La imagen a este asturiano está en ela Plaza Vicente López

El Centro Asturiano de Buenos Aires descubrió un busto del premio nobel Severo Ochoa

El Centro Asturiano de Buenos Aires descubrió, el pasado día 30 de mayo, un busto de Severo Ochoa, premio nobel de medicina en el año 1959. Durante el acto que contó con la participación de directivos de la entidad, encabezados por su presidente, Antonio Nespral, socios y amigos de la casa, se descubrió el busto de este asturiano, que, a partir de ahora, le rinde homenaje y forma parte del paisaje de la Plaza Vicente López de la Ciudad de Buenos Aires.
El Centro Asturiano de Buenos Aires descubrió un busto del premio nobel Severo Ochoa
 Directivos del Centro Asturiano de Buenos Aires posan frente al busto de Severo Ochoa tras la inauguración.
Directivos del Centro Asturiano de Buenos Aires posan frente al busto de Severo Ochoa tras la inauguración.
El Centro Asturiano de Buenos Aires descubrió, el pasado día 30 de mayo, un busto de Severo Ochoa, premio nobel de medicina en el año 1959. Durante el acto que contó con la participación de directivos de la entidad, encabezados por su presidente, Antonio Nespral, socios y amigos de la casa, se descubrió el busto de este asturiano, que, a partir de ahora, le rinde homenaje y forma parte del paisaje de la Plaza Vicente López de la Ciudad de Buenos Aires.


Severo Ochoa
Severo Ochoa nació en Asturias, en el año 1905 y falleció en 1993. Sus investigaciones condujeron a la síntesis del ácido ribonucleico (ARN), tras el descubrimiento de la enzima polinucieótido-fosforilasa. Este hallazgo le valió, junto a su discípulo Arthur Kornberg, el premio Nobel de Medicina de 1959.
Su vida en Madrid transcurre en la denominada Residencia de Estudiantes, donde vivían, entre otros residentes, hombres como Federico García Lorca, Salvador Dalí o Luis Buñuel y en la que se estaba originando la mejor cultura española de este siglo.
En la Residencia de Estudiantes, además de una actividad artística y literaria de primera magnitud, se desarrollaba una actividad científica extraordinaria. Por una parte existían los laboratorios anejos a la misma, entre los que destacaba el dirigido por Pío del Río Hortega, histólogo descubridor de dos de los cuatro tipos de células existentes en el tejido nervioso. Por otro lado, la Residencia recibía periódicamente en sus salones la visita de las figuras científicas mas relevantes de la época. La presencia de Ramón y Cajal, Albert Einstein o Madame Curie, entre otros muchos, ayudó, sin duda, a configurar el excelente ambiente científico en el que Severo Ochoa logró estimular lo mejor de sus sueños.