Ángel Carracedo, la referencia del saber útil
El sabio, dicen, ha de ser curioso. Es el que se maravilla, advierte André Guidé, Nobel de Literatura. Pero seguramente, a Ángel Carracedo le gustará más la definición de Gregorio Marañón, humanista, liberal y científico español, cuando afirmó: “no hay orgullo comparable al de los tímidos. La sabiduría no es extensión sino profundidad. La información (que se confunde con la sabiduría) convierte al cerebro en un almacén; pero la sabiduría no es saber cosas, sino saber comprender [y] crear, es una aptitud y no un amontonamiento de cosas. El que comprende una cosa y la sabe en su sentido profundo [ ] es, por lo tanto, un sabio”.