Ciclo Os Guieiros dedicado a la memoria de Xosé Bieito Braira

En el marco de su ciclo de actividades culturales ‘Os guieiros, memoria histórica y afectiva’, la asociación mutual cultural galega Os Gromos dedicó su reunión mensual del mes de agosto a resaltar la vida de Xosé Bieito Abraira Feijó.
Ciclo Os Guieiros dedicado a la memoria de Xosé Bieito Braira
 Los panelistas junto a los integrantes de la banda de gaitas de la Federación de Sociedades Gallegas.
Los panelistas junto a los integrantes de la banda de gaitas de la Federación de Sociedades Gallegas.
En el marco de su ciclo de actividades culturales ‘Os guieiros, memoria histórica y afectiva’, la asociación mutual cultural galega Os Gromos dedicó su reunión mensual del mes de agosto a resaltar la vida de Xosé Bieito Abraira Feijó.
El pasado sábado, día 9, en el café literario de Montserrat, su hija María del Carmen Abraira Cela; Clotilde Iglesias y Rosa Puente desentrañaron los hitos más importantes de su vida.
Con la conducción de la presidenta de la Asociación, Graciela Pereira, las tres invitadas trazaron el perfil más humano y familiar de este amigo entrañable de Alfonso Castelao y galleguista que integró la conducción de varias asociaciones de la emigración gallega en Argentina.
Al término de la charla, la banda de gaitas de la Federación de Sociedades Gallegas interpretó una selección de melodías tradicionales gallegas que los presentes acompañaron con cantos y bailes, entre las mesas.


Memorias
En momentos difíciles, la mano de Xosé Abraira fue un de las pocas que Alfonso Castelao encontró tendida. Honrado hasta el cansancio después de su muerte, en vida, tal consideración le fue mucho más esquiva. Así se refleja en una carta enviada por la esposa de Castelao, Virginia Pereira, a sus amistades en Buenos Aires, (original reproducida por OS Gromos, gentilmente cedida por Carlos Abraira).
...1946 París trataba de recuperarse de los efectos devastadores de la guerra.
A la ciudad de la luz, todavía con las huellas de la contienda, llegaron Castelao y su mujer, Virginia, desde Buenos Aires para que él fuera nombrado Ministro de la República.
El 12 de febrero de 1946, Virginia escribe una carta dramática que envía a unas amigas argentinas pidiendo ayuda dada la situación precaria de ambos.
Castelao está enfermo y cuenta Virginia que había sufrido un cólico hepático “… tan espantoso que as dores fortes e constantes non lle deron un momento de repouso durante 19 días …” “… desde que chegou aquí anda moi entristecido e, Segundo Irujo, é a morriña de Galiza ampliada coa de Bos Aires …”
Luego describe la situación del país y de su propia penuria: “… Aquí, a vida desenvólvese xa case normalmente e todo fai supor que pronto se borrarán por completo as pegadas que ainda fican da guerra que recén acaban de sofrir. A carestía de todas as ordes é o pior oso con que conta a actualidade pois os prezos son exorbitantes. Non sendo leite, chocolate e mel que, rigurosamente reservan para os nenos, ancians e enfermos, hai de todo o demáis, que logran por medio da tarxeta de racionamento, mais en cantidades tan inverosímiles que unha persoa de regular apetito traga dun bocado o que che dan para un mes …” “ … Nós facemos os almorzos nun restaurante, e para os desaxúns e as ceas, arranxámonos no cuarto, porque non hai que aguante o restaurante dúas veces por día. O caixón de víveres que o boísimo Abraira nos fixo preparar é a nosa salvación. O leite em po é o máis prezado por nós e o que Castelao toma con máis gusto acompañado de nescafé que a señora de Barcia me ragalóu. Ese leite estámolo administrando con sumo coidado para facerlle render pero, como todo, ten o seu fin, e agora a Castelao mandanlle tomar máis cantidades, teremos que recorrer de novo ao peto das ánimas para o cal avisarei con tempo …”
El propio Catelao encabeza esta misiva con unas pocas letras de su mano:
“Unha forte aperta. Escribirei”.
Cuando se repatriaron los restos de Castelao, cumpliendo su deseo expreso de que sus restos descansaran en su tierra natal, un grupo de dirigentes viajó a Galicia invitados por el gobierno de Manuel Fraga Iribarne; Abraira, en cambio, pagó su propio pasaje para poder acompañar a su amigo hasta su última morada.