Steffany Andrea Azuaje asegura que la subvención al retorno emprendedor “me ayudó bastante porque puedo organizarme un poco más”

Nacida en Venezuela, Steffany Andrea Azuaje vivió en el país hasta los 17 años cuando se fue a estudiar a Estados Unidos. Mientras estaba allí, la situación familiar y la del país se complicó por la inseguridad, y la familia se mudó a Uruguay. “Como no encontrábamos trabajo allí y la vida era muy costosa decidimos probar en España y vinimos a Galicia porque mis abuelos son gallegos y yo ya tenía nacionalidad española”, asegura Steffany Andrea Azuaje, una de las retornadas beneficiarias de las ayudas al retorno emprendedor.

Steffany Andrea Azuaje asegura que la subvención al retorno emprendedor “me ayudó bastante porque puedo organizarme un poco más”
Steffany Azuaje  vertical
Steffany Andrea Azuaje trabaja administrando la página web y las redes sociales de diferentes entidades.

Esta joven explica que llegó a España un verano y trabajó en temas relacionados con el turismo. “Luego formé parte de un taller de turismo y allí pude trabajar como ‘communitty manager’ y me gustó mucho el tema del marketing digital. Yo había estudiado marketing, pero el ponerlo en práctica me gustó, por eso decidí profesionalizarme”.

Tras este curso de formación y con la ayuda de la Secretaría Xeral de Emigración para emprendedores retornados se hizo autónoma y lleva la página del Salnesclick.  “Es como un Amazon de la comarca del Salnés y es para apoyar al comercio local”, asegura Azuaje, quien explica que también lleva las redes sociales de esa plataforma y del Consorcio de Comercio de Cambados y algunos temas de turismo relacionados con el Xacobeo.

“Yo me enteré de las ayudas por mi madre porque ella es emprendedora, tiene una tienda ‘on line’ de joyería. Como yo me iba a dar de alta como autónoma y sabíamos que eso eran muchos gastos, mi madre, por experiencia propia, me comentó esto y luego ya me informé con otra gente del sector”, afirma esta joven, quien explica que la ayuda la animó a embarcarse en este proyecto. “Cuando uno está empezando –continúa– todavía tienes una cartera de clientes pequeña, son muchos gastos al principio y es bastante complicado dar el paso para hacerlo. La ayuda me ayudó bastante porque puedo organizarme un poco más. Ahora estoy con estos clientes, pero puedo ir teniendo más, a medida que vaya organizando mejor los tiempos”.

Pedir la ayuda al retorno emprendedor no fue fácil “porque eran bastantes cosas las que pedían porque tenías que hacer tu plan de negocio y presentarlo al Igape”. “No es algo inaccesible –comenta–, pero tuve suerte que mi madre me ayudó porque a mí, por mi cuenta, me hubiese resultado más difícil, pero tampoco soy mucho de hacer trámites ‘on line”, explica Azuaje, quien ya está pensando en el siguiente paso. “Me gustaría seguir con lo que tengo y de manera paralela montar una tienda ‘on line’, para tener ingresos diferentes”, dice esta joven. Recuerda que “las redes sociales requieren muchísimo tiempo, porque no es sólo publicarlo, es diseñar una estrategia y elaborar un contenido atractivo”, con lo que le resulta difícil incrementar el número de clientes y por eso le gustaría contar con un negocio en línea relacionado con el mundo de la joyería.

Cuando la familia Azuaje decidió venir a España, optaron por Vilanova de Arousa porque, “aunque mi abuelo era de Lugo y mi abuela de Caldas de Reis”, su hermano vivía aquí y “aquí tengo a mis tíos y mis primos”. “Si vinimos a Vilanova –continúa– fue porque una tía de mi madre le dijo que viniese aquí para visitar a la familia. Vinimos y al final nos quedamos”. Al principio, explica, fue difícil porque si no tienes DNI sólo te alquilan cosas vacacionales y “eso es muchísimo más caro”. Finalmente, estuvimos un tiempo viviendo en casa de mi tía y nos pudimos empadronar y solicitar el DNI. “Fue un poco complejo, pero ayudó mucho tener aquí a la familia”, comenta.

Esta joven venezolana comenta que la adaptación no fue sencilla, ya que ella siempre había vivido en grandes ciudades, pero el hecho de llegar en verano y anotarse al curso mientras tramitaba la convalidación de sus estudios universitarios, le permitieron conocer gente enseguida. “De donde yo vengo siempre es verano, no hay nada especial, pero aquí en verano hay mucha vida, incluso en verbenas y en la calle, no tienes que ir a un establecimiento. Creo que eso me ayudó a adaptarme mucho más rápido”, explica Azuaje, quien asegura que “el verano aquí es mucho mejor que en cualquier otro lugar de los que he estado”.

El comienzo no fue fácil, pero esta familia procedente de Venezuela ha venido para quedarse y en Galicia ha encontrado las herramientas necesarias para construir una vida. “Nosotros no tenemos idea de volvernos, nos gusta Galicia”, concluye la joven.