EL JESUITA ASTURIANO KIKE FIGAREDO SE REÚNE CON LA REINA SOFÍA EN EL PALACIO DE LA ZARZUELA

El balance más solidario

El jesuita asturiano Kike Figaredo presentó a la reina Sofía el balance con los últimos datos del proyecto para la desactivación de las minas antipersona que desarrolla en Camboya, país donde reside y trabaja desde hace más de 25 años. La reina, que saludó cordialmente al sacerdote gijonés, se había interesado por esta labor en un viaje realizado en 2008.
El balance más solidario
 La reina doña Sofía y el arzobispo asturiano de Battambang, antes de su reunión.
La reina doña Sofía y el arzobispo asturiano de Battambang, antes de su reunión.

El jesuita asturiano Kike Figaredo presentó a la reina Sofía el balance con los últimos datos del proyecto para la desactivación de las minas antipersona que desarrolla en Camboya, país donde reside y trabaja desde hace más de 25 años. La reina, que saludó cordialmente al sacerdote gijonés, se había interesado por esta labor en un viaje realizado en 2008.

 

El jesuita asturiano Enrique Figaredo, obispo de la prefectura apostólica de Battambang (Camboya), mantuvo una reunión con la reina doña Sofía en la que le presentó los últimos datos sobre el proyecto apoyado por España para la desactivación de minas antipersona en ese país.
Figaredo, que trabaja desde hace más de 25 años en este proyecto, fue recibido por la reina  con un saludo muy cordial y, afectuoso, ya que doña Sofía conoció de primera mano la labor humanitaria del misionero en Camboya, durante un viaje de cooperación que efectuó al país asiático en febrero de 2008. Ambos mantuvieron una reunión centrada en el proyecto de desactivación de minas.

Secuelas de guerra
La Guerra de Vietnam dejó en el norte de Camboya un rastro de bombas dormidas que mutilan a unas cincuenta personas al mes, la mayoría de ellas niños, y el número de víctimas anuales que causan los 110 millones de minas repartidas por todo el mundo asciende a 26.000, según cálculos de algunas organizaciones no gubernamentales.
El jesuita asturiano, nacido en Gijón en 1959 y conocido como Kike Figaredo, comenzó a trabajar a mediados de los años ochenta con los refugiados camboyanos en Tailandia y más adelante se volcó en la asistencia a las víctimas de las minas antipersonas y del virus del sida en Camboya.
En 1990 creó Banteay Prieb, una escuela de formación de discapacitados donde además se fabrican las ‘Mekong’, unas sillas de ruedas especialmente diseñadas para facilitar la movilidad en terrenos embarrados, y en 2000 fue nombrado obispo de la prefectura apostólica de Battambang, que comprende casi la mitad del territorio de Camboya y un tercio de su población.

Dedicado a los demás
Kike Figaredo lleva toda una vida dedicada a los demás y por lo que fue finalista del Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 2009.
El arzobispo cuida personalmente a los niños y adolescentes que llegan cada mes al centro de acogida Arrupe, en la prefectura de Battambang, un lugar en el que los discapacitados por culpa de las minas o de la poliomielitis encuentran un hogar, una educación y un futuro.
Actualmente puede verse en Madrid, en la Fundación Mutua Madrileña, una exposición fotográfica que recoge el trabajo de la organización no gubernamental creada por Kike Figaredo en Camboya, Sauce, a través de cuarenta imágenes tomadas por el fotógrafo Josep María San Saturnino.