Opinión

Africanas, obra de Carla Fibla y Javier Fariñas

“Me siento muy honrada por la solicitud de escribir un prólogo a este precioso libro que narra las hazañas de mujeres africanas que dan ejemplo de la capacidad de transformación de la que África es capaz; una transformación que demuestra claramente que es un continente del futuro y que está en proceso de levantar la cabeza. Las mujeres de las que se cuentan sus hazañas en este libro han tenido el coraje de arremangarse e involucrarse en diferentes oficios para demostrar que las africanas tienen un lugar en la construcción del continente y, al mismo tiempo, juegan un papel muy importante en la construcción de un mundo mejor”, escribe Victoire Ingabike, economista y política ruandesa, quien vive en arresto domiciliario en Kigali desde 2018, tras pasar seis de los 15 años de prisión a los que fue condenada por el delito de ‘ideología del genocidio’. Palabras escritas en el ‘Prólogo’ de la obra Africanas, editorial ‘Mundo Negro’, Madrid, 2024, cuyos autores son Carla Fibla García-Sala y Javier Fariñas Martín, con ilustraciones de Tina Ramos Ekongo.

Africanas, obra de Carla Fibla y Javier Fariñas

Porque, en efecto, las riquezas africanas no son, fundamentalmente, cosas materiales, sino que su cultura es la del ‘ubuntu’. La señora Graça Machel ya lo explicó muy bien en el encuentro de la FAO que tuvo lugar en Roma en junio de 2019. “El mundo está muy lejos del objetivo mundial de erradicar el hambre y la malnutrición antes de 2030 por la falta de responsabilidad de quienes deciden a nivel mundial”, declaró. La joven Arielle Kitio Tsamo continúa la senda emprendida por ‘mama’ Graça Machel.

Graça Machel estuvo casada con los presidentes de Mozambique, Samora Machel, y Sudáfrica, Nelson Mandela. “Es preciso orientar la lucha hacia la educación de calidad de todos los menores –afirmó– sin distinción de sexo, a través de la informática y las ciencias, porque su juventud no adopta la cultura del individualismo”. He ahí el caso de Malebogo Bakwena, quien recuerda su infancia, cuando algunos niños faltaban a la escuela por escasez de medios económicos, pese a que allí les proporcionaban una “comida nutritiva” a diario. Ndeye Cissé es una mujer que toca el ‘djembe’, un instrumento vinculado a la fuerza masculina. Ella pertenece a la orquesta ‘Jigeen Ñi’.

Malenga Mulendema es la creadora de ‘Mama K’s Team 4’, testimonio de artista y diseñadora de dibujos animados. Asimismo, en el relato El peligro de la historia única, obra de Chimamanda Ngozi Adichie, nos revela que su percepción de las cosas se transformó al leer libros escritos por africanos como ella. La madre de la ingeniera y modelo Malika Louback asimiló esta necesidad de desarrollo social y económico del continente, hasta el punto de animar a su hija a trabajar, a fin de mejorar la situación de la mujer en su país natal, Yibuti.

Koyo Kouoh –productora cultural, orgullosa de la belleza de la cultura africana– determinó regresar al continente y trabajar, a fin de que los africanos pudieran admirar sus propias obras. “La gente encuentra algo en las palabras” es la sabia frase de Koleta Putuma, poetisa sudafricana que comparte esta pasión con Stella Nyanzi, quien decidió emplear la ‘vulgaridad’, pues llega un instante en que la conversación ‘educada’ ya no es suficiente. Escuchemos la voz de Putuma. “Nunca consentimos, / sin embargo, se nos pide que cenemos con los opresores/ y les sirvamos el perdón”.