LA LOCALIDAD DE MOUSENDE, DE DONDE ERA EL ABUELO MATERNO DEL CINEASTA, SIGUIÓ CON ATENCIÓN LA CEREMONIA

El argentino Juan José Campanella se alza con un Oscar con sabor asturiano

Mousende, en el municipio de Taramundi y a menos de 50 metros de la frontera con Lugo, fue una de las localidades que más de cerca siguió las noticias que venían de Los Angeles en la madrugada de los Oscar. En esta pequeña aldea, de apenas 20 casas, nació, vivió y trabajó en la fragua el abuelo materno del cineasta argentino Juan José Campanella, Julio Quintana. Eso fue antes de que decidiera emigrar hacia América, donde acaba de hacerse con una estatuilla.
El argentino Juan José Campanella se alza con un Oscar con sabor asturiano
 Juan José Campanella.
Juan José Campanella.

Mousende, en el municipio de Taramundi y a menos de 50 metros de la frontera con Lugo, fue una de las localidades que más de cerca siguió las noticias que venían de Los Angeles en la madrugada de los Oscar. En esta pequeña aldea, de apenas 20 casas, nació, vivió y trabajó en la fragua el abuelo materno del cineasta argentino Juan José Campanella, Julio Quintana. Eso fue antes de que decidiera emigrar hacia América, donde acaba de hacerse con una estatuilla.

 

La historia de su abuelo asturiano inspiraría posteriormente al galardonado cineasta argentino para el núcleo argumental de la serie ‘Vientos de agua’, rodada en el Principado.
Sara Corveiras, propietaria de la panadería del pueblo, es la familia más cercana que le queda a Campanella en Mousende. Ambos comparten bisabuela, Isidora, aunque descienden de dos matrimonios diferentes.
“A ella le obligaron a casarse con un señor de aquí, José Novo”, recordaba la semana pasada en su casa de Taramundi. En aquel primer matrimonio se iniciaba la rama familiar de Campanella.
Cuando Novo falleció, Isidora se casó con el hombre que siempre había amado y de esa parte de la familia procede Corveiras. “La historia parece de una película”, reconocía.
Y la historia de otra película, esta vez una de ficción, ‘El secreto de sus ojos’, mantuvo en vela al pueblo la noche de los Oscar.
Sara no pudo quedarse hasta tan tarde (Campanella recogió la dorada estatuilla de manos de Quentin Tarantino a las cinco de la madrugada), pero a primera hora de la mañana ya conocía la noticia gracias a las llamadas telefónicas de sus tres nueras.
El premio, reconoció, deja en Mousende un profundo orgullo. “A ver si ahora nos trae el Oscar”, deseó su prima lejana, consciente de todos modos de lo ocupado que estará el responsable de ‘El hijo de la novia’ o ‘Luna de Avellaneda’ tras el reconocimiento de la Academia.
Los últimos habitantes del pueblo que conocieron a Julio Quintana, el abuelo de Juan José Campanella, ya han fallecido, aunque en el pueblo se decía que “era una familia guapísima”.
Así todo, el realizador siente apego por sus raíces y visitó Taramundi en dos ocasiones, la primera, en 1975, cuando sólo tenía 8 años, acompañado de su hermano y sus padres.
En noviembre de 2005, Campanella hizo un pequeño paréntesis en la grabación de ‘Vientos de agua’ y volvió a visitar a Sara.
La visita fue corta, porque el rodaje continuaba en Mieres al amanecer del día siguiente, pero sirvió para certificar la buena memoria del director argentino, que recordaba el cuarto en el que había dormido de pequeño y hasta se dio cuenta de que el televisor de la cocina no estaba en el mismo sitio.
Echando un vistazo a la fotografía del director con el Oscar a la Mejor película en lengua no inglesa, su prima admitió que, “desde entonces, ha perdido pelo”, aunque también aseguró que las fotografías que ha visto publicadas no le hacen justicia.
Sara era Sariña para Luisa Quintana, la madre de Campanella, con la que mantuvo una correspondencia fluida. Más tarde, Luisa enfermaría de Alzheimer, aunque antes pidió a Sara que “cuidara de estas montañas que tanto le gustaban”.
En Taramundi esperan ahora con ansia que el laureado director bonaerense vuelva a visitarlos (“aquí hay buen jamón, y él lo sabe”, bromeó Sara), y su pariente asturiana se atreve a proponerle un nuevo proyecto que tiene mucho de deseo. “Digo yo que tendrá que hacer una película en Mousende”, remató.