Un recorrido por centros canarios de Venezuela

Quisimos almorzar en ‘El Teide’ de San Carlos (estado Cojedes), famoso por los pollos asados, pero en reformas, lo hicimos en el de al lado, a un lado de la Redoma del Mango, el distribuidor de entrada de la ciudad llanera.
Un recorrido por centros canarios de Venezuela
 Diógenes Rivas, el cronista y la secretaria ejecutiva.
Diógenes Rivas, el cronista y la secretaria ejecutiva.
Quisimos almorzar en ‘El Teide’ de San Carlos (estado Cojedes), famoso por los pollos asados, pero en reformas, lo hicimos en el de al lado, a un lado de la Redoma del Mango, el distribuidor de entrada de la ciudad llanera. Con el muslo en la mano, unas viajeras, a ‘motu’ propio, nos informaron que el tráfico de la carretera de los llanos, se mantenía restringido por trabajos en la remoción de rocas y barro, pasando Tinaquillo, hasta las 4 de la tarde. Tomado el café, propusimos el helado en el ‘Club Social Deportivo Canario Venezolano de San Carlos’, en la vía a Manrique. Salimos de la zona urbanizada y avanzamos por una carretera secundaria, en tramos con árboles que formaban túneles vegetales, y haciendas de ganado, cuando una joven preguntada al respecto, nos advirtió que lo habíamos dejado atrás. Después, todo fue facilidades. Seguridad nos permitió la entrada tras previa consulta, y transitamos un tramo pavimentado hasta llegar al estacionamiento. Me presenté y fui recibido por el presidente, Diógenes Rivas, y el tesorero, Andrés Garcés, en faenas a las dos y media de la tarde. Ambos son 2 de los 21 elegidos como directivos, en noviembre de 2010, de un club fundado en 1968, que cuenta con más de 1.200 socios, y es el mejor centro social de la capital de Cojedes. Ninguno tiene nexos de consanguinidad con Canarias, al menos recientes, ya que la presencia de canarios en la zona, se remonta a la época fundacional como San Carlos de Austria, el 27 de abril de 1678, por fray Gabriel de San Lúcar.
Los canarios remanentes de la ola de emigración, de los 50 y 60 del siglo pasado, cada vez son menos, y sus descendientes no tienen interés por destacar; así solo cuatro, dos de apellido Lorenzo, uno Dorta y otro Vargas, ocupan puestos en la Directiva, que gobernará hasta finales de 2012. Ello me llamó la atención, porque otros centros de inauguración más reciente, de precarias instalaciones, y 3 cifras bajas de socios, tienen dificultades para articular el grupo de directivos de cabeza (presidente, vicepresidente, secretario y tesorero), por lo de la consanguinidad, y no favorece la aireación de ideas, ni la rotación democrática.
El Centro de San Carlos tiene unas 14 hectáreas de terreno y pelean por 2 más; con canchas deportivas, piscinas y construcciones civiles, en lo alto de una colina, que desliza a la vista hasta que el horizonte se pierde. Los directivos nos ofrecieron café y galletas, nos donaron una camiseta y quieren hermanarse con el Hogar Canario de Mérida (HCM). Por otra parte no reciben ayudas del Gobierno de Canarias.
Ya en Caracas, un sábado en la tarde, cumplidos los compromisos, me lancé a la vorágine del tráfico, en especial de El Paraíso, identificarme en seguridad, y, con el paso de dos controles, accedí al edificio central del Hogar Canario Venezolano (HCV), el antiguo Club Paraíso, del que aún se conservan ambientes, que son patrimonio de Venezuela, por lo que son intocables.
Visitante en otras ocasiones, recorrí con mi sobrino los ambientes: la piscina, un salón con sillas, la biblioteca Pérez Galdós, un espacio donde celebraban un bullicioso cumpleaños infantil, la tasca, los salones del dominó y las cartas. Estos últimos, con muchas mesas, pero solo 2 en la que jugaban 8 damas. No acerté con las primeras, pero sí con las segundas que se identificaron, todas, como nacidas en Canarias: Icod de los Vinos, Santa Cruz, Realejo Bajo, El Tanque e Icod El Alto, ninguna de la Cruz Santa. Gladys, la ‘icodaltera’, llamó a la hija de José Manuel Pérez Díaz, el ‘cruzsantero’, que se encontraba presente, que celular en mano, me lo puso en el oído, y quedamos para la misa, a las 7, en favor de una apreciada socia, recientemente fallecida. Mientras tanto la icodaltera, me presentó a Arístides, el realejero, cuñado de Raquel Farrais, desde muchos años en Mérida, y a Teodoro M., un constructor de Lanzarote, amigo de Antonio Rodríguez, el de ‘Transportes Rodríguez’, y cuyo hijo Isidro, fue dueño de la expropiada ‘Truchicultura Monterrey’, el año pasado en Mérida. También me mostró la capilla, con las 7 patronas de las islas y la de Venezuela.
La misa fue oficiada puntualmente por el padre Carlos Luis, un canarión, que llegó a Venezuela como seminarista en 1985, para graduarse de sacerdote. En la actualidad es además, profesor y decano de una de las Facultades de la UCAB (Universidad Católica Andrés Bello). La misa fue cantada por la Rondalla del HCV, con música de sones canarios. Luego del oficio, compartí unos momentos con el religioso, y conocí en persona a Antonio Álamo Lima, un inquieto herreño, locutor de Radio Sintonía 1420 y muchas cosas más; me encontré, por primera vez, con Félix Mesa y esposa, después de 45 años y con otros realejeros. Tanto Félix, como José Manuel estuvieron recientemente en La Cruz Santa. Pérez Díaz había llegado solo 7 días antes, para celebrar el 50º aniversario de la Boda de Imelda, su hermana, y Belisario, y me dio la noticia de la muerte de Tomás, el dueño de Casa Tomás, con el que tomé un vaso vino, no hace 3 meses.
De regreso a Mérida desde la playa, entramos en el Hogar Canario Larense (HCL). Por la carrera 20 un ‘guaro’ nos acercó al Centro, porque llevaba la misma ruta; observamos la transformación en las instalaciones desde de 1993, cuando estuvimos con el fallecido José Fernández, “El Alpispa”, dueño de ‘Cauchos El Teide’ y el restaurante ‘El Castillo’. Posee, ahora, una piscina olímpica y un edificio de 4 pisos, que ejercerá de hotel; conversamos con la santanderina esposa del ‘guanchero’, encargados de la cantina, y charlamos con un socio no canario, enamorado de Tenerife y La Palma. Cuando nos disponíamos a seguir nuestra ruta nos presentaron a Jesús Javier Pérez Rodíguez, el presidente del HCL y del CRE, y a un icodense, compañero de directiva, que con sus esposas venezolanas, nos abrieron la capilla octogonal, para que contemplásemos sus arreglos, para la fiesta en conjunto a las patronas de Venezuela y Canarias del siguiente día, el de la Asunción, en la que participaba el arzobispo de Barquisimeto. Perdimos la fiesta, como también el concierto de Alirio Díaz, en Carora, donde dormimos esa noche. Retardamos la llegada a Mérida un día más, cuando en La Puerta (Trujillo), nos dijeron que la carretera estaba cerrada, por lo que pernoctamos en la Mesa de Esnujaque, y enlazamos con Timotes, por una pintoresca vía de sembradíos de vegetales y flores.