CERCA DE 10.000 ASTURIANOS RESIDIERON EN LA GRAN MANZANA ENTRE 1920-1930

El centro Valey recuerda con instantáneas en sepia a la colonia española en Nueva York de comienzos del siglo XX

El centro cultural Valey de Piedras Blancas (Castrillón) acoge desde hace escasos días la exposición ‘La colonia: Un álbum fotográfico de inmigrantes españoles en Nueva York, 1898-1945’, comisariada por James D. Fernández, catedrático de Literatura y Cultura Española en la Universidad de Nueva York y descendiente de emigrantes asturianos en la ciudad de los grandes rascacielos.
El centro Valey recuerda con instantáneas en sepia a la colonia española en Nueva York de comienzos del siglo XX
James D. Fernández.
James D. Fernández.
El centro cultural Valey de Piedras Blancas (Castrillón) acoge desde hace escasos días la exposición ‘La colonia: Un álbum fotográfico de inmigrantes españoles en Nueva York, 1898-1945’, comisariada por James D. Fernández, catedrático de Literatura y Cultura Española en la Universidad de Nueva York y descendiente de emigrantes asturianos en la ciudad de los grandes rascacielos.
Esta muestra, compuesta por instantáneas grabadas en sepia y blanco y negro a comienzos del siglo XX y pertenecientes a los álbumes familiares de descendientes españoles emigrados a la Gran Manzana, recoge fotografías de familia, así como de hermanos, primos y tíos en la puerta de su casa o del trabajo. El objetivo de esta exposición es, según explica James D. Fernández en el periódico ‘El Comercio’, rescatar del olvido ese “fascinante momento de la historia” compartida de España y Estados Unidos.
Poco se sabe de esta corriente migratoria, indica el catedrático de la Universidad de Nueva York en una entrevista concedida a ‘La Nueva España’, que fue “un fenómeno puntual y muy rápido” y está ampliamente relacionado con la disolución del imperio español tras la pérdida de Cuba, Filipinas y Puerto Rico en 1898. “La mayoría de los asturianos que acabaron en Nueva York lo hicieron de rebote: emigran de Asturias a La Habana. En muchos casos, como mi abuelo, de La Habana a Tampa, en Florida, donde había mucho tabaco, y de ahí a Nueva York”.
A principios del siglo XIX  la colonia española era “muy pequeña y muy de élite”, estaba constituida por “empresarios que representan intereses comerciales españoles, siempre en las grandes industrias que vinculan Latinoamérica, España y Nueva York” y “ejecutivos ‘business man’ dirigiendo las operaciones estadounidenses de tabaco y azúcar”, mientras que en la primera y en la segunda década del siglo XX “reemigran de otros sitios”. “Hay muchos asturianos que van a La Habana, les va bien y escuchan –casi siempre hay un tío que ya está ahí– que en Nueva York pagan mejor. Es la historia de siempre y los emigrantes no son ajenos a ello”.
Así pues, los españoles llegan a la ciudad del Hudson en 1898, pero “en el año 1950 casi no hay rastro”. Según las investigaciones de James D. Fernández, “entre 1920 y 1930 puede haber 30.000 españoles viviendo en la ciudad de Nueva York, un tercio de ellos, asturianos. Veinte años después, se han casado con estadounidenses, han dejado la ciudad, viven en las afueras y la colonia desaparece”.
La disolución de la comunidad española estuvo estrechamente vinculada con la llegada masiva de hispanoamericanos, principalmente cubanos y, a partir de la Primera Guerra Mundial, portorriqueños. “Coinciden en el tiempo la llegada de los españoles con la de los hispanos. Para muchos neoyorquinos somos todos iguales”, explica el comisario de la exposición, quien pone como ejemplo la confusión existente con café Bustelo y la marca de comida Goya, empresas fundadas por españoles y consideradas portorriqueñas o dominicanas por ser sus consumidores de estas nacionalidades.