Opinión

Mujeres

Mientras una mayoría de españoles se plantean cómo llegar a fin de mes porque se sienten un poco más pobres que hace un año, el gobierno y los medios de uno u otro color se envuelven en numerosos comentarios y cotilleos sobre la condición femenina de las nuevas ministras elegidas por Rodríguez Zapatero.
Mientras una mayoría de españoles se plantean cómo llegar a fin de mes porque se sienten un poco más pobres que hace un año, el gobierno y los medios de uno u otro color se envuelven en numerosos comentarios y cotilleos sobre la condición femenina de las nuevas ministras elegidas por Rodríguez Zapatero. Por supuesto que esto es un síntoma de que seguimos soportando un país machista hasta extremos atávicos, pero no es menos cierto que es tan machista y repugnante marginar a las mujeres como utlizar y manipular la causa de la igualdad de género con fines de pomposidad puramente electoral. Porque mujeres con problemas y marginadas no son aquellas que ocupan un ministerio o pretenden vender la mentira machista de una ‘sensibilidad femenina’ inexistente. Quien es sensible es sensible y quien no lo es, es un tarugo o taruga indistintamente. Las mujeres con verdaderos problemas son aquellas que son marginadas porque están en la marginalidad, no porque son mujeres, empezando por las que forman parte de familias –monoparentales o en pareja– que no llegan a fin de mes, o las que trabajan en condiciones precarias y sufren la pobreza. O las ciudadanas que soportan formar parte de una interminable lista de espera para operarse. Lo más ofensivo es ver cómo los políticos venden como un favor esa progresiva apertura de los grilletes que atan a los más desfavorecidos. Habrá que dar las gracias.