IMPULSADO POR UN SOCIO, CONTIENE FIGURAS DE PERSONAJES HISTÓRICOS DEL ASENTAMIENTO DE ESPAÑA EN ÁFRICA

Ajedrez histórico de la Casa de Castilla en Melilla

El pasado mes de febrero se inauguró la exposición escultórica del Ajedrez Histórico de Melilla en el patio interior del Hospital del Rey, edificio del siglo XVIII, restaurado como el actual archivo municipal, en la Ciudadela de Melilla La Vieja. Esta exposición está subvencionada por la Consejería de Economía, Empleo y Turismo de la Ciudad Autónoma de Melilla, en virtud del programa de ayudas al fomento de la Artesanía de 2009 de esta Consejería que, además, cuenta con la colaboración de la Fundación Melilla Ciudad Monumental y el apoyo de la Casa de Castilla y León en Melilla, según explican en este texto Juan José Florensa y Jesús Zan López.
Ajedrez histórico de la Casa de Castilla en Melilla
 La Reina.
La Reina.
El pasado mes de febrero se inauguró la exposición escultórica del Ajedrez Histórico de Melilla en el patio interior del Hospital del Rey, edificio del siglo XVIII, restaurado como el actual archivo municipal, en la Ciudadela de Melilla La Vieja. Esta exposición está subvencionada por la Consejería de Economía, Empleo y Turismo de la Ciudad Autónoma de Melilla, en virtud del programa de ayudas al fomento de la Artesanía de 2009 de esta Consejería que, además, cuenta con la colaboración de la Fundación Melilla Ciudad Monumental y el apoyo de la Casa de Castilla y León en Melilla, según explican en este texto Juan José Florensa y Jesús Zan López.
Las piezas de este ajedrez, realizadas en plastilina dura, a tamaño natural, están basadas en personajes representativos de elementos heráldicos e históricos del contexto de la Melilla de finales del siglo XV. El proyecto cultural se basa en la idea de Juan José Florensa Conesa, y ha sido realizado por el escultor José Gámez Cano. Entre las piezas de este ajedrez destaca la figura de la reina, representada por Isabel I de Castilla.
Haciendo un poco de historia, fue precisamente el año 1497, el de la ocupación de Melilla, cuando Luis Ramírez de Lucena, un estudiante de la Universidad de Salamanca, publica ‘Repetición de Amores y Arte de Axedres’. El salmantino diserta sobre el amor, y compara la transición que iba a dar lugar en el juego de ajedrez a finales del siglo XV, del Juego Antiguo al Juego Nuevo, en donde se definirían fundamentalmente el nuevo papel de la dama y el alfil, por lo que el Juego Antiguo quedaría completamente obsoleto en España e Italia a partir del año 1510.
Un estudio del investigador José Antonio Garzón Roger  acredita el origen valenciano del ajedrez moderno a partir de la incorporación, en el siglo XV, de la figura de la reina, la pieza más poderosa del tablero. La poderosa Isabel la Católica fue la inspiradora de la figura de la reina en el ajedrez moderno. Esta teoría es defendida por el historiador holandés Govert Westerveld – cronista oficial de la villa de Blanca (Murcia).
La influencia del poder de la Reina de Castilla en la vida socio-política de la época, provocó la introducción de esta figura, la revitalización de las partidas y la creación de unas nuevas normas de juego. Además, cuando los judíos fueron expulsados de la Península, contribuyeron a divulgar el ajedrez moderno por toda Europa. El poema valenciano ‘Scachs d\'amor’, el primer documento sobre ajedrez moderno datado hacia el año 1474, constata la aparición de una nueva pieza que puede moverse a lo largo y ancho del tablero de ajedrez.
Emparentados los Reyes Católicos con el Duque de Medina Sidonia, a quien llamaban ‘Duque Primo’, y habiendo sucedido bajo su reinado el acontecimiento histórico de la ocupación de Melilla, estas figuras son definidas obviamente, como los personajes protagonistas del rey y la reina del Ajedrez Histórico de Melilla Siglo XV.
Todo ello se enmarca en el contexto histórico de la empresa africana, a impulso de la Reconquista del Reino de Granada en 1492, a fin de volver a la situación del reino visigodo, anterior a la traición del Conde Don Julián y, como respuesta cristiana a la toma de Constantinopla por los turcos en 1453.
Ese posicionamiento del tablero de ajedrez que es el Mar Mediterráneo entre los Imperios Español y Otomano, que llegaría en Europa hasta el Danubio, se convierte en una partida que a la larga quedaría en tablas, tras la batalla de Lepanto en 1571. El ‘mare nostrum’ se había convertido en nido de la piratería berberisca, que por entonces asolaba las costas españolas, y en este contexto se entendería la acción africana como estrategia defensiva, atención que después sería limitada con Carlos I, en el siglo XVI, interesado más en sus posesiones de Europa y América.
Isabel I de Castilla nació el 22 de abril de 1451 en Madrigal de las Altas Torres y moriría el 26 de noviembre de 1504 en Medina del Campo, cumpliéndose en el año 2004 quinientos años de la efeméride de su muerte. Su reinado, de 1474 a 1504, constituye uno de los periodos de mayor importancia en la historia de Castilla y de la Península Ibérica en general.
En la actualidad esta controvertida mujer tiene un proceso de beatificación incoado desde el año 1957, pasando a Roma en 1972, aprobándose la ‘Positio super virtutibus’ en 1990. El proceso se ha visto retardado no sólo por la muerte de su promotor, Vicente Rodríguez Valencia, sino también por otras cuestiones, tales como las acusaciones de antisemitismo, dudas sobre la actuación ante la evangelización americana, y la instauración de la Inquisición.
El Arzobispado de Valladolid ha creado una comisión de historiadores para dar luz sobre la verdad histórica. Isabel fue mujer muy culta, dominaba media docena de lenguas, incluidos latín y griego. En el aspecto social, creó los primeros hospitales de guerra de la historia, adelantándose en siglos a la Cruz Roja; desarrolló un sistema de pensiones para huérfanos y viudas; un plan de Educación dirigido especialmente a mujeres; impulsó el desarrollo de las Ciencias, gratuidad de estudios para los pobres, y se convirtió en protectora y propulsora de las Bellas Artes.
Las grandes empresas del Reino –Guerra civil, Guerra de Granada, Viaje de Colón a las Indias, la política matrimonial que uniría las Coronas de España con Portugal y Alemania, y la acción Evangelizadora en América y África–, fueron planeadas e ideadas por Isabel. Muchos de sus detractores, o no han leído su genial testamento, o lo disimulan. Posiblemente sea la primera gran feminista de la historia de Europa.
La pieza del Rey representa a Fernando II de Aragón, nacido en Sos el 10 de mayo de 1452 y murió en Madrigalejo el 23 de enero de 1516. El contexto de la empresa africana comienza con la ocupación de la ciudad de Melilla en 1497.
El alfil es Don Pedro de Estopiñán y Virués, que entró desde muy joven al servicio de la Casa de Medina Sidonia, con el II Duque,  dando gallardas muestras de su valor personal en las atrevidas empresas guerreras.
A petición de los Reyes Católicos, el III Duque de Medina Sidonia envía a su Comendador para que ocupe la plaza de Melilla. Pedro de Estopiñán ya había efectuado incursiones en dicha ciudad a finales de 1496 o principios de 1497, disfrazado de mercader en compañía del Maestre de Artillería Francisco Ramírez de Madrid; corroborando los informes de que se trataba de un lugar desierto y abandonado.
Sale del puerto de Sanlúcar de Barrameda con 500 hombres, en la flota que iba a ser destinada al tercer viaje de Colón, desembarcando en las costas africanas, frente a Melilla, en la madrugada del 17 al 18 de septiembre de 1497. Falleció el 3 de septiembre de 1505, y su cuerpo se halla enterrado en la Iglesia del Monasterio de Guadalupe.
El caballo se representa con un  Dragón, que aparece de perfil como adorno exterior en la punta del escudo, pero fuera de él, en sinople, aparece con lengua bífida de color rojo y una lanza introducida en la boca de color madera.
Las crónicas de los Duques de Medina Sidonia, de Pedro de Medina, hacen referencia a un hecho glorioso de Don Alonso Pérez de Guzmán ‘El Bueno’ –nacido en León 1256, y muerto en Gaucín 1309, la casa de los Guzmanes está en el pueblo burgalés, próximo a Roa de Guzmanes–, ilustre antepasado de la Casa Ducal, destacado por la historia como uno de los caballeros más notables de su tiempo, al dar muerte a un dragón que merodeaba por las afueras de Fez, en el tiempo que nuestro protagonista servía en la Corte del Sultán merinita, Ben Yacub (1286-1307).
La torre representa la gesta de Guzmán El Bueno, que siendo Alcaide de la Plaza de Tarifa, corriendo el año de 1294, por haber sido su hijo primogénito, Pedro Alonso de Guzmán, capturado o entregado a los benimerines merced al traidor Infante Don Juan de Castilla, hermano del Rey Sancho IV, y amenazando con dar muerte al pequeño Guzmán, si no rendía o entregaba la Plaza.
En respuesta de ello y, como si de un nuevo Abraham bíblico se tratase sacrificando a su hijo, arrojó su propio puñal en un heroico gesto para que le dieran muerte, permitiendo el noble guerrero el sacrificio, antes que faltar al juramento de su Rey de conservar la Plaza de Tarifa.
De su linaje desciende la Casa Ducal Medina Sidonia figurando en la parte superior de su escudo sobre la corona Ducal la torre almenada de Tarifa en actitud de lanzar un puñal acompañado de una cinta alada con la Divisa: “Conviene que el padre anteponga la Patria a los hijos”.
Finalmente, el peón recuerda las mesnadas de Pedro de Estopiñán y Virúes, y Martín de Bocanegra, ambos Comendadores de esta Casa. Recibieron, a principios del año 1498, la orden de dirigirse a la ciudad de Alcalá de Henares con el objeto de concretar las condiciones que en lo sucesivo regularía “la guarda e proveimiento de la cibdad de Melilla”. El interés de la Corona en conservar la ciudad, culminó con la firma del Asiento de Alcalá de Henares el 13 de abril de 1498.
Considerado por tanto, como el primer presupuesto de la Ciudad de Melilla, se mantuvo en esta situación hasta el año 1556 que pasaría a depender directamente de la Corona. En dicho presupuesto se detallan los gastos de personal y material con un montante global de 5 cuentos de maravedís (5 millones de mrvs.).
Del total de los 700 hombres destacados en Melilla, 279 los facilitaría la Casa Real, y 421 correrían a cargo del Duque; de éstos últimos, 300 serían ballesteros de su mesnada, a los que tendría que pagar con 14 maravedíes cada día, según recogen los libros de la época.