Opinión

El lenguaje de Antonio Palacios en el Balneario de Mondariz

El lenguaje de Antonio Palacios en el Balneario de Mondariz

“Aprovechando la apertura de un tramo del tranvía entre Vigo y Mondariz, el arquitecto porriñés Antonio Palacios imaginaba ‘entre cada agrupación de pinos, de graciosa y artística silueta, una linda casita campesina de gallego estilo, nada de chalés suizos…’. El buen funcionamiento y el éxito de la empresa de los hermanos Peinador sirvió de aliento a su campaña a favor del desarrollo de los atractivos turísticos de las ciudades gallegas. Por otra parte, es preciso señalar la profunda adecuación de Palacios para continuar el engrandecimiento del Balneario. Existe una coherencia entre el modo de trabajar del arquitecto y los deseos de los Peinador”, afirma la ensayista Yolanda Pérez Sánchez en el excelente libro Buvette–tan espléndido como concienzudamente documentado–, Fundación “Aguas de Mondariz. Fuente del Val”, 2008.

Según González Amezqueta, Palacios era un paradigmático ejemplo de la contradicción que tiene lugar entre una arquitectura con una nítida voluntad idealista –plena de utopía, inclusive–, desplegada en los proyectos, y la exigencia de adaptarse a una realidad que marca sus propios patrones. Idéntico contraste hallado en los fundamentos de la empresa ideada por Enrique Peinador, así como en todo proyecto de una “Villa de Aguas”. Proyectos de Palacios que, empero, no llegaron a tener realidad. No conviene olvidar que, los años en que trabajó Palacios en Mondariz, concuerdan con su primera fase constructiva y su época de colaboración con el arquitecto Otamendi.

“El primer triunfo del equipo Palacios–Otamendi es la construcción del Palacio de Comunicaciones de Madrid en 1904 –nos recuerda la historiadora Yolanda Pérez Sánchez–; cuatro años más tarde, da principio la construcción del Hospital de Maudes, o de Jornaleros de Cuatro Caminos, y en 1910 el Banco del Río de la Plata”. Resaltemos que, al contrario de lo que realizará a partir de la década de 1920, obras ubicadas en el extrarradio, sus construcciones en Mondariz comparten las características esenciales de sus edificios urbanos. He ahí el Pabellón de la Fuente de Gándara, teñido de lenguaje clásico grecorromano. Henos ante la luminosidad –estructura y fachada– del Hotel Sanatorio o de “La Baranda”. Pues en todos ellos se expresa el concepto “clasicista” de la composición así como la monumentalidad de estas obras.

Asimismo, es preciso señalar que los rasgos de estas obras nos revelan que la composición ornamental de las fachadas se inspira en los modelos de la “Sezession” de la ciudad de Viena. Y además, la combinación de nuevos materiales y los tradicionales, como el hierro y el vidrio, hormigón, cerámica o piedra. Ahora bien, entre los años de la década de 1910 y mediados de los años de 1920, el prestigioso e imaginativo arquitecto Antonio Palacios construye en Mondariz algunos de sus edificios más simbólicos. Si exceptuamos el Hotel, número 5 –el cual nos muestra algunas dudas–, la casi totalidad de los edificios señeros pertenecen a esta segunda etapa: el Pabellón de la Fuente de Gándara y el edificio de Correos, anexo al inacabado Hotel-Sanatorio, y el edificio de “La Baranda”, al principio ideado como un paseo cubierto, amulando aquellos que florecían en los más excelentes Balnearios de Europa.