EL INTELECTUAL GALLEGO COINCIDIó CON SUáREZ PICALLO EN AMéRICA
Díaz Pardo alude a la tragedia que le supuso tener que morir en el exilio
“Yo lo conocí antes de la guerra. Era un hombre inteligente”. Con estas palabras recuerda el intelectual gallego Isaac Díaz Pardo a Ramón Suárez Picallo, amigo de su padre y con el que coincidió, además, en su etapa en América.

“Yo lo conocí antes de la guerra. Era un hombre inteligente”. Con estas palabras recuerda el intelectual gallego Isaac Díaz Pardo a Ramón Suárez Picallo, amigo de su padre y con el que coincidió, además, en su etapa en América.
Sindicalista y periodista, “lo importante era su locución. Era un gran orador”, dice Díaz Pardo, hasta el punto de que el mismo Ortega y Gasset, cuando lo escuchó hablar en el Parlamento, preguntó: “Esa voz pegada a un hombre, de quién es”. La anécdota la recuerda ahora Díaz Pardo cuando se le pide que glose la figura de uno de los hombres más sobresalientes de la historia de Galicia; un hombre del que “el mismo Ortega y Gasset se quedó admirado de su elocuencia”, apostilla Díaz Pardo.
Pero, la vida de Suárez Picallo estuvo marcada por la tragedia. Uno de sus hermanos, José Antonio, fue asesinado, y el otro, Eduardo, tuvo que escapar y se le perdió la pista. “Nunca se supo nada más de él. Los tres hermanos han vivido una tragedia”, dice Díaz Pardo.
La de Ramón fue el exilio. “Se veía morir fuera de su tierra y eso fue un drama”. Pero no fue el único, “eran muchos los que tenían que morir en el exilio” por aquellas fechas, confiesa el artista gallego, quien coincidió con Picallo en varias ocasiones, aunque él era mayor y le llevaba 12 años. “Nos entendíamos bien”, confiesa, sin embargo, no recuerda ninguna anécdota personal digna de mención. Si acaso, que fue en América donde Picallo le dijo que quería morir en su aldea natal, Veloi, en el municipio coruñés de Sada, y ser enterrado en el camposanto que, por aquel entonces, tenía “unas vistas maravillosas a la ría”. “Pero esa zona hoy está estropeada por un urbanismo desgraciado y absurdo, y posiblemente si él lo hubiese visto hoy no hubiese querido que lo enterraran allí”.
Su actividad política la desarrolló en España durante la República, porque, tras la Guerra Civil, vivió exiliado.
Aunque era periodista, escribía pocas cartas. “Apenas hay cartas de él a Blanco Amor y la única carta literaria importante es una que le escribió a Ramón Piñeiro sobre las vicisitudes en el mundo y en España”.
Sindicalista y periodista, “lo importante era su locución. Era un gran orador”, dice Díaz Pardo, hasta el punto de que el mismo Ortega y Gasset, cuando lo escuchó hablar en el Parlamento, preguntó: “Esa voz pegada a un hombre, de quién es”. La anécdota la recuerda ahora Díaz Pardo cuando se le pide que glose la figura de uno de los hombres más sobresalientes de la historia de Galicia; un hombre del que “el mismo Ortega y Gasset se quedó admirado de su elocuencia”, apostilla Díaz Pardo.
Pero, la vida de Suárez Picallo estuvo marcada por la tragedia. Uno de sus hermanos, José Antonio, fue asesinado, y el otro, Eduardo, tuvo que escapar y se le perdió la pista. “Nunca se supo nada más de él. Los tres hermanos han vivido una tragedia”, dice Díaz Pardo.
La de Ramón fue el exilio. “Se veía morir fuera de su tierra y eso fue un drama”. Pero no fue el único, “eran muchos los que tenían que morir en el exilio” por aquellas fechas, confiesa el artista gallego, quien coincidió con Picallo en varias ocasiones, aunque él era mayor y le llevaba 12 años. “Nos entendíamos bien”, confiesa, sin embargo, no recuerda ninguna anécdota personal digna de mención. Si acaso, que fue en América donde Picallo le dijo que quería morir en su aldea natal, Veloi, en el municipio coruñés de Sada, y ser enterrado en el camposanto que, por aquel entonces, tenía “unas vistas maravillosas a la ría”. “Pero esa zona hoy está estropeada por un urbanismo desgraciado y absurdo, y posiblemente si él lo hubiese visto hoy no hubiese querido que lo enterraran allí”.
Su actividad política la desarrolló en España durante la República, porque, tras la Guerra Civil, vivió exiliado.
Aunque era periodista, escribía pocas cartas. “Apenas hay cartas de él a Blanco Amor y la única carta literaria importante es una que le escribió a Ramón Piñeiro sobre las vicisitudes en el mundo y en España”.