ENTREVISTA A LA DELEGADA DE LA XUNTA EN BUENOS AIRES, MARÍA JOSÉ PORTEIRO
Porteiro asegura que el compromiso del Gobierno gallego contra la violencia de género “debemos traerlo a Argentina”
En el Día Internacional contra la Violencia de Género -25 de noviembre- la Xunta de Galicia en Argentina hizo llegar a los medios de difusión un comunicado que informa sobre las leyes emanadas de las Cortes españolas y del Parlamento Gallego contra la violencia de género.

En el Día Internacional contra la Violencia de Género -25 de noviembre- la Xunta de Galicia en Argentina hizo llegar a los medios de difusión un comunicado que informa sobre las leyes emanadas de las Cortes españolas y del Parlamento Gallego contra la violencia de género. Estas leyes, dispuestas entre el 2004 y 2007, son el marco legal para proteger y asistir a las víctimas ante los casos de violencia de género pero también son instrumentos que se proponen incrementar la conciencia, sensibilizar ante el tema y así prevenir estos repulsivos agravios a futuro.
Tras un diálogo con la Delegada de la Xunta de Galicia en Buenos Aires, María José Porteiro -quien es una experta en el tema y trabaja comprometidamente en la causa- pudimos interiorizarnos en el tema.
Pregunta. ¿Por qué se conmemora el Día Internacional contra la Violencia de Género en esta fecha, se debe a algún motivo en especial?
Respuesta. Sí, tiene que ver con una fecha trágica. La primera vez que se conmemoró fue en el Encuentro feminista de América Latina y el Caribe de 1981 para recordar el asesinato de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, jóvenes activistas dominicanas, a manos de la policía secreta de la dictadura de Trujillo el 25 de Noviembre de 1960. Sus cuerpos aparecieron en un precipicio con brutales agresiones y las Hermanas Mirabal se convirtieron en símbolo de la resistencia, tanto popular contra la dictadura, como feminista.
En años siguientes un gran número de redes de mujeres de ámbitos regionales, naciones y mundiales se fueron especializando en esta temática de la violencia llamada de género porque se ejerce contra las mujeres por su condición de tales. Estas redes internacionales han ido promoviendo un cambio en la conciencia social para que dejase de ser considerado como algo \'normal\' en la relación entre los dos sexos que uno de ellos ejerciese su supuesta superioridad sobre el otro utilizando métodos violentos.
Esta amplia movilización llegó a conseguir que en 1999 la ONU designara el 25 de noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Esto ocurrió cuatro años después de que en 1995, durante la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres, celebrada en Beijing y también organizada por la ONU, se reconociera a la violencia contra las mujeres como un obstáculo para la igualdad, el desarrollo y la paz de los pueblos, que impide a las mujeres el disfrute de sus derechos como seres humanos y de sus libertades fundamentales.
P. ¿Cuáles cree que son los mayores inconvenientes planteados en la actualidad para terminar con la violencia de género?
R. La Declaración sobre la Eliminación de la violencia contra la mujer, de Naciones Unidas, dice en su artículo 1º que es violencia contra las mujeres "todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para las mujeres, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto de producirse en la vida pública como en la privada". Si se analiza con detenimiento esa definición identificamos multitud de situaciones que se dan en la vida diaria y que son considerados naturales o derivados del reparto de roles que se da en la mayoría de las sociedades. Y esa es, precisamente, la mayor dificultad, la "normalidad" con que se viven realidades absolutamente injustas e indignas, atentatorias de los derechos humanos.
En el lenguaje cotidiano hay muchas expresiones que atestiguan hasta qué punto está interiorizado el derecho del \'sexo fuerte\' a someter al que se considera inferior. Hoy mismo he recibido un correo de una buena amiga que recoge una serie de consideraciones misóginas, atribuidas al Código de Hammurabi (s.XVII aC), Zaratustra (s.VII aC), Aristóteles (s.IV aC), San Pablo (año 67), Lutero (s.XVI) o a la Constitución Inglesa (s.XVIII) que se caracterizan todas por describir a las mujeres como seres de inferior dignidad y les recriminan o impiden, so pena de castigo, el afán de aprender, o la no obediencia conyugal.
Hay innumerables barreras patriarcales, la mayoría subliminales o casi inconscientes, que dificultan lo que en definitiva es un gran cambio cultural o civilizatorio, es decir, el reconocimiento pleno de la igualdad de derechos y deberes para todas las personas, independientemente de a qué sexo pertenezcan.
P. ¿Cuáles son las vías, además de la legal, para luchar contra todo tipo de violencia sexista?
R. Bueno, cada uno de nosotros debería interiorizar, difundir y combatir cualquier manifestación de violencia contra la mujer. De ahí el empeño de la Delegación de la Xunta en contribuir a este objetivo de identificar y combatir la violencia de género en sus múltiples manifestaciones: malos tratos, agresión o abuso sexual, violación, abusos sexuales a menores, acoso sexual en el trabajo y la explotación sexual. Conviene aclarar que la diferencia del concepto de Violencia de Género respecto del de Violencia Doméstica o Familiar es que el primero es más amplio y el segundo se circunscribe a la violencia ejercida en el ámbito familiar o doméstico por personas con vínculos familiares. Hasta hace poco no se consideraban delitos, sino \'asuntos privados\'.
Otras manifestaciones igualmente trágicas de violencia de género se dan en los conflictos bélicos que suelen conllevar torturas y violaciones sexuales -en ocasiones usadas como venganza étnica-, persecuciones, presiones emocionales, desapariciones, encarcelamientos y muerte, donde son prácticas usuales. Uno de los logros de la ya citada IV Conferencia Mundial de Beijing fue considerar como crímenes de guerra a las violaciones que se producen en esos conflictos.
P. ¿Cuáles son las formas en las que la población civil, la comunidad y en especial, la colectividad gallego-argentina puede colaborar en esta materia?
R. Incorporando este asunto como algo que trasciende la vida privada y que pasa a ser un problema de todos. Es un delito, un atentado contra los derechos humanos y una lacra que afecta a más personas cada año que el terrorismo o casi tantas como los accidentes de carretera.
Galicia, su gobierno, sus instituciones y su sociedad civil, tienen un papel muy activo en esta lucha contra unos hechos que se dan en todo el planeta y que no son privativos de una determinada religión, cultura, lugar geográfico o clase social. En Galicia hay muchas organizaciones que han estado y están en primera línea en esta materia desde hace años y nuestro Parlamento ha sido pionero en la promulgación de una Ley contra la Violencia de Género. Debemos hacer saber que la Xunta tiene una política muy activa en este tema y en general a todo lo referido a la situación de las mujeres, hasta el punto de que el actual es el primer gobierno en la historia de nuestra Autonomía con igual número de mujeres que de hombres al frente de las Consellerías. Cabe destacar el hecho de que en el Decreto de creación de estas Delegaciones se cita expresamente como misión transversal el trabajo a favor de la igualdad de género.
Este protagonismo, este compromiso de Galicia y de las gallegas y gallegos, debemos traerlo aquí, a Argentina, donde hay un colectivo tan amplio. Es algo coherente con la realidad social de la Galicia de hoy y los gallegos de aquí no pueden sentirse sólo ciudadanos para demandar atención por parte de la Xunta sino también para asumir los deberes de ciudadanía que han ido incorporando los ciudadanos que viven allá.
Respecto a estas últimas palabras, en las que María José Porteiro habla de los "deberes" que la ciudadanía debe asumir al respecto, se puede pensar en un nivel macro, que excede al colectivo gallego en Argentina, teniendo en cuenta las aberrantes cifras actuales que se dieron a conocer en el país. La importancia de que el tema se vuelva central en la agenda política nacional y de bastas instituciones es la forma más viable de ayudar a quienes padecieron o padecen situaciones de este tipo y a la vez prevenirlas, evitarlas en el futuro; procurando que ninguna mujer ni niño quede expuesto al maltrato físico y psíquico de la violencia familiar.
Tras un diálogo con la Delegada de la Xunta de Galicia en Buenos Aires, María José Porteiro -quien es una experta en el tema y trabaja comprometidamente en la causa- pudimos interiorizarnos en el tema.
Pregunta. ¿Por qué se conmemora el Día Internacional contra la Violencia de Género en esta fecha, se debe a algún motivo en especial?
Respuesta. Sí, tiene que ver con una fecha trágica. La primera vez que se conmemoró fue en el Encuentro feminista de América Latina y el Caribe de 1981 para recordar el asesinato de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, jóvenes activistas dominicanas, a manos de la policía secreta de la dictadura de Trujillo el 25 de Noviembre de 1960. Sus cuerpos aparecieron en un precipicio con brutales agresiones y las Hermanas Mirabal se convirtieron en símbolo de la resistencia, tanto popular contra la dictadura, como feminista.
En años siguientes un gran número de redes de mujeres de ámbitos regionales, naciones y mundiales se fueron especializando en esta temática de la violencia llamada de género porque se ejerce contra las mujeres por su condición de tales. Estas redes internacionales han ido promoviendo un cambio en la conciencia social para que dejase de ser considerado como algo \'normal\' en la relación entre los dos sexos que uno de ellos ejerciese su supuesta superioridad sobre el otro utilizando métodos violentos.
Esta amplia movilización llegó a conseguir que en 1999 la ONU designara el 25 de noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Esto ocurrió cuatro años después de que en 1995, durante la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres, celebrada en Beijing y también organizada por la ONU, se reconociera a la violencia contra las mujeres como un obstáculo para la igualdad, el desarrollo y la paz de los pueblos, que impide a las mujeres el disfrute de sus derechos como seres humanos y de sus libertades fundamentales.
P. ¿Cuáles cree que son los mayores inconvenientes planteados en la actualidad para terminar con la violencia de género?
R. La Declaración sobre la Eliminación de la violencia contra la mujer, de Naciones Unidas, dice en su artículo 1º que es violencia contra las mujeres "todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para las mujeres, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto de producirse en la vida pública como en la privada". Si se analiza con detenimiento esa definición identificamos multitud de situaciones que se dan en la vida diaria y que son considerados naturales o derivados del reparto de roles que se da en la mayoría de las sociedades. Y esa es, precisamente, la mayor dificultad, la "normalidad" con que se viven realidades absolutamente injustas e indignas, atentatorias de los derechos humanos.
En el lenguaje cotidiano hay muchas expresiones que atestiguan hasta qué punto está interiorizado el derecho del \'sexo fuerte\' a someter al que se considera inferior. Hoy mismo he recibido un correo de una buena amiga que recoge una serie de consideraciones misóginas, atribuidas al Código de Hammurabi (s.XVII aC), Zaratustra (s.VII aC), Aristóteles (s.IV aC), San Pablo (año 67), Lutero (s.XVI) o a la Constitución Inglesa (s.XVIII) que se caracterizan todas por describir a las mujeres como seres de inferior dignidad y les recriminan o impiden, so pena de castigo, el afán de aprender, o la no obediencia conyugal.
Hay innumerables barreras patriarcales, la mayoría subliminales o casi inconscientes, que dificultan lo que en definitiva es un gran cambio cultural o civilizatorio, es decir, el reconocimiento pleno de la igualdad de derechos y deberes para todas las personas, independientemente de a qué sexo pertenezcan.
P. ¿Cuáles son las vías, además de la legal, para luchar contra todo tipo de violencia sexista?
R. Bueno, cada uno de nosotros debería interiorizar, difundir y combatir cualquier manifestación de violencia contra la mujer. De ahí el empeño de la Delegación de la Xunta en contribuir a este objetivo de identificar y combatir la violencia de género en sus múltiples manifestaciones: malos tratos, agresión o abuso sexual, violación, abusos sexuales a menores, acoso sexual en el trabajo y la explotación sexual. Conviene aclarar que la diferencia del concepto de Violencia de Género respecto del de Violencia Doméstica o Familiar es que el primero es más amplio y el segundo se circunscribe a la violencia ejercida en el ámbito familiar o doméstico por personas con vínculos familiares. Hasta hace poco no se consideraban delitos, sino \'asuntos privados\'.
Otras manifestaciones igualmente trágicas de violencia de género se dan en los conflictos bélicos que suelen conllevar torturas y violaciones sexuales -en ocasiones usadas como venganza étnica-, persecuciones, presiones emocionales, desapariciones, encarcelamientos y muerte, donde son prácticas usuales. Uno de los logros de la ya citada IV Conferencia Mundial de Beijing fue considerar como crímenes de guerra a las violaciones que se producen en esos conflictos.
P. ¿Cuáles son las formas en las que la población civil, la comunidad y en especial, la colectividad gallego-argentina puede colaborar en esta materia?
R. Incorporando este asunto como algo que trasciende la vida privada y que pasa a ser un problema de todos. Es un delito, un atentado contra los derechos humanos y una lacra que afecta a más personas cada año que el terrorismo o casi tantas como los accidentes de carretera.
Galicia, su gobierno, sus instituciones y su sociedad civil, tienen un papel muy activo en esta lucha contra unos hechos que se dan en todo el planeta y que no son privativos de una determinada religión, cultura, lugar geográfico o clase social. En Galicia hay muchas organizaciones que han estado y están en primera línea en esta materia desde hace años y nuestro Parlamento ha sido pionero en la promulgación de una Ley contra la Violencia de Género. Debemos hacer saber que la Xunta tiene una política muy activa en este tema y en general a todo lo referido a la situación de las mujeres, hasta el punto de que el actual es el primer gobierno en la historia de nuestra Autonomía con igual número de mujeres que de hombres al frente de las Consellerías. Cabe destacar el hecho de que en el Decreto de creación de estas Delegaciones se cita expresamente como misión transversal el trabajo a favor de la igualdad de género.
Este protagonismo, este compromiso de Galicia y de las gallegas y gallegos, debemos traerlo aquí, a Argentina, donde hay un colectivo tan amplio. Es algo coherente con la realidad social de la Galicia de hoy y los gallegos de aquí no pueden sentirse sólo ciudadanos para demandar atención por parte de la Xunta sino también para asumir los deberes de ciudadanía que han ido incorporando los ciudadanos que viven allá.
Respecto a estas últimas palabras, en las que María José Porteiro habla de los "deberes" que la ciudadanía debe asumir al respecto, se puede pensar en un nivel macro, que excede al colectivo gallego en Argentina, teniendo en cuenta las aberrantes cifras actuales que se dieron a conocer en el país. La importancia de que el tema se vuelva central en la agenda política nacional y de bastas instituciones es la forma más viable de ayudar a quienes padecieron o padecen situaciones de este tipo y a la vez prevenirlas, evitarlas en el futuro; procurando que ninguna mujer ni niño quede expuesto al maltrato físico y psíquico de la violencia familiar.