.
Su madre, que esperaba otro hijo, tuvo noticias de un grupo que repartía ropa infantil; eran los cuáqueros, que invitaron a los niños a salir del país. Sus padres decidieron sacarle a él, que entonces tenía 11 años.
Recuerda que fueron bien recibidos por las familias que los acogieron, que nunca trataron de adoctrinarles, que pudieron formarse y que él, cuando tenía 14 años, trabajaba en una granja durante el verano y conducía un tractor.
También que al cabo de los años se reunió con su padre en Venezuela, donde se estableció y tuvo hijos, así como que en el período en el que estuvo separado de su familia tuvo una hermana, Jacqueline, a la que no conoció pues se ahogó cuando tenía dos años.Germinal Luis Fernández asistió feliz a la presentación en Madrid de su historia y la de sus compañeros de viaje. Nació en Barcelona en 1930, de padre castellano, metido en política, y madre andaluza; hoy vive en Venezuela y tiene familia repartida por medio mundo.
Recuerda que viajó a Francia porque su madre consiguió que lo reclamase el tío de una amiga suya, haciéndose pasar por su sobrino. Allí logró reunirse con sus padres, que vivieron nuevamente situaciones precarias cuando se quedaron sin papeles.
Su madre, que esperaba otro hijo, tuvo noticias de un grupo que repartía ropa infantil; eran los cuáqueros, que invitaron a los niños a salir del país. Sus padres decidieron sacarle a él, que entonces tenía 11 años.
Recuerda que fueron bien recibidos por las familias que los acogieron, que nunca trataron de adoctrinarles, que pudieron formarse y que él, cuando tenía 14 años, trabajaba en una granja durante el verano y conducía un tractor.
También que al cabo de los años se reunió con su padre en Venezuela, donde se estableció y tuvo hijos, así como que en el período en el que estuvo separado de su familia tuvo una hermana, Jacqueline, a la que no conoció pues se ahogó cuando tenía dos años.Germinal Luis Fernández asistió feliz a la presentación en Madrid de su historia y la de sus compañeros de viaje. Nació en Barcelona en 1930, de padre castellano, metido en política, y madre andaluza; hoy vive en Venezuela y tiene familia repartida por medio mundo.
Recuerda que viajó a Francia porque su madre consiguió que lo reclamase el tío de una amiga suya, haciéndose pasar por su sobrino. Allí logró reunirse con sus padres, que vivieron nuevamente situaciones precarias cuando se quedaron sin papeles.
Su madre, que esperaba otro hijo, tuvo noticias de un grupo que repartía ropa infantil; eran los cuáqueros, que invitaron a los niños a salir del país. Sus padres decidieron sacarle a él, que entonces tenía 11 años.
Recuerda que fueron bien recibidos por las familias que los acogieron, que nunca trataron de adoctrinarles, que pudieron formarse y que él, cuando tenía 14 años, trabajaba en una granja durante el verano y conducía un tractor.
También que al cabo de los años se reunió con su padre en Venezuela, donde se estableció y tuvo hijos, así como que en el período en el que estuvo separado de su familia tuvo una hermana, Jacqueline, a la que no conoció pues se ahogó cuando tenía dos años.