EL ESCULTOR FALLECIó POCO ANTES DE DESPEDIR EL AñO 2007, A LOS 78 AñOS DE EDAD, DEJANDO HUéRFANO AL ARTE ASTURIANO
Asturias llora la muerte de Rubio CamÃn
Innovador, polifacético, admirado por muchos y querido y respetado por todos, JoaquÃn Rubio CamÃn falleció el pasado 29 de diciembre dejando una sensación de pérdida irreparable en el mundo del arte asturiano. Nacido en Gijón en 1929, CamÃn participó en numerosas ferias artÃsticas y deja tras sà un inmenso legado en forma de obras públicas y multitud de exposiciones.
“Una persona que facilitaba la amistad, además de un artista prodigioso, que se expresaba y trasladaba sus inquietudes vitales a través de la pintura, al dibujo, la fotografía y la escultura”. Así definió el presidente del Gobierno del Principado, Vicente Álvarez Areces, a Joaquín Rubio Camín, un artista cuyas obras, además de estar en emblemáticos escenarios como el Museo Reina Sofía, se hallan también en numerosos lugares públicos.
Tras varios días hospitalizado, Rubio Camín falleció el pasado 29 de diciembre, a los 78 años de edad, sumiendo al mundo del arte y la cultura asturiana en la pena y el dolor por una pérdida irremplazable. Cumpliendo sus deseos, sus restos mortales fueron incinerados en la más estricta intimidad. El propio presidente asturiano reconoció que “nos deja la sensación de desamparo que sentimos cuando se nos va alguien a quien apreciamos y, a la vez, admiramos”.
Rubio Camín abordó la fotografía, la pintura y el diseño, pero es como escultor como más se le recuerda, ya que sus obras pueden verse en numerosos lugares de las ciudades asturianas y especialmente en Gijón, donde nació y a la que siempre dedicó algo especial. Ganador del I Certamen Nacional de Artes Plásticas, el Premio Nacional de Pintura, el Premio Nacional de Ilustración, la Medalla de Bronce de la Exposición de Leizpzig y de la Medalla de Asturias, su figura y su obra trascendieron mucho más allá de una simple colección de premios y distinciones. Camín siempre agradeció especialmente esta última, puesto que suponía la primera gran muestra de reconocimiento que se le otorgaba en su tierra, y durante un tiempo le sirvió además para bromear co n el trato de “eminencia”.
Desde su primera exposición, realizada junto a Antonio Suárez en la Sala Cristamol de Gijón, en 1947, Joaquín Rubio Camín inició una prolífica trayectoria que le llevó a participar, entre otros, en las bienales de São Paulo y Venecia, donde llevó sus avances en el uso de materiales como el hierro en la escultura.
La alcaldesa de Gijón, Paz Fernández Felgueroso, destacó su amplia y generosa trayectoria, plasmada en las múltiples donaciones que realizó a la ciudad, encabezando una larga lista de condolencias. Los escultores Martín Chirino y Joaquín Vaquero Turcios manifestaron su dolor por la pérdida de quien calificaron como “un amigo muy admirado”, mientras que el ex ministro de Fomento, el asturiano Francisco Álvarez-Cascos, quien ahora desarrolla su actividad profesional en el mundo del arte, afirmó que “el arte asturiano pierde al mejor escultor contemporáneo que tenía”.