Expresidenta del Colegio de Farmacéuticos de Carabobo y asilada en España, vive ahora en Vigo

Yelipza Moreno: “Galicia es una bendición para las familias emigrantes; doy gracias a Dios por la oportunidad”

Yelipza Moreno, natural de Barinitas (Estado Barinas), vivió casi toda su vida en Valencia (Venezuela), hasta que las carencias del ‘chavismo’ quedaron al descubierto y la persecución a los opositores se convirtió en práctica habitual. Entonces se vio obligada a abandonar su país y, en 2017 recaló en Vigo, donde tiene que seguir trabajando para vivir, pese a haber superado la edad de la jubilación. Galicia, reconoce, ha sido para ella una “bendición”.
Yelipza Moreno: “Galicia es una bendición para las familias emigrantes; doy gracias a Dios por la oportunidad”
Yelipza Moreno II
Yelipza Moreno, el pasado 11 de febrero en Vigo, donde reside desde el año 2017.

Pregunta. ¿Por qué tuvo que dejar Venezuela?

Respuesta. Porque denuncié el desabastecimiento en medicinas a partir de 2014 y el incremento de las muertes que llevaba asociado y eso tuvo mucha cobertura mediática. Como presidenta del Colegio de Farmacéuticos de Carabobo y miembro de la Asociación de Profesores de la Universidad de ese estado, incluso llegué a protagonizar un enfrentamiento fuerte con gente del Gobierno, porque me situé a favor de declarar el estado de emergencia sanitaria. También hicimos huelgas en plan gremial y eso no le gustó al Gobierno.

P. ¿Y cuál fue el desencadenante de su marcha?

R. La toma del Fuerte Paramacay, en Valencia, el 8 de agosto de 2017. Entonces llevaron detenidas a tres personas de distintos gremios, entre ellos, al presidente del Colegio de Enfermería. En aquellas circunstancias me animaron a que me fuera y salí del país el 18 de agosto, con rumbo a Miami. Pero venían las elecciones a gobernadores en octubre y todo indicaba que los de la oposición íbamos a ganar. Yo quería regresar, pero aquello fue un fraude completo y esta vez me recomendaron que no volviera porque no se daban las condiciones.

P. ¿Por qué eligió España como lugar de asentamiento?

R. Primero me planteé emigrar a Chile, pero deseché la idea. Pensé en Milán, donde había hecho el postgrado y ejercido como profesora universitaria, pero en Italia era muy difícil la homologación del título. Así que me quedó la opción de España, a donde vine con mi hermana, que es abogado, y sus dos hijos.

P. ¿Era su primer contacto con España?

R. El contacto con España, o más bien, con Galicia, comenzó estando allá. En Valencia había la costumbre de asociarse a alguna entidad y mis hermanos y yo nos vinculamos con la Hermandad Gallega de Valencia. Allí aprendimos las costumbres gallegas y hasta comíamos cocido. Como no había grelos, utilizábamos repollo, algo que también hacen aquí.

P. De todos los lugares posibles, recalaron en Vigo, ¿por qué?

R. La ONG que nos asignaron cuando llegamos a España decidió que Vigo debía ser nuestro destino. Yo había venido en dos ocasiones a Galicia, sabía que es un lugar en el que llueve mucho, y así se lo dije a mi familia, pero le doy gracias a Dios de que hayamos tenido esta oportunidad.

P. ¿Cómo recuerda aquel momento?

R. Fue un golpe fuerte, sobre todo para la niña, que estaba acostumbrada a la vida allá. No tuvimos más remedio que recibir ayuda y estuvimos cinco meses viviendo en el refugio de la Cruz Roja. También me vinculé a la Federación Venezolana de Galicia (Fevega).

P. Los estudios que traía y su experiencia como profesora de universidad, ¿le sirvieron para encontrar empleo?

R. Lo primero que me dijeron al llegar fue que no iba a tener oportunidad, pero alguien me animó a estudiar técnico de farmacia y en dos años tenía el título. La Xunta me dio la beca para estudiar, pude comprar un ordenador y me fue superbién. Yo fui quien dio el discurso de graduados en el instituto Santa Irene. Fue una experiencia muy bonita.

P. ¿Encontró trabajo entonces?

R. Sí, en una farmacia. Trabajé en tres farmacias y, desde hace un año, soy teleoperadora en un banco. Se trata de empleos temporales, porque aquí hay muy poco trabajo, pero lo cierto es que nos ha ido bien y salimos de la Cruz Roja.

P. La pandemia les sorprendió en un país que no era el suyo. ¿Cómo afrontaron ese periodo?

R. Volvimos a necesitar ayuda y recibimos alimentos de Cruz Roja y de Cáritas, hasta que empezamos de nuevo a despegar.

P. Y, ¿cómo es su situación actual?

R. Mi hermana también encontró trabajo y vivimos de alquiler. La chica, que es muy estudiosa, obtuvo una beca para cursar el bachiller internacional en Estados Unidos y el chico, que estudia tercero de la ESO y es muy buen atleta, está preparando el Campeonato de España.

Para mi sobrino, diagnosticado de TDH cuando era niño, Galicia ha sido una bendición. Mi hermana da gracias a Dios de que no la dejaran en Madrid, porque aquí los niños se han desarrollado muy bien.

P. ¿Mejor Galicia que Madrid?

R. Para las familias emigrantes, Galicia es una bendición, porque se vive con más familiaridad. En ciudades como Madrid habrá más oportunidades, pero la vida es más costosa, las viviendas están alejadas del lugar de trabajo... todo es más difícil.

P. Trascurridos más de siete años desde que dejó Venezuela, ¿cómo ve su país?

R. Venezuela está muy mal, sobre todo en el aspecto de la salud. Quien no tiene dinero para pagarse un seguro privado, o incluso teniéndolo, no puede hacer frente a situaciones graves. Porque no hay dinero que soporte el coste de una enfermedad catastrófica o un cáncer. El dinero que podríamos haber tenido para hacer hospitales..., todo eso fue sustraído; no hay nada. Los gallegos tienen suerte porque tienen un centro de día en la Hermandad, y perciben ayudas de la Xunta, les llegan medicinas y las pensiones, pero para el resto, es mortal.

P. ¿Qué le transmite la gente que no ha salido?

R. Tengo cinco hermanos allá y hablo con profesores que fueron mis compañeros, y están mal. Una amiga me dijo estos días que habían estado seis horas sin luz. Están habituados a eso. Ahora no hay escasez de alimentos, pero los que están a la venta no todos se los pueden comprar, porque se cobra en dólares. El sueldo de un profesor universitario son unos 50 dólares mensuales, y no dan para nada. Es por eso que la desnutrición ha aumentado, las enfermedades relacionadas con ello han vuelto a aparecer. La gente va a lo básico, a vivir el día a día y faltan proteínas, y todo eso influye en la salud en general.

P. ¿Cómo son capaces de sobrevivir en esas condiciones?

R. Se han acostumbrado; se reinventan, trabajan en varios sitios, porque el venezolano es trabajador y, al igual que en el resto de Latinoamérica, viven también de las remesas que les envían los hijos y nietos que están fuera. En mi familia ocurre; todos los sobrinos, excepto dos, están fuera y les envían remesas a sus padres. Mis hermanos son huérfanos de hijos.

P. La inseguridad y la corrupción imagino que también juegan en contra.

R. La corrupción es muy grande. La gente que tiene negocios lucha para pagar los impuestos, que no son normales, sino que les tienen que pagar a los funcionarios para que los dejen trabajar tranquilos. Pero esto no se puede hablar allá; todo se hace con miedo y eso influye en la mente de las personas. Los datos hablan de un aumento de los problemas psicológicos y psiquiátricos. La inseguridad ciudadana afecta a mucha gente, como es el caso de mi hermana, que se animó a salir por eso.

Ocurre que emigrar no es fácil y a mayor edad, peor. Así que uno se acostumbra. Conozco casos de amigos españoles y gallegos que quieren que sus padres retornen, pero ellos van y vienen, porque están acostumbrados a aquel país.

P. Si la situación mejorara en Venezuela, ¿se plantearía volver?

R. Aquí me he reinventado y no sé qué haría. Si allá se arreglaran las cosas, pienso que me atrevería, porque ya lo hice una vez, pero siempre hay ese temor a no ser capaz de adaptarse nuevamente.

“Los políticos hablan de humanidad, pero lo único que les mueve son intereses económicos”

P. A nivel político y económico, ¿qué sabe de la situación actual en Venezuela?

R. Sé que está resultando muy difícil, porque el mundo globalizado depende de la economía. Venezuela es un país con mucha riqueza natural, además del petróleo, y es objeto de muchos intereses económicos. Irán y China, por ejemplo, están interesados en los minerales que son fundamentales para las tecnologías. Todos los países tienen intereses económicos. Es mentira la humanidad que proclaman los políticos, la economía prevalece.

P. ¿Qué posibilidades hay de que se instaure la democracia?

R. Tenemos esperanza con lo que decida hacer Estados Unidos, pero también sabemos que para Trump lo primero es su país y seguir con el negocio del petróleo. Por de pronto, el pasado octubre ya han renovado la licencia a la petrolera Chevron para que siga operando en Venezuela y solo nos queda ver qué pasará a partir de abril, que se acaba la concesión otra vez.

P. En todo este conflicto generado por el ‘chavismo’, ¿qué esperan de Europa?

R. En Europa se reconoce que las elecciones del pasado julio no fueron legales, pero, en el caso concreto de España, su posicionamiento es muy light, porque también le interesa preservar los intereses económicos de empresas como Repsol o el BBVA, así que no se van a pelear con el Gobierno de allá.

P. Algunos políticos españoles, como Zapatero, tienen un papel destacado en todo este proceso en Venezuela. ¿Qué le parece su labor de intermediación?

R. Sabemos que lo que Zapatero busca es ganancia económica. Sus hijas tienen empresas allá; una vinculada con el turismo y otra con el mundo de la moda, y él con las minas de Bolívar. Todo eso está contrastado.

Cuando yo vivía en Venezuela, me gustaba la actitud de Felipe González y confiaba en los socialistas, pero ahora...

P. También políticos de Podemos ejercieron influencia en la ideología’ chavista’. ¿Qué responsabilidad tienen en todo este proceso?

R. Ellos fueron asesores, pero la política de Chávez estuvo influenciada principalmente por Fidel Castro, que, a su vez, también tenía sus conexiones con Podemos. Lo que más me apena es que no se oye que en España se esté defendiendo a los presos españoles que han tomado partido por una alternativa política.

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