El actor astur-mexicano Germán Robles quiere ser profeta en su tierra

El dramaturgo astur-mexicano Germán Robles, conocido como el ‘vampiro latino’, protagonista entre otras muchas películas de ‘El Vampiro’, presentó la pasada semana en Gijón la obra biográfica que le hace homenaje ‘A Mordiscos!’, escrita por Jesús Palacios. La Semana Negra de Gijón le rinde este año un especial homenaje al actor con el ciclo ‘German Robles, el vampiro mexicano’. Él está encantado de volver a su ciudad natal.
Gijonés de nacimiento (1929) y nieto del escritor asturiano Pachín de Melás, emigró a México con sólo 17 años para poder reencontrarse con su padre, Germán Horacio, exiliado durante la Guerra Civil, y está considerado el ‘tercer drácula mundial’, tras protagonizar ‘El Vampiro’ en 1957, película producida por Ber Salazar.
Robles trabajó en más de 90 películas “casi todas ellas mexicanas, aunque también participé en algunas producciones norteamericanas”, señaló el actor. Sin embargo, el papel que le dio su fama mundial fue el que protagonizó en ‘El Vampiro’, donde asegura que el éxito de su papel radicó en que “era un vampiro latino, ya que lo hice con una elegancia especial y un toque de casanova”. Su papel en ese film y en ‘El ataúd del Vampiro’, en los que dio un toque de elegancia a un personaje hasta ese momento siniestro, inspiró las películas que sobre Drácula se rodaron con posterioridad en muchas partes del mundo.
Su dilatada trayectoria profesional abarca, además de un sinfín de películas, obras de teatro como ‘La Dama de Negro’, una adaptación de la novela de Susan Hill, que protagonizó desde 1993 y durante doce años. En este ‘thriller’, Robles encarna nada más y nada menos que siete personajes –por cierto, uno de ellos asturiano– sin más ayuda que ligeros y rápidos cambios de vestuario y de su voz.
También son numerosos sus doblajes para Walt Disney Productions, como en películas como ‘Los Piratas del Caribe’ o ‘Ratatui’, entre otras, además de dar voz al automóvil ‘Kit’, en la versión mexicana de ‘El Coche Fantástico’. “Actualmente soy el doblador consentido de Walt Disney”, bromeó el asturiano. En definitiva, en México, y más allá de sus fronteras, el gijonés es toda una institución.
Germán Robles, que todos los años vuelve a Asturias por Navidad, se considera un enamorado de su tierra y confesó que los últimos años de su vida le encantaría volver. “Gijón lo es para mí todo y necesito de nuevo volver a sentir el olor del mar y de la sal”.
Se define como “el hijo olvidado de Gijón” y confiesa que una de sus ilusiones sería retirarse aquí y llegar en la Villa de Jovellanos al número redondo de cien películas, para el que no le faltan muchas, o bien trabajar en la televisión local o regional para poder vivir sus últimos días en su ciudad natal, donde recordó la forma en que su padre le enseñó a “pescar muhiles a pedradas” en el mar Cantábrico.