DESTACA EL COMPROMISO DE LA JUNTA CON LA COOPERACIÓN AL DESARROLLO, AL QUE DESTINA 13 MILLONES

Mañueco recibe a seis jóvenes de Panamá que aprenden técnicas agrícolas en la región

El consejero de Interior y Justicia, Alfonso Fernández Mañueco, recibió la semana pasada a un grupo de seis jóvenes de la comunidad Naso Teribe de Panamá que se forman en Castilla y León como agricultores y ganaderos gracias a un programa de la Junta, a través de la Fundación Cooperación y Ciudadanía
Mañueco recibe a seis jóvenes de Panamá que aprenden técnicas agrícolas en la región
 Alfonso Fernández Mañueco y Félix Colsa, con el grupo de jóvenes de la comunidad Naso Teribe de Panamá.
Alfonso Fernández Mañueco y Félix Colsa, con el grupo de jóvenes de la comunidad Naso Teribe de Panamá.
El consejero de Interior y Justicia, Alfonso Fernández Mañueco, recibió la semana pasada a un grupo de seis jóvenes de la comunidad Naso Teribe de Panamá que se forman en Castilla y León como agricultores y ganaderos gracias a un programa de la Junta, a través de la Fundación Cooperación y Ciudadanía. En este encuentro conoció de primera mano el resultado de este proyecto de educación para el desarrollo, que permitirá después a estos jóvenes divulgar en su tierra sus nuevos conocimientos con un efecto multiplicador.
Fernández Mañueco puso este programa como ejemplo del compromiso de la Junta de Castilla y León con las políticas de cooperación al desarrollo. Recordó que desde que Juan Vicente Herrera es presidente del Gobierno regional las partidas para cooperación al desarrollo se han triplicado, al pasar de cuatro millones en 2001 a más de 13 en 2010. Además, esta legislatura la suma supera los 51 millones de euros, cerca del doble de lo destinado a esta materia la legislatura pasada, incremento que permitirá financiar más de 350 proyectos en países de Iberoamérica, África y Asia y beneficiar a más de cuatro millones de personas.
El consejero de Interior y Justicia, que estuvo acompañado del director general de Políticas Migratorias y Cooperación al Desarrollo, Félix Colsa, animó a los seis jóvenes Naso Teribe, tres chicos y tres chicas de entre 16 y 19 años de edad, a contribuir con este programa al desarrollo de su Comunidad. Los alumnos, por su parte, mostraron su agradecimiento a Castilla y León.
Desde mediados de enero, los seis jóvenes se han formado teóricamente por las mañanas en el Instituto de Educación Secundaria Campos Torozos, centro de la Junta de Castilla y León ubicado en Medina de Rioseco (Valladolid) y, ya por la tarde, han desarrollado su capacitación agrícola y ganadera en el Centro La Santa Espina.
Su formación se ha completado los fines de semana con talleres para trabajar la madera, el barro, como el pasado fin de semana en Jiménez de Jamuz (León), la forja o de cómo se hace el pan, clases que han alternado también con visitas turísticas y culturales.
Durante su visita a la Consejería de Interior y Justicia y en toda su estancia en Castilla y León, los seis jóvenes han estado acompañados por María Ángeles Delegado, doctora en Antropología Iberoamericana que realizó la selección de jóvenes en la comunidad de origen. El proyecto se completará con el efecto multiplicador que se iniciará con la llegada de los seis jóvenes a su tierra, donde aplicarán su nueva formación, tanto teórica como práctica, en el contexto de los Naso Teribe instruyendo al resto de su comunidad.
Los seis jóvenes, a los que el miércoles les despedirán con una fiesta en el IES Torozos de Medina de Rioseco, son Ronald González, Abimael Aguilar, Ovidio Otero, Aída Torres, Yanixel Aguirre y Nidia Salinas. Los Naso Teribe están localizados al noroeste de Panamá, concretamente al oeste de la provincia de Bocas del Toro en un área de 1.300 kilómetros cuadrados con alrededor de 3.500 habitantes. Esta comunidad está regida por un rey, interlocutor válido ante el Gobierno panameño, aunque las decisiones importantes para la comunidad se debaten en una asamblea con representación de las principales familias.
Practican la agricultura y pesca de subsistencia y habitan en casas de madera con techos de hojas de palma que, generalmente, están situadas en lugares altos para protegerse de las fuertes crecidas del río Teribe, del que la comunidad recibe su nombre.