Margareto conquista Zamora con ‘Partir’

El fotógrafo, director y editor gráfico de la agencia Ical, Eduardo Margareto, conquistó Zamora con la película documental ‘Partir’, una ‘road movie’ de 95 minutos de duración, tras obtener en Cuba 40 horas de grabaciones con más de 20 emigrantes de Castilla y León que relatan sus recuerdos desde que abandonaron su tierra natal y decidieron cruzar el Atlántico para asentarse en la isla caribeña.
Margareto conquista Zamora con ‘Partir’
El fotógrafo, director y editor gráfico de la agencia Ical, Eduardo Margareto, conquistó Zamora con la película documental ‘Partir’, una ‘road movie’ de 95 minutos de duración, tras obtener en Cuba 40 horas de grabaciones con más de 20 emigrantes de Castilla y León que relatan sus recuerdos desde que abandonaron su tierra natal y decidieron cruzar el Atlántico para asentarse en la isla caribeña.
“El mayor tesoro de los emigrantes son sus recuerdos. La película desvela la necesidad que esas gentes tienen de mantener vivo el territorio en el que nacieron”, explicó Margareto. “Por eso, apuntalaron en la memoria los recuerdos en tierras españolas, para que sus hijos supieran qué dejaron atrás sus progenitores. Recalaron en Cuba huyendo del hambre, el servicio militar o la represión”, agregó.
El trabajo está plagado de momentos emocionantes, de retazos recuerdos, sensaciones, alegrías y tristezas. Desde el relato de María de los Ángeles Lorezno, nacida en la comarca de Sanabria, que muestra a Marutxita, una muñeca, como su amiga más fiel, hasta el de Lucila Cobo que, a sus 70 años, conserva con esmero la ropa con la que viajó cuando tenía nueve desde León hasta Cuba, pasando por la memoria de Irene Ibáñez, quien viajó a Cuba desde México y que se convierte en el recuerdo desde el exilio, forman parte del entramado.
La ‘road movie’ incluye los testimonios de Mari Carmen y Amparo Pérez Chicote, que pudieron volver a Castilla y León y cuyos hijos estudian en España; de Fela González, residente en  Ciego de Ávila y que, merced a la Operación Añoranza de la Junta de Castilla y León, pudo conocer Sejas de Aliste, el pueblo zamorano en el que nació su padre, o de Antonio Rodríguez, que abandonó tierras leonesas para huir del servicio militar y que en La Habana aprendió el oficio de carnicero. En cuanto pudo Regresó a España para volver a ver a su madre.