Galicia en el corazón de Portugal

A comienzos del siglo XVI miles de gallegos emigraron a Lisboa en busca de una vida mejor. Sin embargo, este fenómeno no se ha tenido en cuenta por parte de los investigadores, a excepción del profesor de la Universidad de Santiago de Compostela, Domingo Lopo. Este ha sido el motivo por el que el director de la exposición, Xan Leira, ha estudiado la historia de este flujo migratorio y el papel que el gallego desempeñó en la sociedad lusa. Fruto de este trabajo, Leira ha organizado una exposición itinerante con testimonios de familiares de emigrantes. Para ello, trabajaron como mozos de carga, estibadores o cocineros, llegando a contribuir en la creación de la cocina típica portuguesa. Gracias a su ímpetu se ganaron el reconocimiento de hombres trabajadores, ahorradores y con ganas de retornar, aunque algunos decidieron quedarse y fundar allí su familia.
“Este vaise i aquel vaise / e todos, todos se van: / Galicia, sin homes quedas / que te poidan traballar. /Tes, en cambio, orfos e orfas / e campos de soledad; / nais que non teñen fillos / e fillos que non tén pais. / E tes corazós que sufren / longas ausencias mortás. / Viúdas de vivos e mortos / que ninguén consolará”. Con estas palabras, la poetisa gallega Rosalía de Castro describía en su obra ‘Follas Novas’ los problemas sociales de la Galicia de su tiempo como eran la emigración, el éxodo rural, el absentismo, la situación de las mujeres que se enfrentan al trabajo agrícola y a las tareas domésticas. De esta forma, el fenómeno de la emigración, que fue masivo en el siglo XIX, definió y transformó el panorama humano, social, económico, político y cultural de Galicia.
En aquella época, la mayor parte de los gallegos que buscaban una vida mejor lejos de su patria se dirigían a América, pero un gran número de nuestros trabajadores también eligieron países de la Europa de la posguerra, como Francia, Alemania o Suiza. Además, las grandes ciudades del país, Madrid y Barcelona, acogieron a un gran número de gallegos.
A pesar de ser los destinos más conocidos, la historia escrita ya recoge que muchos gallegos se desplazaron en el siglo XVI a Portugal, concretamente a Lisboa. Dado el desconocimiento de esta vía de escape, el director de cine Xan Leira basándose en las investigaciones del profesor de la Universidad de Santiago, Domingo Lopo, ha realizado un trabajo multimedia y multidisciplinar, ‘Historia dunha emigración difusa’, sobre los 500 años de la emigración gallega a Lisboa y que durante meses recorrerá pueblos de Pontevedra y Ourense donde el número de emigrantes fue mayor. Será el 10 de noviembre, con motivo del centenario de la Sociedade de Instrucción e Recreo ‘Juventude de Galiza’ de Lisboa cuando esta institución acoja un ‘film’ documental sobre este asunto.
Así pues, esta iniciativa pretende reconstruir la historia de los gallegos en Lisboa y la historia de la ciudad desde la perspectiva de la emigración gallega en la capital lusa.
Por aquel entonces, el país vecino era una sociedad que vivía de las riquezas de las colonias, pero que también sufría un proceso migratorio de Portugal a las Américas y a las colonias, de forma que el gallego ocupaba el lugar del portugués.
Sin lugar a dudas, el terremoto de 1755, los incendios posteriores y el maremoto que sufrió la ciudad fueron los hechos que marcaron el flujo emigratorio al país vecino. Otro factor importante, que influyó en el asentamiento gallego fue el Camino de Santiago, y es que, según el periodista y vicepresidente de la asociación de amigos de Lisboa, Appio Matos, “el camino sirvió, además de por su importancia religiosa, para que muchos gallegos viniesen a Lisboa a buscar trabajo”.
Ya allí, desempeñaron todo tipo de labores. Se dedicaron a la construcción, fueron estibadores, mozos de carga, aguaderos o cocineros, entre otras muchas profesiones. En el caso de los aguaderos se dedicaban, además de suministrar aguas en las casas lisboetas, a entregar cartas de enamorados y a la compra y entrega a domicilio de productos de la más diversa índole. En cuanto a su ocupación como cocineros, consiguieron convertir la cocina gallega en la cocina típica portuguesa. Fueron los que crearon o reinventaron platos como el higado de cerdo o los pasteles de ‘bacallau’.
Gracias a su ímpetu, los gallegos en Lisboa eran conocidos como hombres del norte, trabajadores, ahorradores, que rara vez pensaban en afincarse de forma definitiva, ya que en su mente siempre estaba presente la idea retornar a su tierra donde les esperaban sus mujeres, que en vida se convirtieron en ‘viudas de vivos’ y es que, durante mucho tiempo suspiraron por la vuelta de su esposo, esperanzadas, aunque en alguna ocasión fueron vencidas por la nostalgia y su vida se resumía en trabajar y en llorar.
A pesar de ello, fueron varios los gallegos que formaron su familia en Portugal, lo que no les supuso un inconveniente para inculcar a sus hijos el amor por Galicia, algo que en algunos casos caló tan hondo en los jóvenes, que a pesar de no haber nacido en Galicia la consideran su patria.
A ello también ha contribuído la Sociedade de Instrucción e Recreo ‘Juventude de Galiza’ que nació en 1908 fruto del asociacionismo de los gallegos, que cada vez es mayor, y de la decisión y el esfuerzo de innumerables pioneros de la emigración.
Además, la constitución de esta sociedad hay que entenderla en el marco de la experiencia del proceso asociativo gallego en el mundo, como es el caso del Centro Gallego de la Habana o el Centro Gallego de Buenos Aires.
El surgir de la exposición ‘Historia dunha emigración difusa’
Hace dos años, el director Xan Leira, hijo de la emigración gallega en Argentina, puso en marcha su proyecto ‘Historia de una emigración difusa. 500 años de la emigración gallega a Lisboa’. Un fenómeno que como el propio Leira reconoce “no existe, no forma parte de la épica como grupo emigrante”. Por esta razón, considera que la emigración a Lisboa “fue un hallazgo, que yo califico como un hallazgo histórico y que muchos van a tener que empezar a enfocar sus miradas e investigaciones en este sentido, porque es un yacimiento que apenas estamos descubriendo”.
Basado en veinte años de investigación del profesor de la Universidad de Santiago de Compostela, Domingo Lopo, Leira explicaba, en una entrevista a ‘Galicia en el mundo’, cómo iniciaron el trabajo: “Diagnosticamos el espacio geográfico de Pontevedra y Ourense, llamamos a los ayuntamientos que reconocían la presencia de vecinos en Lisboa, como es el caso de As Neves, A Cañiza o Covelo. Son ayuntamientos que aún hoy tienen mucha emigración a Lisboa y allí no fue difícil contactar y conseguir testimonios.”. Además, comparó esta investigación con un “yacimiento arqueológico”, ya que a medida que divulgaban el trabajo iban apareciendo cosas y personas que se atrevían a hablar.
Así pues, “fue un campo de trabajo verdaderamente importante, con más de 150 entrevistados, 300 materiales bibliográficos, miles de fotografías recuperadas, y aún así cuando terminó el formato siento que no veo nada, porque es tanto nuestro compromiso y conocemos tanto…”.
Este proyecto no consiste únicamente en una exposición gráfica y audiovisual, sino que se han colgado en internet 30 entrevistas y se han elaborado un libro electrónico y un ‘film’ documental con una duración de 57 minutos, con vocación de llegar a todos los públicos, a partir de su divulgación por canales de televisión abierta tanto de Galicia como de Portugal y España.
Este último trabajo será proyectado por primera vez el fin de semana comprendido entre el 8 y el 10 de noviembre con motivo del centenario de la Sociedade de Instrucción e Recreo ‘Juventude de Galicia’ de Lisboa.