CONGRESO INTERNACIONAL EL ASOCIACIONISMO DE LA EMIGRACIÓN ESPAÑOLA EN EL EXTERIOR: SIGNIFICACIÓN Y VINCULACIONES

Dora Dávila destaca las nuevas formas de agruparse los colectivos

Las influencias sociales en la constitución y cambios del tejido asociativo de los españoles en Venezuela centraron la ponencia de Dora Dávila, de la Universidad Católica Andrés Bello.
Dora Dávila destaca las nuevas formas de agruparse los colectivos
Dora Dávila, durante su intervención.
Dora Dávila, durante su intervención.

Las influencias sociales en la constitución y cambios del tejido asociativo de los españoles en Venezuela centraron la ponencia de Dora Dávila, de la Universidad Católica Andrés Bello, quien tras hacer un recorrido histórico por las instituciones explicó que actualmente “muchos centros regionales está desapareciendo o reagrupándose, fenómeno marcado por otras características asociativas que van dando paso a modalidades de asociación más modernas” entre las que destacó las redes sociales de Internet y la comunicación mediante mensajes de texto en los móviles. “Los colectivos –explicó- siguen cambiando y adaptándose a las circunstancias tecnológicas que el nuevo momento va dictando, lo cual nos puede inducir a calibrar ese artefacto cultural como vehículo para construir nuevas identidades desde la distancia”.
En su ponencia titulada ‘El asociacionismo de la emigración española en el exterior: significación y vinculaciones’, Dora Dávila explica que actualmente se da un fenómeno de bilateralidad, ya que desde finales de los años noventa y comienzos del siglo XXI hay que tener en cuenta la presencia de inmigrantes sudamericanos en España, sobre todo ecuatorianos y colombianos que se insertan en la sociedad de manera “silenciosa” y “son la expresión de un ciclo migratorio actual, pero también lo fue en el pasado de hace cincuenta años, cuando aquellas personas inmigrantes clandestinas o no, se insertaron en el mundo del trabajo informal venezolano limpiando casas y cuidando niños”. En este ámbito, Dávila destaca que actualmente en España hay un total de doce asociaciones venezolanas.

Perspectiva histórica
Venezuela ha sido históricamente un país receptor de inmigrantes, ya que tenía poca población para su amplio territorio y, además, tenía el deseo de blanquear a la población. Ya desde la creación de la república de Colombia , en 1820, “los puertos estaban abiertos para los hombres de todas las naciones que llegaran como comerciantes, viajeros o inmigrantes deseosos de convertirse en ciudadanos”. Durante esos años se buscaba la llegada de europeos o norteamericanos y se les concedía tierra agrícola, pero estos planes del Gobierno no tuvieron éxito, explica Dora Dávila.
En 1831, la república publica su primera ley de inmigración que está dirigida a los canarios argumentando que había una afinidad en “el idioma, religión y costumbres”. Posteriormente, este privilegio se extendió a toda Europa. Se calcula que entre 1832 y 1857 entraron en Venezuela 12.610 inmigrantes, “en su gran mayoría canarios y alemanes”.
La segunda fase de la emigración a Venezuela –continúa Dávila- se sitúa entre 1850 y 1903. En este tiempo destaca la creación de las colonias españolas, aunque muchos de integrantes eran franceses. Los españoles, en su gran mayoría, se fueron a trabajar de jornales a las poblaciones vecinas.
La profesora de la Universidad Católica Andrés Bello, sitúa un tercer momento de emigración en 1903, año en el que se promulga la primera Ley de Extranjeros y se ejerce un férreo control sobre las actividades de los inmigrantes. A partir del año 36 y con la intención de nuevo de blanquear a la población se retoma el proyecto de las colonias en el que participan varias familias españolas.  En todo caso la Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial frenaron mucho la emigración a Venezuela, ya que sus dirigentes “temían a los comunistas”.
La llegada de Acción Democrática al poder en Venezuela supuso una apertura de cara a la entrada de inmigrantes y exiliados, ya que era favorable a los republicanos. “Si bien se abrieron las puertas, las limitantes del transporte transoceánico obstaculizaron la llegada de españoles”, explica Dávila. Entre 1948 y 1961, Venezuela recibió 614.425 inmigrantes, de los que un 60% fueron españoles, sobre todo canarios y gallegos.
En los 70 la inmigración cambia y Venezuela se convierte en “refugio de inmigración sureña, argentina principalmente y de carácter político por la dictaduras, para más tarde complementarse con la colombiana y un poco con la ecuatoriana”, asegura Dora Dávila.

Asociacionismo
Además del estudio de los flujos migratorios a Venezuela, Dora Dávila también expuso su modo de asociarse y su ubicación en el país.
Respecto al primer punto, Dora Dávila hace una relación entre el nombre que reciben las diferentes instituciones con el momento en el que fueron creadas. “Una mirada a los nombres de las 95 entidades asociativas creadas en Venezuela entre 1930 y 2000, permite el asomo de apreciaciones cualitativas sobre sentidos de nación y región”, explica la Doctora en Historia, quien afirma que “en el acto de nombrar subyacen razones subjetivas que privilegiaron la voluntad de nombrar Centro Español, Casa de España o Centro Hispano para después, como conquistas foráneas del terruño, regionalizarlo o territorializarlo como Hogar Canarios, Centro Catalán o Hermandad Gallega”.
Según Dávila la nomenclatura que hace referencia todo el territorio nacional tiene dos picos: uno entre 1956 y 1965 y otro entre 1976 y 1985. El primero de ellos se sitúa en los inicios de las formación de las centros y, según algunas hipótesis responde a la necesidad de mantener la identidad.
De las 95 entidades creadas en 70 años, 28 relacionan su nombre con el Centro Hispano y Español. La primera de las instituciones creada en 1930 fue Casa de España una denominación que sólo se usó otras dos veces más. Dora Dávila considera que no fueron cuestiones ideológicas lo que llevaron a esta institución a usar el término Casa de España sino que responde a la todavía baja presencia de españoles en el país.
Es a mediados de los 50 cuando las denominaciones cambian y se advierten en Venezuela que los centros se van “transformando progresivamente en Hermandad, Hogar o Centro con la característica de su denominativo regional”. “Este cambio es indicativo de debates discursivos identitarios, del cuerpo jurídico y de su inserción cultural”, indica Dora Dávila quien explica que al principio hubo una pugna entre los dos nombres pero al final prevalecieron los “centros regionales españoles específicos”.
Respecto al ámbito de la distribución geográfica de la emigración a Venezuela, Dávila explica que no sólo las instituciones se instalaron en el centro de la ciudad, sino que se situaron y de manera temprana en diferentes emplazamientos. “Esta geografía humana del español diseminado por Venezuela en sus centros, sea nacional o regional, es apenas una muestra de la agenda cultural que tuvieron en el vasto territorio venezolano y cómo esa presencia respondió a planes nacionales de asentamientos de inmigrantes blancos, especialmente, sinónimo de políticas públicas establecidas”, explica esta catedrática de Historia quien recuerda que, tanto históricamente como en la actualidad, la mayoría de centros están los estados agrícolas como Aragua, Carabobo, Anzoátegui, Lara y Portuguesa.
Según Dávila el objetivo de los centros, en su origen, fue “satisfacer las necesidades de los miembros bajo códigos semejantes de solidaridad colectiva”. Además, -explica- “estos núcleos simbólicos buscaron modificar y mejorar todos los aspectos culturales, sociales y afectivos de su realidad como extranjero recién llegado para insertarlo en su nueva realidad socio-cultural”. En este punto, Davila también recuerda la existencia una emigración clandestina, la llamada “carta del paisano”, que no aparece en ninguna cifra y que, en general, se insertan de manera silenciosa en la sociedad de acogida.