Whitaker y Ruipérez reivindican el papel de la Universidad, la educación y la lectura

El científico y profesor de la Universidad de California Stephen Whitaker y el editor peñarandino Germán Sánchez Ruipérez recibieron la semana pasada la máxima distinción que concede la Universidad de Salamanca, el doctorado ‘honoris causa’, en una ceremonia presidida por el rector de la institución académica, Daniel Hernández Ruipérez, y cuya concesión fue aprobada el pasado 28 de diciembre.
Whitaker y Ruipérez reivindican el papel de la Universidad, la educación y la lectura
 La Universidad de Salamanca concede el ‘honoris causa’ a Stephen Whitaker y Germán Sánchez Ruipérez.
La Universidad de Salamanca concede el ‘honoris causa’ a Stephen Whitaker y Germán Sánchez Ruipérez.
El científico y profesor de la Universidad de California Stephen Whitaker y el editor peñarandino Germán Sánchez Ruipérez recibieron la semana pasada la máxima distinción que concede la Universidad de Salamanca, el doctorado ‘honoris causa’, en una ceremonia presidida por el rector de la institución académica, Daniel Hernández Ruipérez, y cuya concesión fue aprobada el pasado 28 de diciembre.
La trayectoria empresarial y emprendedora, así como la dedicación a la educación y a la cultura de Germán Sánchez Ruipérez ha sido distinguida con premios como el de Castilla y León de las Ciencias Sociales y Humanidades en 2004 o la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, concedida por el Consejo de Ministros en 2006.
Sin embargo, a pesar de su éxito como editor a nivel internacional, “siempre ha querido llegar a la universalidad desde lo local”, ha aseverado su madrina en la ceremonia. Por eso, Sánchez Ruipérez ha agradecido la concesión del ‘honoris causa’ por la Universidad de Salamanca con especial emoción, como viviendo “un sueño del que nunca quisiera despertar”.
El nuevo doctor en Ciencias de la Educación ha recordado que la decisión de trabajar en la librería Cervantes para ayudar a su padre impidió su ingreso en esta Universidad. Pero “en absoluto fue óbice para que la Universidad en su conjunto, y precisamente por influjo de la propia librería, dejase de alimentar y enriquecer mi vida”, ha explicado el editor. Sánchez Ruipérez, que se ha definido a sí mismo como un “hombre de la edición y del libro”, ha hecho hincapié en su relación con la institución académica, de la que tomó el nombre de su afortunada y famosa primera editorial, Anaya. Además ha expresado su firme compromiso con la lectura y la educación, ejes vertebradotes de su Fundación, de la que siempre quiso hacer su “obra definitiva”.
Por otro lado, Galán Serrano ha destacado que el nombramiento del científico Whitaker como doctor ‘honoris causa’ supone “el reconocimiento objetivo a una carrera científica sobresaliente”. Además, el acto es, a su juicio, “un hecho relevante, no sólo porque será el primer ingeniero químico, probablemente el primer ingeniero en general que lo sea por esta Universidad, sino también, para la difusión y reconocimiento, a través de la Universidad de Salamanca, de la Ingeniería Química”.
En este sentido, Stephen Whitaker es, según Miguel Ángel Galán, “el paradigma del profesor universitario, la conjunción de la Docencia, la Investigación y la Transferencia de Tecnología”.
Precisamente, el científico ha agradecido su nombramiento como doctor ‘honoris causa’ por la Universidad salmantina con una lección en la que ha planteado su forma de entender la educación y la universidad. Whitaker, cuya vocación ha sido y es la de investigar y enseñar, ha recomendado sinceridad a los profesores; “de vez en cuando”, ha dicho, “los profesores deben confesar a los estudiantes lo que no entienden y siempre deben decirles la verdad”.
El ingeniero de la Universidad de California, autor de más de 300 publicaciones y de cinco patentes en explotación, y que ha recibido numerosos premios por su trabajo como investigador, entre los que destacan los de la National Science Foundation de los Estados Unidos, del CNRS francés y del National Council de la República China, ha ensalzado en su discurso el valor de la Ingeniería Química, así como el papel de la Universidad como “brújula moral que guíe el comportamiento necesario en el conflicto entre beneficio, seguridad y responsabilidad mediambiental”.