Opinión

El ‘espacio-balneario’ de Mondariz, según Antonio Palacios

El ‘espacio-balneario’ de Mondariz, según Antonio Palacios

“Es muy probable que la intervención de Palacios formase parte de un plan de reforma más ambicioso, en el que algunas de las obras fueron realizadas desinteresadamente. Esto ya había sucedido en otros casos que implicaban el personal interés del arquitecto por promocionar la capacidad turística de Galicia, o bien cuando trabajaba para familiares o amigos. Él mismo confesaba en 1920: ‘Ahora apenas cobro. ¿No ve que tiene uno ya costumbre y se ha creado relaciones y ha contraído amistades a las que no puede uno cobrar?... Otras veces es por amor propio”, leemos en las reveladoras páginas de la ensayista Yolanda Pérez Sánchez incluidas en la nunca bien ponderada obra Buvette, ‘Aguas de Mondariz. Fuente del Val, S.A.’, 2008.

Ciertamente, los lazos de Antonio Palacios con Mondariz no son sólo en lo que a su intervención arquitectónica se refiere. Resaltemos que –aparte de la amistad y coincidentes ideas que lo entrelazan con Enrique Peinador– el Balneario se erigía en uno de los más esplendentes centros neurálgicos de los intelectuales de Galicia a comienzos del siglo XX, pues el arquitecto porriñés asistía a algunos de los actos de índole cultural que allí mismo tenían lugar. El generoso apoyo de Palacios estuvo patente en la preocupante situación del Balneario de Mondariz, tras la muerte de Peinador Vela en 1917. Las obras de ampliación se demoran –sobre todo a partir de la década de 1920–, en tanto que se renuncia a culminar el grandioso edificio del ‘Hotel Sanatorio’.

Al término de esta fase constructiva –la postrera del Balneario de los Peinador– ha tenido lugar un “cambio cualitativo” dentro de la configuración del “espacio”. He ahí una nueva “autonomía”. Una nueva “categoría administrativa e identitaria”, ya que se amplían los usos del “espacio balneario”, con una mayor amplificación. Notoria es la gran vocación urbanística de Antonio Palacios que lo distingue del autor del “Gran Hotel”, el arquitecto Jenaro de la Fuente. De manera que el “Gran Hotel” no constituye el único “eje vertical” preeminente, así como el destacado “hito visual”. He ahí, pues, el paseo que conecta con las remodeladas fuentes de Gándara y Troncoso, recalcado por la disposición de “La Baranda” y del “Hotel Sanatorio”. Desaparece, digámoslo así, el “espacio cerrado”.

Al inaugurarse la carretera Mondariz-Ponteareas, se obsequia al visitante la “expansión del lugar”. Porque, en efecto, este concreto “modo de vida” que “ha salido del recinto”, el Balneario de Mondariz adquiere mayor “voluntad urbana”, intensifica su “rol” de magnificencia en Galicia. Recordemos las palabras tan certeras de Leboreiro Amaro: se trata de la idea de “la Ciudad de las Aguas”, cuya planificación se hallaba en la francesa población de Vichy. Después, llegaría la voluntad de crear una “identidad local”, a fin de trascender al “mundo político”. Nos encontramos, pues, en 1925, cuando se crea el Ayuntamiento. ¡Una villa! Mondariz-Balneario. Así, pues, el Balneario de Mondariz brinda a los agüistas y a los habitantes del pequeño Ayuntamiento su, podríamos decir, “imagen de la ciudad”, sin renunciar, desde luego, al poder de “integración del paisaje”. ¿Un balneario en el campo? A eso se denomina “una alternativa al modo de vida urbana”.