El acto estuvo organizado por el Arquivo da Emigración Galega

Especialistas de cinco países europeos analizan el papel de las iglesias en los movimientos migratorios tras la II Guerra Mundial

La asistencia social prestada por las diferentes confesiones religiosas durante los movimientos migratorios producidos en Europa después de la II Guerra Mundial tuvo múltiples formas: asistencia humanitaria, actividades de ocio y tramitación de documentación, entre otras. Sobre ellas ahondaron especialistas de Italia, Francia, Portugal, Suiza y España en la jornada ‘Migraciones, asistencia social e iglesias en la Europa de la posguerra’, organizada por el Arquivo da Emigración Galega (AEG) do Consello da Cultura Galega (CCG).

Especialistas de cinco países europeos analizan el papel de las iglesias en los movimientos migratorios tras la II Guerra Mundial

Durante el acto, que se celebró los días 23 y 24 de mayo, el vicepresidente del Consello y director del Arquivo da Emigración Galega (AEG), Xosé Manoel Núñez Seixas, destacó la atención que “dentro del CCG siempre se prestó a la diáspora gallega”.

La jornada arrancó con la intervención de Matteo Sanfilippo, de la Università della Tuscia (Italia), quien profundizó en la labor de la Santa Sede durante la II Guerra Mundial y en los años inmediatamente posteriores. En 1943, llegaron “a la ciudad de Roma una masa de fugitivos impulsados por el avance de los aliados y de los romanos, que vieron sus hogares destruidos por el bombardeo de la capital”, explicó al comienzo de su relatorio. Según los datos oficiales, en la primavera de 1944 había 70.000 personas refugiadas en Roma, aunque los funcionarios “descubren que la ciudad acoge por lo menos a 200.000”, una cifra que aumenta hasta los “300.000, tal vez incluso 500.000, entre 1945 y 1946”. Tras ahondar en este flujo migratorio, Sanfilippo explicó el modo en que, a partir de 1943, la Santa Sede “afrontó el problema de los refugiados en su propia ciudad para luego exportar las soluciones encontradas a toda Italia y al resto de Occidente”. En esta labor, fue esencial el “trabajo desarrollado junto a organismos italianos e internacionales interesados en el mismo problema”, recalcó.

La asistencia prestada por la Santa Sede y la Iglesia de Jerusalén a los refugiados palestinos desde el año 1948 fue el tema central sobre el que giró la intervención de Maria Chiara Rioli (Università degli Studi di Modena e Reggio Emilia), después de que intervino María José Fernández Vicente, de la Université de Bretagne Occidentale. En su relatorio, Chiara ahondó en el “papel que desempeñaron las misiones católicas españolas en la asistencia a la colonia de españoles emigrados en Francia durante los llamados Treinta Gloriosos”, un período que comprende de 1945 a 1975. Por su parte, Fernández Vicente comenzó explicando la configuración y las características de la colonia migratoria en Francia para, posteriormente, centrarse en cómo se gestó la labor asistencial de la Iglesia Católica española en el país galo. Las diferentes tareas asistenciales prestadas por la red de Misiones Católicas existente en la Francia de estas décadas, los principales obstáculos con los que se encontraron y las estrategias que buscaron para solucionarlos fueron los ejes principales de su relatorio. Así mismo, analizó las relaciones de estas misiones “con la trama asistencial vinculada a la política migratoria franquista puesta en marcha por el Instituto Español de Emigración”.

José Ramón Rodríguez Lago y Luís Domínguez Castro pronunciaron el relatorio ‘Iglesia y migración a Europa en la Galicia de los años cincuenta’. Rodríguez Lago se centró en explicar “el proceso de adaptación de la Iglesia española a las instituciones internacionales emergidas de la posguerra en Europa”. Además, acercó el “papel protagonista que tuvieron algunos eclesiásticos gallegos en esta cuestión”, como Fernando Quiroga Palacios, Benjamín Arriba y Castro o Ignacio Cambeiro. Mientras, Domínguez Castro se centró en la Obra del Apostolado del Mar, que tuvo en Vigo y, concretamente, en la diócesis de Tui, “su principal centro de acción en España”.

La labor asistencial de cuáqueros, capellanes y religiosas

Junto con José Ramón Rodríguez Lago y Luís Domínguez Castro, en esa jornada intervinieron Gemma Caballer Albareda, de la Universitat de Barcelona, y Ana Ponce Nieto, doctora por la UNED. En el caso de Caballer, su relatorio estuvo centrado en la asistencia humanitaria que desplegaron los cuáqueros en 1939 y también en los años de la II Guerra Mundial. En este sentido, comenzó contextualizando qué es el colectivo cuáquero y cuál fue su trayectoria desde el siglo XVIII en tres ámbitos fundamentales: “ayuda humanitaria, conflictos bélicos y desastres naturales”. Además, destacó que esa apuesta “por el antibelicismo y la solidaridad los hizo merecedores del Nobel de la Paz en 1947”. Tras esta primera aproximación, se centró en la complejidad de las acciones que desarrollaron en Francia, un lugar “donde los españoles no estaban muy bien vistos” y donde “el colectivo de refugiados proveniente de este país acabó invisibilizado y eclipsado por el desastre de los miles de refugiados de otras zonas que llegaron a Francia” durante la II Guerra Mundial. Las dificultades provocadas por este conflicto bélico hicieron que “el colectivo cuáquero acabase contra las cuerdas”, concluyó Caballer.

Por su parte, Ana Ponce Nieto explicó el papel que desempeñaron capellanes y religiosas en el contexto migratorio de la Europa de posguerra. Además de apuntar cuáles fueron sus diferentes tareas dentro de las misiones católicas, Ponce se centró en analizar el modo en que desarrollaron esas funciones desde una perspectiva de género. Así, comparó diversos elementos que, “pese a ser comunes a ambos protagonistas, dieron lugar a unas consecuencias diferentes en el marco del contacto que los unos y las otras establecieron con la emigración”. Por último, destacó la importancia de “poner el foco sobre estos factores”, ya que hacerlo “contribuye a explicar la desigual atención que desde la investigación se les dedicó a los capellanes y a las religiosas”.

Las misiones católicas y el movimiento Juventud Obrera Cristiana

El análisis sobre la ayuda que prestaron las diferentes confesiones, especialmente la Iglesia católica, a exiliados y refugiados en países como Francia o Suiza continuó en la sesión matinal del día 24 con las intervenciones de Víctor Pereira, Xosé Luís Pastoriza, Luis Calvo Salgado y María José Esteban Zuriaga.

Víctor Pereira (Universidade Nova de Lisboa e Université de Pau) fue quien abrió la tanda de relatorios, con una intervención en la que explicó el desafío que supuso “la emigración de 900.000 portugueses a Francia durante los años 1957 a 1974”. Esta ola migratoria representó un reto “para la dictadura liderada por Salazar y, más tarde, por Caetano”, pero también “para la Iglesia Católica, que temía que los portugueses emigrados perdiesen su fe en un país donde una parte importante de la población ya no iba a las iglesias”, indicó. En este contexto, “la emigración fue vista como una amenaza a los valores cristianos que compartía la dictadura”, motivo por el cual, “a finales de los años cincuenta, se decidió enviar misioneros portugueses a Francia para que acogiesen a los emigrantes”, remarcó.

A continuación, Xosé Luís Pastoriza (Universidade de Santiago de Compostela) construyó un relato de la emigración europea en los católicos gallegos de los años 60, mientras que Luis Calvo Salgado (Universität Zürich) destacó la importancia que tuvieron las misiones católicas españolas en Suiza para la comunidad gallega y española emigrante en aquel país. “Las misiones ofrecían servicios pastorales a los emigrantes de España en castellano y, al mismo tiempo, atendían las labores de asistencia social y organizaban ofertas de tiempo libre”, apuntó. El origen geográfico y social de aquellos misioneros y las actividades que llevaban a cabo fueron los puntos centrales de su relatorio, en el que también destacó cómo estos misioneros “pronto se vieron obligados a tomar partido en los conflictos laborales y políticos” ante los problemas sociales a los que tenían que hacer frente los emigrantes. “El período de finales del franquismo y comienzos de la Transición fue especialmente rico en este tipo de compromiso social y político”, concluyó.

La jornada se cerró con la intervención de María José Esteban Zuriaga, del Centro Universitario de la Defensa de Zaragoza, quien habló sobre “la actividad de la Juventud Obrera Cristiana (JOC) entre los trabajadores emigrados españoles en Europa entre los años 1950 y 1970”. Esteban Zuriaga explicó la estructura y extensión de esta organización en el extranjero, sus objetivos y los medios que empleó para alcanzarlos. Por último, y “sin poner en duda la unidad del movimiento JOC”, tal y como ella mismo indicó, apuntó las trabas y dificultades “que surgieron para realizar una acción específicamente dirigida a los emigrantes”.