POR SU TRABAJO DURANTE MÁS DE 30 AÑOS EN FAVOR DE LOS EMIGRANTES

El sacerdote salmantino José Sánchez, galardonado con la Medalla de Oro al Mérito de la Emigración

El Gobierno de España ha entregado recientemente a monseñor José Sánchez González la Medalla de Oro al Mérito de la Emigración. La entrega de la distinción se realizó en el marco de las Jornadas de Estudios sobre Integración en Familia: Procesos y Tendencias, celebradas del 14 al 16 de noviembre.
El sacerdote salmantino José Sánchez, galardonado con la Medalla de Oro al Mérito de la Emigración
El Gobierno de España ha entregado recientemente a monseñor José Sánchez González la Medalla de Oro al Mérito de la Emigración. La entrega de la distinción se realizó en el marco de las Jornadas de Estudios sobre Integración en Familia: Procesos y Tendencias, celebradas del 14 al 16 de noviembre.
La secretaria de Estado de Inmigración y Emigración, Anna Terrón, fue la encargada de entregar este galardón a quien durante más de 30 años ha trabajado a favor de los emigrantes españoles en el extranjero y que hasta este año ha ejercido como presidente de la Comisión de Migración del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa.
Este salmantino de Fuenteguinaldo fue capellán de emigrantes en Alemania entre 1960 a 1980, coordinando allí la actividad pastoral y asistencia de la iglesia española. Presidió la Comisión Episcopal de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española de 1988 a 1993 y de 2005 a 2011. En el Vaticano fue miembro del Consejo Pontificio para los Emigrantes y Refugiados. En la actualidad es obispo emérito de Sigüenza-Guadalajara después de casi dos décadas al frente de esta diócesis.
Durante sus palabras de agradecimiento, Sánchez González aseguró que “quiero dejar patente que mi trabajo y servicio a los inmigrantes, emigrantes y desplazados ha sido siempre, al menos así lo he concebido e intentado, como sacerdote, después como obispo y, en definitiva, como ministro de la Iglesia a la que pertenezco. Es verdad que, con frecuencia, nuestro trabajo con este sector de la población pudiera parecer y, en ocasiones así es demandado, como el servicio de un trabajador social, de un gestor, de un mediador cultural o social, de un funcionario de la administración pública y hasta como acción política”.
“El empeño y la acción de servicio y de promoción de los emigrantes en el ámbito de la cultura, de la educación, de  la ayuda social… son exigencias del Evangelio y están dentro de un auténtico servicio pastoral a estas personas, dada su situación y sus necesidades, a las que la Iglesia, en el ejercicio de su misión, no puede ser ajena”, sentenció.