CONGRESO INTERNACIONAL EL ASOCIACIONISMO DE LA EMIGRACIÓN ESPAÑOLA EN EL EXTERIOR: SIGNIFICACIÓN Y VINCULACIONES

Núñez Seixas aboga por estudiar el asociacionismo como “una ventana para acercarnos a los colectivos emigrantes”

El profesor de la Universidade de Santiago de Compostela, Xosé M. Núñez Seixas, fue el encargado de iniciar el pasado jueves el ciclo de ponencias del congreso internacional ‘El asociacionismo de la emigración en el exterior: significación y vinculaciones’.
Núñez Seixas aboga por estudiar el asociacionismo como “una ventana para acercarnos a los colectivos emigrantes”
 Xosé Manoel Núñez Seixas, durante la apertura del Congreso.
Xosé M. Núñez Seixas, durante su intervención.
El profesor de la Universidade de Santiago de Compostela, Xosé M. Núñez Seixas, fue el encargado de iniciar el pasado jueves el ciclo de ponencias del congreso internacional ‘El asociacionismo de la emigración en el exterior: significación y vinculaciones’.
Bajo el título ‘El estudio del asociacionismo emigrantes español: cuestiones teóricas y desafíos pendientes’, este investigador gallego presentó algunas reflexiones historiográficas, teóricas y metodológicas sobre el fenómeno asociativo de los emigrantes españoles en América, un movimiento que, según dijo, tuvo su momento de expansión entre 1880 y 1930 y que aún hoy en día persiste en varios países de América y Europa.
Durante su intervención, Xosé Manuel Núñez destacó que el abanico de asociaciones voluntarias ha evolucionado a lo largo del tiempo “pasando del predominio de sociedades mutualistas a la hegemonía actual de los clubes recreativos, pasando por las sociedades de ‘parroquia’ y municipio interesadas en la beneficencia en el lugar de origen, así como las asociaciones de agitación política de diverso color, y los círculos de notables de la colectividad emigrante”.
A pesar de la importancia de este fenómeno en el ámbito de la emigración, este reconocido investigador consideró que el asociacionismo “es protagonista secundario”, ya que “su estudio es más tardío que el de las migraciones” y ha venido determinado por tres factores recurrentes: el énfasis por estudiar desde los grandes números y la perspectiva estructural a las redes y los factores y su decisiones, el debate sobre la integración de la población inmigrante en los países de acogida y el interés por conocer cuánto les quedaba de españoles a aquellas personas que emigran.
Desde su punto de vista, Xosé Manuel Núñez manifestó que una convergencia de estas tres miradas sobre las asociaciones de inmigrantes puede servir de instrumento para responder a cuestiones más amplias, pero no a todas las cuestiones relacionadas con la emigración. Así lo desvelaron las numerosas investigaciones que se realizaron sobre el fenómeno asociativo y que, según indicó, fueron un tanto decepcionantes porque “las asociaciones sólo representan a una parte de los emigrantes y su perfil social no es siempre representativo del conjunto de ellos”.
Por otra parte, resaltó que nuevas perspectivas de análisis en la década de los noventa tiendieron a revalorizar las asociaciones de emigrantes. Para este estudioso han sido tres los vectores principales de esta renovación: el estudio de las comunidades o colectividades de emigrantes como “espacios de poder, de negociaciones colectivas y de disputa simbólica, de recreación de proyectos políticos y sociales”, el análisis de las estrategias y opciones de las élites inmigrantes y la revalorización de las asociaciones de emigrantes como “elementos fundamentales en la articulación de espacios transnacionales de relación de comunidades separadas por miles de kilómetros de distancia” a través de flujos de intercambio y transferencia de recursos, de conocimiento y de recursos materiales e inmateriales.
Xosé M. Núñez Seixas indicó que todas estas investigaciones han revelado que los tejidos asociativos son plurales y complejos y que toda esa pluralidad depende de la estructura social y étnica del colectivo inmigrante, pero también de la sociedad receptora. Así pues, se puede distinguir entre asociaciones locales, parroquiales, regionales, de recreo, entre otras.
Estos estudios también han puesto de manifiesto que “las asociaciones étnicas no son tan étnicas” porque, entre otros motivos, figuran hijos de socios o miembros de otras procedencias que se acercan por matrimonio o amistad y funcionan como centros sociales y de servicio. Además, establecen que las asociaciones son utilizadas como “ventanas para aproximarnos a la estructura socioprofesional de un colectivo inmigrante y como vía para abordar las redes sociales” e indican el papel fundamental de las élites.
A modo de conclusión, Xosé M. Núñez Seixas expuso que sí merece la pena estudiar el asociacionismo porque “puede servirnos como una adecuada ventana para acercarnos a los colectivos emigrantes” y sus actividades “pueden ser vistas como un apropiado observatorio de la perspectiva transnacional del estudio de las identidades, la movilización social y la articulación de espacios de relación”.