Día das Letras Galegas
Caminos de letras unen Galicia y Argentina
Aunque sin el carácter masivo que tuvo el encuentro en el Centro Galicia de Buenos Aires –dada la capacidad del salón–, la presentación de los tres primeros libros de la colección ‘Miradas ajenas’ fue exquisita.

Aunque sin el carácter masivo que tuvo el encuentro en el Centro Galicia de Buenos Aires –dada la capacidad del salón–, la presentación de los tres primeros libros de la colección ‘Miradas ajenas’ fue exquisita. Nada menos que María Kodama –compañera, ojos y mano derecha de Jorge Luis Borges–, Elvira González Fraga –guía y compañera de Ernesto Sábato–, y Graciela Maturo –principal experta en la obra de Julio Cortázar– fueron las encargadas de retratar con las pinceladas del recuerdo y las anécdotas de estos tres referentes de la literatura en relación a Galicia.
“Los tres visitaron Galicia, los tres escribieron páginas hermosas sobre nuestra tierra y los tres mantuvieron entrañables redes de afecto con los gallegos”, apuntó Emilio Pérez Touriño desde la mesa que compartió con las disertantes en el versallesco salón dorado de la Casa de la Cultura de Buenos Aires.
Hasta tal punto confluyen los lazos de sangre, historia y cultura, señaló Touriño, “que una vez más serán los escritores argentinos quienes denuncien el olvido que sufren determinados autores gallegos, víctimas de la distancia o de la mordaza que impuso el franquismo”. En referencia a que fue Ernesto Sábato, quien en 1963, levantó la voz para descorrer el manto de amnesia que cubre la figura de Florencia Varela. “Sos tan magnífico poeta como generoso ser humano”, describió Sábato para preguntarse “¿qué signo adverso, qué cosa temperamental tuya, qué abandono, qué carajo, en fin, es el responsable de este silencio que te rodea?”.
Y que el propio Jorge Luis Borges, continúa Touriño, reivindicó en 1927 la figura de Primitivo Rodríguez Sanjurjo, a quien no duda en considerarlo “una de las más apasionadas y aún indignadas inteligencias de la España de esta época”… “y un nombre en cuyo general desconocimiento han colaborado la malignidad y la incomprensión”.
Pero los lazos intelectuales también se fraguaron al calor de la amistad, matizó Touriño, como la que mantuvieron Jorge Luis Borges y el poeta gallego Luis Bernárdez a quien dedicó, a su muerte, los versos a su poema epílogo que comienzan diciendo:
“Ya cumplida la cifra de los pasos / que te fue dado andar sobre esta tierra, / digo que has muerto. Yo también he muerto”.
Por su parte, Elvira González Fraga fue la voz de Sábato, quien impedido de asistir físicamente, hizo oír su mensaje. “Sobre todo Sábato –dijo Elvira– admira de los gallegos su capacidad de fecundar con alegría el infortunio”.
“El mundo –afirmó el escritor argentino pensando en los gallegos– nada puede contra un hombre que canta en la pobreza y mucho gusta de su lengua”, y continúa: “Elvira diles que nunca se olviden de su bella lengua”.
Finalmente a modo de despedida Sábato (a través de Elvira) recordó de memoria, una vez más, los versos de Rosalía de Castro:
“…Adios ríos adios fontes
adios regatos pequenos
adios vista dos meus ollos
non sei cando nos veremos…”.
“Los tres visitaron Galicia, los tres escribieron páginas hermosas sobre nuestra tierra y los tres mantuvieron entrañables redes de afecto con los gallegos”, apuntó Emilio Pérez Touriño desde la mesa que compartió con las disertantes en el versallesco salón dorado de la Casa de la Cultura de Buenos Aires.
Hasta tal punto confluyen los lazos de sangre, historia y cultura, señaló Touriño, “que una vez más serán los escritores argentinos quienes denuncien el olvido que sufren determinados autores gallegos, víctimas de la distancia o de la mordaza que impuso el franquismo”. En referencia a que fue Ernesto Sábato, quien en 1963, levantó la voz para descorrer el manto de amnesia que cubre la figura de Florencia Varela. “Sos tan magnífico poeta como generoso ser humano”, describió Sábato para preguntarse “¿qué signo adverso, qué cosa temperamental tuya, qué abandono, qué carajo, en fin, es el responsable de este silencio que te rodea?”.
Y que el propio Jorge Luis Borges, continúa Touriño, reivindicó en 1927 la figura de Primitivo Rodríguez Sanjurjo, a quien no duda en considerarlo “una de las más apasionadas y aún indignadas inteligencias de la España de esta época”… “y un nombre en cuyo general desconocimiento han colaborado la malignidad y la incomprensión”.
Pero los lazos intelectuales también se fraguaron al calor de la amistad, matizó Touriño, como la que mantuvieron Jorge Luis Borges y el poeta gallego Luis Bernárdez a quien dedicó, a su muerte, los versos a su poema epílogo que comienzan diciendo:
“Ya cumplida la cifra de los pasos / que te fue dado andar sobre esta tierra, / digo que has muerto. Yo también he muerto”.
Por su parte, Elvira González Fraga fue la voz de Sábato, quien impedido de asistir físicamente, hizo oír su mensaje. “Sobre todo Sábato –dijo Elvira– admira de los gallegos su capacidad de fecundar con alegría el infortunio”.
“El mundo –afirmó el escritor argentino pensando en los gallegos– nada puede contra un hombre que canta en la pobreza y mucho gusta de su lengua”, y continúa: “Elvira diles que nunca se olviden de su bella lengua”.
Finalmente a modo de despedida Sábato (a través de Elvira) recordó de memoria, una vez más, los versos de Rosalía de Castro:
“…Adios ríos adios fontes
adios regatos pequenos
adios vista dos meus ollos
non sei cando nos veremos…”.