María de la Selva: “Nuestro objetivo es, dentro de nuestras posibilidades, mantener la canariedad”

Hasta hace cinco años, la institución contaba con grupo de baile “porque había un profesor, pero ahora no está en condiciones de impartir clases. Nosotros –recuerda– estamos a 80 kilómetros de Montevideo y ahora el traslado es imposible”. 

En todo caso, De la Selva destaca que, aunque no tienen folclore, “sí tenemos costumbres tradicionales de Canarias como por ejemplo hay una tahona donde se elabora gofio y sus derivados. También el vocabulario está muy influenciado por el de las islas, tenemos ciertas palabras que vinieron desde allá y trajeron los emigrantes”.

Además de mostrar la cultura de las islas, la institución imparte talleres y cursos de formación, ya que, según explica De la Selva, la ciudad de Tala “ofrece poca capacitación para cuando se termina primaria y parte de secundaria. En ese momento más del 50% de los estudiantes se quedan en el pueblo y no tienen la posibilidad de ir a estudiar a Montevideo y nosotros lo que tratamos es de capacitar a la gente para generar puestos de trabajo”. 

La Asociación, que cuenta con unos 110 socios, ya casi todos descendientes de canarios, no tiene una sede propia, “pero alquilamos una con la subvención anual del Gobierno de Canarias” en la que se llevan a cabo las actividades. La presidenta de la Institución detalla que tienen diferentes actividades como talleres de repostería, panadería y confitería, así como talleres de tejido y croché. También cuentan con una importante biblioteca de préstamo de libros para socios y los fines de semana hacen actividades recreativas que imparte un profesor de educación física. 

En este momento, la entidad está haciendo las gestiones con el municipio para poner el nombre de las islas de Canarias a varias calles de la ciudad. Ya el pasado año, y con motivo del Día de Canarias, comenta De la Selva, se puso el nombre de su abuelo, Maximiliano Martín, a una de las calles de la entidad. “Él se dedicó toda su vida, hasta los 95 años que falleció, a agradecer a quien lo recibió en América, siempre hizo muchas obras en beneficio del pueblo que lo había recibido y lo había considerado un ciudadano más del país”, subraya la presidenta de la entidad, quien también comenta que ayudó mucho a la orquesta municipal y por eso le van a poner su nombre al museo de la banda. 

Además, en las instalaciones se llevan a cabo charlas de escritores, tanto nacionales como locales y se realizan fiestas como el Día de Canarias y la Cruz de las Misiones. 

Cruz de las Misiones

La conocida como Cruz de las Misiones la clavó en Tala el primer obispo de Uruguay y párroco de la ciudad, Jacinto Vera, allá por el año 1881. La cruz, que es patrimonio departamental, permanece en el mismo sitio donde fue clavada.

La Asociación de Descendientes de Canarias conmemora todos los años su aniversario porque Tala fue donde hizo su primera misión y su última misión antes de fallecer este lanzaroteño que nació en el barco cuando iba a Uruguay con su familia. 

“Todos los años lo homenajeamos porque es una de las pocas cruces que hay que se conservan originales”, aclara la presidenta de la entidad. 

Día de Canarias

El 30 de mayo, Día de Canarias, es una fecha marcada en el calendario de los descendientes de Canarias en Tala, quienes anualmente organizan diferentes actividades. 

En esta ocasión la lluvia obligó a posponer la romería que estaba prevista y en la que se llevan a cabo actividades en donde lo canario se mezcla con lo uruguayo. En concreto, está previsto un campeonato de petanca y un concurso de tortas fritas, que solo se hacen en esta localidad. También contarán con danzas uruguayas pero no canarias debido a que la entidad no cuentan con grupo de baile.

Además, se estrenó la canción ‘Mi abuelo canario’, hecha por un descendiente cuyo abuelo había emigrado desde Tenerife y que murió cuando él solo tenía tres años. 

Nacionalidad

Los descendientes de canarios en Uruguay, al igual que muchos de los españoles residentes en el exterior, quieren acogerse a la Ley de Memoria Democrática y recuperar la nacionalidad de sus padres y abuelos y por eso esta institución, y en colaboración con diferentes organismos, organiza charlas para ayudar a quien está interesado en el proceso. 

En concreto, esperan poder contar con miembros del Consejo de Residentes Españoles (CRE) y con la cónsul en Montevideo, María Victoria Scola, para que informen a los descendientes. 

“Yo me informé para mí”, asegura esta nieta de canarios, “pero ellos son los idóneos porque están más informados y pueden asesorar y ayudar”. Lo más difícil, dice, es conseguir la documentación porque “está en Montevideo y son 80 kilómetros, por eso cuesta organizarse y, además, hay veces que no hay cupo y por eso la gente baja los brazos”. 

“Estamos con expectativa de ilusionar a la gente porque bajan los brazos, ya que el proceso es agotador, se lamenta De la Selva, quien explica que ella tiene un nieto en Montevideo que le hace todos los trámites porque “yo no puedo estar todos los días yendo a Montevideo porque soy una persona grande”.

Relevo generacional

El relevo generacional es una de las preocupaciones de la directiva de la Asociación Buscando Raíces Grupo Tala de Descendientes Canarios, ya que al no tener las clases de danza que tenían hace cinco años, la gente joven se fue del centro. Además, muchos se tuvieron que ir a Montevideo para estudiar o trabajar y no pueden estar volviendo todos los días a Tala. 

“Es un problema que tenemos pero que no vemos cómo solucionarlo”, se lamenta la presidenta de la entidad, quien explica que “la gente que viene a los cursos es de mediana edad. No es tan mayor como los que estamos en la comisión, pero no se involucran en la comisión porque tienen que trabajar”.

Nieta de canarios

María de la Selva Betancor es nieta de canarios y cuenta con familia en Lanzarote con la que mantiene el contacto. “Yo he ido a Lanzarote y ellos también han venido aquí”, destaca la presidenta de la entidad. Explica que su abuelo llegó a Uruguay en 1896, con 18 años, y falleció en 1972, con 95 años. Él había nacido en 1877 en San Bartolomé de Lanzarote. 

“Mi abuelo nunca más volvió a Canarias. Una vez que se fue a Uruguay ya no pudo regresar a Lanzarote. Él quiso ir más de una vez, pero no logró volver, pero epistolarmente mantuvo un contacto constante con su familia, sobre todo con su hermana mayor”.