Tras hacer un máster con esta beca, montó, junto a su marido, un taller de electromecánica

Agustina Patiño, beneficiaria de una BEME: “Con la beca tenías cierto margen para poder sobrevivir unos meses”

Agustina Patiño llegó a Galicia en el año 2019 desde Argentina con una beca BEME (Bolsa Excelencia Mocidade Exterior) para cursar un máster en Dirección de Proyectos de la Universidad de Santiago de Compostela, en el Campus de Lugo.

Agustina Patiño, beneficiaria de una BEME: “Con la beca tenías cierto margen para poder sobrevivir unos meses”
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Rodríguez Miranda charla con Agustina Patiño, durante la visita a su taller.

Ella nació en Argentina pero por el trabajo de su padre, la familia se trasladó a Galicia cuando ella tenía dos años. Aquí paso su infancia y gran parte de la juventud hasta que a los 18 años la familia regresa a su país natal.

Ya una vez acabada la carrera y con su pareja y su hija quiere regresar a Galicia. “Me enteré por mi hermana de la beca porque ella también quería volver y esto fue el impulso”, destaca Agustina que explica que “cuando surgió la oportunidad yo dije si sale la beca nos vamos, si no, seguiremos ahorrando para venir”.

“A la hora de emigrar –subraya– te quieres garantizar donde vivir y un trabajo” y además hay que hacer frente “a los gastos de los pasajes y la mudanza y con la beca tenías cierto margen para poder sobrevivir unos meses”. Esto es muy importante, “sobre todo, cuando uno viene en familia. Con una niña de año y medio, las logísticas son diferentes”.

Una vez finalizado el máster de Dirección de Proyectos, Agustina, junto con su pareja Agustín Cierne, deciden montar un taller de electromecánica, ya que era el trabajo que él hacía en Argentina y es la tercera generación de mecánicos. En ese momento solicitan la ayuda para el fomento del autoempleo y la actividad emprendedora, de la Consellería de Emprego, Comercio e Emigración, y la de Emega, de la Dirección Xeral de Promoción da Igualdade.

El negocio ya lleva más de un año abierto. “Tomar la decisión de montar el taller –asegura Agustina– fue fácil porque era una decisión que teníamos desde hacía tiempo pero fueron meses de mucha incertidumbre, contratos, buscar ayudas, conseguir financiación y armar una buena estrategia para poder ponerlo en marcha”. “Los primeros meses –recuerda– fue levantar la persiana y ver cómo nos iba en una ciudad que para nosotros era relativamente nueva, donde no conocíamos a nadie ni nadie nos conocía y es difícil generar la confianza en el cliente en un servicio tan sensible como este porque traes tu coche que lo usas para todo”.

“Para nosotros –reconoce– era muy importante poder generar esa confianza con el cliente desde el principio, que supiera que tenemos la experiencia y que podemos brindar un servicio de calidad. Lo maravilloso de esto es que luego el boca a boca es lo que realmente te hace crecer y que empiecen a funcionar bien las cosas. El primer momento es el más difícil, pero estamos muy contentos”.

Aunque el comienzo fue complicado, el negocio va bien y han podido ampliar la plantilla. En estos momentos tienen contratadas a otras dos personas y están buscando una más porque necesitan mano de obra cualificada porque “los coches poco a poco van evolucionando y va siendo más complejos repararlos”, asegura Agustín.

Pero esta pareja, cuya segunda hija ya nació en Galicia, quiere ir más allá y su idea es formar un equipo de competición en la modalidad de karting, ya que ellos se conocieron en el ámbito del deporte del motor y tienen experiencia de diferentes competiciones.