CON LA PARTICIPACIÓN DE LOS EMBAJADORES DE ESPAÑA, MÉXICO Y EL CONSEJERO DE CULTURA DE LA EMBAJADA DE FRANCIA

El Centro Asturiano acogió el ‘I Encuentro sobre la Ley de Memoria y Niños de la Guerra’

El Centro Asturiano de Caracas (CAC) acogió la lluviosa mañana del pasado 7 de diciembre, el ‘I Encuentro sobre la Ley de Memoria Histórica y Niños de la Guerra’, que se desarrolló en el ‘Salón Principado’ de la entidad, al que asistieron unas ciento ochenta personas, aproximadamente.
El Centro Asturiano acogió el ‘I Encuentro sobre la Ley de Memoria y Niños de la Guerra’
 Mesa presidencial del Encuentro.
Mesa presidencial del Encuentro.
El Centro Asturiano de Caracas (CAC) acogió la lluviosa mañana del pasado 7 de diciembre, el ‘I Encuentro sobre la Ley de Memoria Histórica y Niños de la Guerra’, que se desarrolló en el ‘Salón Principado’ de la entidad, al que asistieron unas ciento ochenta personas, aproximadamente.
El evento organizado por la Fundación Ramón Rubial Españoles en el Mundo de Venezuela (Fesmundo-Venezuela) también sirvió de marco para la presentación del libro ‘We Came Alone’ (Solos en América), recopilación de vivencias de los denominados ‘niños de la guerra’ acogidos por Estados Unidos, contando con el testimonio directo de su co-autor, Felipe Llerandi Segura, un ‘niño de la guerra’ con “el corazón más grande, con cuatro cavidades llenas de agradecimiento: España, Francia, Estados Unidos, y Venezuela”.
Durante el acto, en el que intervino como orador de orden el embajador de España, Dámaso de Lario Ramírez; participaron también el embajador de México, Mario Chacón Carillo; el consejero de Cultura y Cooperación de la Embajada de Francia, Jean-Pierre Lahaye; Felipe Llerandi Segura, el director general y la directora ejecutiva de Fesmundo-Venezuela, Cándido Rodríguez Losada e Irene Gurrea Conde, respectivamente.
También estuvieron presentes en el foro, Jorge Noval Álvarez, cónsul general adjunto; el consejero de Trabajo y Asuntos Sociales, y el de Información de la Embajada española, José Francisco Armas Pérez y Diego Quintana de Uña, respectivamente; la canciller de la Embajada de Francia, Cristine Carpentier; el reconocido abogado laboralista y autor del libro ‘De las Barricadas al Puente’, Carlos Sainz Muñoz; el brigadista internacional, Bernardo Ferrán Isbert; el presidente del CAC, Luis Miguel Martínez Niembro, y parte de su Junta Directiva, así como ex presidentes de la entidad; consejeros del CRE y CGCEE, otros directores de Fesmundo, representantes de las formaciones políticas PSOE, BNG y PP, y representantes de medios de comunicación hispano-venezolanos.
El acto se abrió con palabras de salutación por parte de Irene Gurrea Conde, quien destacó que “de una u otra forma somos generaciones fuera de España como producto de la guerra y es muy posible que cada uno tenga una historia que contar, un familiar, un vecino o un conocido que partió al frente, y no volvió”. “Nosotros estamos aquí hoy –continúa la directora ejecutiva de Fesmundo– para rendir homenaje a esos héroes desconocidos, la mayoría hombres y mujeres humildes víctimas de una guerra fratricida que nos dejó un millón de muertos, una cantidad todavía desconocida de desaparecidos y casi 40 años de dictadura”.
Por su parte, el presidente del CAC ofreció su “más cordial bienvenida” a la institución, a la “Casa de Asturias”, a la “casa de ustedes”, al tiempo que expresó que “es un placer y un gran orgullo realizar esta actividad tan importante en nuestras instalaciones”. Martínez Niembro recordó que “siempre las puertas del Centro Asturiano de Caracas estarán abiertas para este tipo de iniciativas a toda la comunidad española en Venezuela”, finalizó.
El director general de la Fundación Ramón Rubial en Venezuela, Cándido Rodríguez Losada, enfatizó durante su intervención: “Queremos ponerle un punto y final a aquella división tan dolorosa que sufrimos los españoles después de aquella guerra civil y la dictadura que duró 36 largos años. (...) El 31 de octubre se cumplieron los 30 años de la aprobación de la Constitución por las Cortes, el 6 de diciembre se conmemoraron los 30 años de haberse celebrado el referendo aprobatorio de la Carta Magna por parte del pueblo español, y el 27 de diciembre se cumplirán los 30 años de la sanción de nuestra Constitución por el rey Juan Carlos, y es por ello que los españoles debemos dejar atrás esa etapa, y para cerrarla es muy necesario hacerle un reconocimiento a aquellos que sufrieron los más degradantes vejámenes. Es necesario que las familias puedan enterrar a sus muertos, que están sepultados en las cunetas de las carreteras, en las afueras de los cementerios, en las fosas comunes, hay que darle sepultura civil o religiosa, y honrar sus memorias”.
“A ese capítulo se le pone punto y final con la Ley de Memoria Histórica –continúa Rodríguez Losada–, que es una ley que no va en contra de nadie, ni exige una reparación económica, lo único que exige es un reconocimiento para aquellas personas que vieron vulnerados sus derechos más elementales, como lo es el derecho a la vida. (...) El Gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero cumplió un compromiso con las víctimas de la Guerra Civil de ambos lados...”, concluyó el director general de Fesmundo-Venezuela.
Acto seguido tomó la palabra el co-autor de la obra ‘Solos en América’ y ‘niño de la guerra’ en Estados Unidos de América, Felipe Llerandi Segura, quien puntualizó que “existe, existía, en España un desconocimiento casi total sobre nuestro grupo, comparado con la abundante información disponible sobre los otros niños que fueron a Rusia, México o Bélgica. El compendio biográfico que presenta hoy la Fundación Ramón Rubial, escrito originalmente en inglés con el título ‘We Came Alone’, llena ese vacío y relata las experiencias individuales de la mayoría de los niños que fuimos a Estados Unidos”. Llerandi reveló que fueron “40” los niños que llegaron a los Estados Unidos, “procedíamos de distintas regiones de España, como Madrid, Cataluña, Andalucía, País Vasco, Aragón y Asturias, casi la mitad éramos asturianos de Oviedo, Gijón, Sama de Langreo, Piñeres, Castandiello, Carreño y Llanes”, enumeró.
“En el fondo –prosigue Felipe Llerandi–, con toda la carga de horrores que llevábamos encima, lo que nos ayudó a querer ser gente decente y digna fue la responsabilidad que todos sentíamos de honrar a nuestras familias que se habían quedado en Europa a merced de los acontecimientos. En retrospectiva, creo que sobrevivimos porque fuimos capaces de reinventar nuestros mundos y hacerlos soportables y a veces maravillosos. (...) De los cuarenta que éramos, unos treinta nos mantenemos en contacto”, reveló. “Han pasado más de sesenta años de nuestro viaje a América. La publicación de este libro es un reencuentro con nosotros mismos y con nuestras raíces. ‘Somos de nuestra infancia como de un lugar’, como diría el autor del Principito –Antoine de Saint-Exupéry–”, sentenció Llerandi.
Por su parte, Jean-Pierre Lahaye, consejero de Cultura y Cooperación de la Embajada de Francia, describió durante su intervención las distintas etapas de las relaciones franco-hispanas, citando a dos figuras emblemáticas españolas que fueron “atraídas” durante la “Revolución” que cambió al país galo de Reino a República, siendo José Marchena, “quien luchaba para la creación de una Nación española europea, moderna y soberana”, quien se comprometió al lado de la Revolución Francesa “para difundir sus ideales en España”; y sobre la persona de Teresa Cabarrús, ‘Madame Talien’, “quien notablemente ayudó a muchos presos a salvarse de la guillotina, lo que le ha valido el sobrenombre de ‘Notre Dame de Paris’, Nuestra Señora de París”.
Tras esta interesante introducción, Lahaye puso en conocimiento algunas cifras sobre el éxodo de españoles a Francia entre los años 1936 a 1939. “Al final de 1936, 20.000 personas ya habían huido de España para Francia; en 1937, durante la evacuación del Norte, aproximadamente, 125.000 exiliados, de los cuales la mayoría retornó a España por Cataluña. De los 32.000 niños exiliados, 20.000 solamente fueron repatriados”, comentó. “Por fin el gran éxodo del final de la guerra, con 453.000 personas entre febrero y marzo de 1939: 270.000 militares, 170.000 civiles y 13.000 heridos. 40.000 sólo retornarán a España. Más de 400.000 quedaron en Francia o viajaron a América Latina”, enumeró.
El responsable de Cultura y Cooperación de la legación francesa aseveró que “fueron numerosos –los españoles– que combatieron dentro de la resistencia contra las tropas de ocupación alemana. Durante la liberación de París, en agosto 1944, la Segunda División Blindada del General Leclerc entró a la capital, al frente de la sección española. Sus tanques tenían los nombres de las grandes batallas republicanas, ‘Madrid’, ‘Guadalajara’, ‘Teruel’...”.
Jean-Pierre Lahaye destacó las excelentes relaciones franco-españolas. “Hoy, Francia y España forman una pareja esencial dentro de Europa”, citando como ejemplo, “la gira alrededor del Mediterráneo de nuestros cancilleres, Miguel Ángel Moratinos –cuya esposa es francesa– y Bernard Kouchner”. Finalmente, el consejero cultural y de cooperación francés se refirió a un asunto personal: “Con respecto a mí, tengo que confesar orgullosamente que mi hermosa nieta tiene el apellido de su bisabuelo español, llegado a Francia en 1939: Domínguez”, esbozó.
En este orden de ideas, inició su discurso el embajador de México, Mario Chacón Carrillo, quien dijo: “Crecí en una pequeña población industrial de Veracruz, muchos de mis vecinos y amigos eran inmigrantes o hijos de ellos. Estudié y conviví con muchos españoles, principalmente asturianos y catalanes, pasaba muchas horas en la casa de la familia Haces, mis compañeros eran de apellidos Zardaín, Palau... Con frecuencia asistía a las Fiestas de Covadonga, mi padrino de bautizo era un español llamado Isidro Torres. En esos años los vapores ‘Covadonga’ y ‘Marqués de Comillas’ hacían el recorrido entre Cádiz y Veracruz, el mismo que hicieron hace ya más de 150 años los primeros Chacón que se establecieron en Orizaba, Veracruz”, recreó el diplomático mexicano.
Chacón Carrillo también hizo referencia al presidente Lázaro Cárdenas, de quien dijo que “contribuyó con armas y municiones a la República española. Destacados mexicanos como el Premio Nobel Octavio Paz, el dirigente sindical Lombardo Toledano y el pintor David Alfaro Siqueiros pelearon junto a las Brigadas Internacionales”.
El embajador mexicano también alabó la “inyección de conocimientos, cultura y ética de trabajo” de españoles llegados a México en esos “tristes años de la guerra”. “2.700 docentes, unos 500 médicos, 600 magistrados, jueces y abogados, 450 escritores, periodistas y artistas, y siete ex rectores de universidades”, enumeró. Asimismo relató la gesta de Gilberto Bosques, cónsul general de México en París en aquel entonces, quien “ayudó a unas 1.500 personas entre hombres, mujeres y niños, muchos de ellos españoles”.
Mario Chacón Carrillo señaló que “el 20 de mayo de 1937, 163 niñas y 291 niños” con edades comprendidas entre los “tres y los dieciséis años” zarparon desde Burdeos (Francia) a bordo del vapor con bandera francesa ‘Mexique’, siendo la mayoría de Barcelona, Madrid, Valencia y Andalucía, “acompañados por 13 maestros, tres enfermeras y un médico, durante una travesía de 18 días, siendo objeto de una calurosa bienvenida en Veracruz”, llegados luego en tren a México DF, “donde de nuevo vivieron otro recibimiento apoteósico que presidió Lázaro Cárdenas y su esposa, Amalia Solorzano”. “Pero la capital no fue su destino final –prosigue Chacón Carrillo–, sino la ciudad de Morelia –por lo que se les denominó con el nombre de  ‘Niños de Morelia’–. Allí fueron alojados en la Escuela Industrial España-México”. El diplomático comentó que Lázaro Cárdenas escribió al presidente de la República española, Manuel Azaña: “El Estado mexicano toma bajo su custodia a estos niños rodeándolos de cariño e instrucción para que mañana sean dignos defensores del ideal de su patria...”, apuntilló.
Finalmente, el embajador mexicano enumeró que en un estudio realizado en 1980, revelaba que “un 14 por ciento de los ‘Niños de Morelia’ regresaron a España, un 5 por ciento emigraron a otros países, y el resto, un 81 por ciento, vivía en México, de los cuales sólo un 10 por ciento finalizó sus estudios superiores universitarios”. Chacón Carrillo concluyó diciendo: “Que nunca más haya una razón para verse forzado a emigrar”.
Antes de la intervención del orador de orden, ‘los pitinos’ que integran la Agrupación Folklórica del Centro Asturiano de Caracas deleitaron a los presentes con tres piezas, que arrancaron tantos aplausos como las intervenciones de los expositores, por la simpatía y espontaneidad en sus bailes, seguramente algunos descendientes de exiliados “políticos” o “económicos”.
Inmediatamente, el embajador de España, Dámaso de Lario Ramírez, inició su discurso agradeciendo “la amabilidad” de invitarle como orador de orden, al Centro Asturiano por “acoger” el evento, y a todos los presentes “por su generosa asistencia en un día domingo, habitualmente dedicado al descanso y compartir con la familia”.
El embajador español entró en materia diciendo: “Hablar de Memoria Histórica, para nosotros, es recordar también indefectiblemente, uno de los períodos más dolorosos de nuestra Historia –la Guerra Civil Española–, que partió nuestro país en dos durante largas décadas, que enfrentó a hermanos y a familias enteras, que detuvo en seco a nuestra democracia, y que provocó un largo exilio de miles españoles, muchos de cuyos hijos hoy viven en nuestra América”.
Asimismo, De Lario tuvo palabras de agradecimiento para su homólogo mexicano y para el consejero de Cultura y Cooperación de la Embajada de Francia, por la acogida de sus países “en momentos críticos”. El embajador español, en referencia a la Ley de Memoria Histórica, destacó que “sólo desde el reconocimiento y la aceptación del pasado, por doloroso que sea, es posible avanzar y construir el futuro. Pero eso no excluye ni la generosidad ni el perdón. Todo lo contrario”, dijo.
En cuanto a la Transición política en España, Dámaso de Lario se refirió a la Ley de Amnistía de 1977 y demás leyes de indulto general a las que catalogó como “piezas fundamentales”. “Sin esa legislación no hubiera sido posible la Constitución de 1978, Carta Magna de consenso de todas las fuerzas políticas españolas, y base de la democracia política y del desarrollo social y económico que hoy disfruta nuestro país”, agregó. De Lario también hizo referencia a la “condena del franquismo” contenida en el informe de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa de 17 de marzo de 2006, en la que “se denuncian las graves violaciones de Derechos Humanos cometidas en España entre 1939 y 1975”, donde se sientan “las bases para que los poderes públicos lleven a cabo políticas públicas dirigidas al conocimiento de nuestra historia y al fomento de la memoria democrática”. “Podría decirse –sigue el embajador de España– que con la Ley de Memoria Histórica de 2007 se cierra lo que cabría denominar el ‘ciclo jurídico fundamental’ de la Transición española. (...) En este sentido debe insistirse en que la ley que hoy comentamos no quiebra el principio básico de la Transición, la reconciliación, ya que no surge de ella ninguna medida contra nadie, sino a favor de los que no pudieron enterrar dignamente a sus muertos y de quienes fueron perseguidos por sus ideas”, precisó.
El embajador De Lario hizo referencia a que muchos esperaron “forzosamente” cuarenta años –en dictadura– a que llegara esta ley; “...y me refiero a los que sobrevivieron a la guerra civil y a la represión posterior, pudieron ver resarcidos antes sus derechos económicos y laborales gracias a algunas medidas tomadas por gobiernos democráticos. Fue el caso de mi padre –reveló–, ya fallecido, maquinista en una Brigada del Cuerpo de Ferrocarriles de la República, con base en Valencia, encarcelado primero y reducido después a vivir bajo sospecha, por haberse negado a unirse al denominado Alzamiento Nacional, es decir, a la rebelión militar contra el Gobierno legítimamente constituido, que él había prometido servir. Pero hubo muchos más, menos afortunados”, aseveró.
Como colofón, De Lario se refirió a Carlos Sainz Muñoz y a tantos otros que “hoy nos acompañan, hijos de aquellas víctimas”, destacando también la figura de Manuel García Pelayo, exiliados que dejaron “honda huella” en sus países de acogida.
“Todos ellos, quienes todavía viven y los que ya nos dejaron, sus hijos, sus familias y sus amigos, estoy seguro de que, donde quieran que estén, celebran con nosotros la existencia de esta Ley de Memoria Histórica que hoy hemos querido honrar con este Encuentro. Dediquémoslo pues a su memoria”, concluyó el embajador de España.
Tras el encuentro, los asistentes fueron invitados por la Junta Directiva del CAC a brindar con una copa de auténtica sidra asturiana, y el patronato de Fesmundo aprovechó la oportunidad para agradecer la voluntad de los jóvenes que ayudaron al montaje y patrocinio del acto.