EL EMPRESARIO ABULENSE SERAFÍN RETANA ENCABEZA UN PROYECTO DE RESTAURACIÓN Y URBANÍSTICO

La gastronomía española llega a Rumanía con una sonrisa

De vez en cuando, alguien se para a pensar si lo que está haciendo en su vida le entusiasma o es el momento de dar un giro de 180 grados y cambiar completamente de rumbo.
La gastronomía española llega a Rumanía con una sonrisa
 Serafín Retana, empresario de Pedro Bernardo (Ávila) y en Rumanía.
Serafín Retana, empresario de Pedro Bernardo (Ávila) y en Rumanía.
De vez en cuando, alguien se para a pensar si lo que está haciendo en su vida le entusiasma o es el momento de dar un giro de 180 grados y cambiar completamente de rumbo. En tiempos de crisis, tomar decisiones de este calado es aún más difícil, especialmente si se cuenta con un puesto de trabajo más o menos estable. Los valientes son los que se atreven a dar el salto y, llegados a ese punto en el que había que decidir, Serafín Retana, un vecino de la localidad abulense de Pedro Bernardo, puso sus ojos en Rumanía, un país que ha “exportado” aproximadamente a dos millones de emigrantes a Europa, pero que se ha convertido en su nuevo hogar, gracias a un restaurante, ‘Smail’, en el que las delicias gastronómicas y los productos de la tierra comparten espacio con el buen hacer y la “simpatía española” de quienes en él trabajan.
En realidad, a Serafín ni se le había pasado por la cabeza montar un restaurante. Con 50 años, 30 de ellos trabajando en una entidad financiera en Ávila, la única idea que tenía, junto con varios socios que integran una empresa familiar, era la de invertir en Rumanía.
Allí tenían conocidos y amigos que ya estaban realizando inversiones de distinto calado, por lo que, después de dos viajes para conocer diferentes lugares y realizar una prospección de mercado, se decidieron a comprar terrenos y adquirieron 25.000 metros cuadrados de los que se urbanizaron 20.000, dotados de todos los servicios.
Fue al terminar este proyecto cuando surgió la iniciativa de montar un complejo de hostelería que incluyera cafetería, restaurante y también una discoteca y así surgió ‘Smail’, que abrió sus puertas hace un año –el 23 de octubre de 2010– y que se ha convertido ahora en la nueva casa de Serafín. “Si de por sí es difícil montar un proyecto empresarial en España, más aún lo es en un país como Rumanía”, afirma Serafín Retana, que incide en que los “principales” inconvenientes con los que se han encontrado han sido los derivados de “la burocracia”.
“Para todas las actuaciones que se han ido realizando en nuestras propiedades, siempre por delante tenías que presentar documentación y más documentación”, algo que les llamó la atención, pues, “por lo general, el principal escollo con el que se encuentran las empresas es la financiación”. “Nosotros ese problema lo teníamos resuelto, gracias al apoyo financiero que nos ha prestado Caja Duero, pero lo de los papeles es otra cosa…”, apunta.
Serafín Retana llegó en el año 2008, con una inversión soportada por un grupo familiar con tres empresas, pero “siempre con la idea de permanencia”. “Nunca ha sido nuestro objetivo hacer el gran negocio del siglo, pegar un pelotazo y venirnos. Esto es muy difícil y arriesgado”, añade, incidiendo en que “los negocios se construyen paso a paso y cada cosa tiene su momento”, de modo que Serafín Retana fue realizando viajes cada vez más numerosos entre España y Rumanía y, finalmente, en enero de este año, se instaló de forma definitiva, aunque viaja “una o dos veces” al mes para reunirse con su familia y sus hijos.
Aunque en estas tierras el tema de la restauración “tiene su estilo”, este empresario ha apostado por ofrecer los mejores productos españoles y, sobre todo, de Castilla y León y de Ávila, con el añadido de servirlos en unas instalaciones “modernas y funcionales”. “Hemos roto un poquito el molde, pero esto es bueno y lo estamos notando en los resultados”, recalca.