Núñez Seixas: “Los retornados fueron agentes de modernización de las áreas rurales y suburbanas de Galicia”
El retorno supuso una “riqueza” para Galicia, ya que cuando se analiza el desarrollo de las villas gallegas en la segunda mitad del siglo pasado, se observa que “casi siempre hay detrás un capital” labrado en la emigración, aseguró el catedrático Xosé Manuel Núñez Seixas, durante el reciente seminario sobre retorno celebrado en Santiago.

La jornada sobre retorno que convocó el Consello da Cultura Galega (CCG) el pasado 10 de octubre reunió en torno a este asunto a especialistas en la materia que, con sus investigaciones, tratan de añadir nuevas evidencias a los estudios realizados a este respecto.
Xosé Manuel Núñez Seixas, vicepresidente del CCG, así como director del Arquivo da Emigración Galega –organismo dependiente del propio Consello–, fue el encargado de abrir la sesión con una conferencia sobre ‘Os retornos nos estudios migratorios’, en la que fue desgranando algunas de sus conclusiones sobre lo que supuso este fenómeno en Galicia.
Una de las más destacadas incide en el hecho de que “los retornados fueron agentes de modernización de las áreas rurales y suburbanas de Galicia”, dijo. Prueba de ello es su contribución al desarrollo de la economía –con la creación de industrias–, la “laicización de la enseñanza”, la “secularización de la vida pública”, así como la impronta que dejaron en el plano arquitectónico, y no solo con las casas de indianos, sino también con otro tipo de edificaciones, como chalés con tejados a dos aguas.
Partiendo de la base de que existe una “imagen idealizada de los retornados”, el catedrático de la USC –cuyo libro ‘Os inmigrantes imaxinados’, sobre la identidad gallega en Argentina entre 1780 y 1960, acaba de llegar a las librerías–, fue aportando algo de luz sobre aquellos aspectos que suscitan preguntas, pero para los que no existe “respuesta definida”, como conocer quiénes retornaban y por qué, los lugares en los que se asentaban tras la vuelta a Galicia, los sectores en los que invertían y cómo era su integración en la vida social una vez establecidos de nuevo en su tierra.
Según Núñez Seixas, en el caso de América, “vuelven los que fracasan”, pero también “los que triunfan”, movidos por alguna “razón para volver de manera permanente”, como podría ser el embarcarse en una expectativa de negocio, recuperar la herencia familiar o cumplir con el compromiso matrimonial. También los que tienen que “echar mano de sus parientes mayores”.
Por lo que respecta a Europa, “los retornos son más frecuentes”, porque “no siempre se integraban del todo”, debido a los problemas con el idioma o las costumbres del país de acogida. En muchos casos, “dejaban a los hijos al cuidado de los abuelos” y “venían de visita dos o tres veces al año”, por lo que “nunca se iban del todo de la comunidad local”, asegura. Muy al contrario, “seguían vinculados a ella”.
Los emigrados a Europa (sobre todo Francia, Suiza, Gran Bretaña y Alemania), “casi siempre retornan”, sobre todo cuando les llega “la jubilación”, y lo hacen porque pueden seguir manteniendo el vínculo con los hijos que se quedan allá, además de porque “económicamente les es mucho más rentable”, ya que “las pensiones” que perciben del país de acogida “son más altas” que en Galicia, relató el historiador.
Respecto a los lugares de asentamiento, descartó que sea “su aldea de origen” el espacio elegido, sino más bien, “villas”, como Vigo, Tui, Santiago o Madrid, donde tienen oportunidad de “vivir de rentas” y de “invertir en bolsa”. En cualquier caso, los que retornan “no experimentan un fracaso social”, sino “todo lo contrario”, ya que el dinero que traen de vuelta les permite la compra de la “plena propiedad de la tierra”, “ampliar la explotación” o “contratar jornaleros”. A modo de ejemplo, alude a la inversión en pisos en Santiago, que dedicaban al alquiler.
Como consecuencia de estos movimientos migratorios adquieren importancia las “remesas” que los emigrados enviaban, que eran utilizadas, entre otras cosas, para “anchear las casas” y mejorar e incorporar elementos nuevos que permiten hablar de “mestizaje arquitectónico” ya en aquella época. Asimismo, aportaban “muebles”, “colores” y ornamentos “visibles” desde el punto de vista de la arquitectura, ya que muchas casas se construyeron entonces con “capital llegado de Venezuela, Suiza, etc.”, apunta el conferenciante, quien se refiere también a la influencia que ejercieron los emigrados en los patrones de higiene de aquella época.
En el plano industrial destacó la aportación del colectivo con la inversión en “valores seguros” y “pequeños negocios,” así como en el plano de las finanzas con su participación con capital en entidades como el Banco Galicia o el Banco de Buenos Aires. En la educación, fue la aportación más sobresaliente para la construcción de escuelas, cuyas cifras siempre “se corrigen al alza” según qué zonas. No obstante, remarca que muchas de estas escuelas fueron “expropiadas o nacionalizadas” durante el franquismo y que el tipo de enseñanza que se impartía, frente a lo que podía parecer, “no siempre fue del todo laica”.
Por otra parte, también apunta a que las remesas que los emigrados enviaban a Galicia “tenían un efecto retroalimentador”, ya que, en el caso de la enseñanza, se tiene constancia de que, a la hora de seleccionar a los beneficiarios, tenían prioridad los familiares de los vinculados con las instituciones de la diáspora.
Sobre inversiones en obra pública, “se sabe poco”, dijo el historiador, quien sí puso el acento en “la ambigüedad” en que se movían los retornados y su fluir ideológico entre izquierdas y derechas. Los había que “apoyaron la dictadura de Primo de Rivera” y “evolucionaron hacia la derecha”, confirma.
Por lo que respecta a los “referentes identitarios”, estos “mudan a América”, y “se mezclan”, hasta el punto de que se adopta como “costumbre” en algunas aldeas de Galicia “beber mate”, comentó. El catedrático también hizo alusión al papel de las mujeres en este contexto, de las que dijo; “retornan a los pocos años” para ocuparse del “cuidado de los hijos” o de los familiares mayores.
Núñez Seixas, para quien “las lógicas de la emigración son borrosas”, abogó, una vez más, también durante esta conferencia, por iniciar un diálogo interdisciplinar entre la historia social de las migraciones clásicas, que finaliza en 1930, y la historia cultural y sociopolítica de los movimientos migratorios de manera amplia.