Opinión

Torturas

En la ciudad de Vigo trabajan con normalidad cuatro policías locales indultados por el Gobierno español tras haber sido condenados judicialmente por secuestrar a un vendedor ambulante negro, llevarlo a un monte para amenazarle y golpearle (así lo confirma la sentencia). La opinión pública gallega asumió con normalidad el hecho, aunque luego es capaz de salir a la calle o escandalizarse por cuestiones menores.
En la ciudad de Vigo trabajan con normalidad cuatro policías locales indultados por el Gobierno español tras haber sido condenados judicialmente por secuestrar a un vendedor ambulante negro, llevarlo a un monte para amenazarle y golpearle (así lo confirma la sentencia). La opinión pública gallega asumió con normalidad el hecho, aunque luego es capaz de salir a la calle o escandalizarse por cuestiones menores. Otra reflexión, lector: se ha fijado, le pregunto, que nunca se ha dicho una palabra, ni una, sobre cómo hicieron la ‘Transición’ los miles de torturadores del franquismo, que siguieron en sus puestos, no se condenó ni se prejubiló a uno solo de ellos. Esto me genera un montón de dudas y una falta de credibilidad ante el Estado sobre la continuación de las torturas en determinados casos, como el de presuntos terroristas de ETA. Si se pasa por alto un delito de Estado contra un pobre vendedor senegalés que sólo provoca indiferencia ante la opinión pública, qué se puede esperar que le suceda a un detenido sobre el que los medios de comunicación se han encargado de convertirlo en el peor criminal del planeta. No se trata de defender ninguna causa terrorista, se trata de que no hay que tener miedo a condenar a un Estado cuando no es capaz de defender sólo con las leyes los valores de la democracia. Y luego pretendemos, los españoles, dar clases de democracia a nuestros hermanos argentinos y chilenos. Qué desfachatez.