Opinión

Congreso

Sepa usted, lector de Galicia en el Mundo, que no tengo a España por una democracia ejemplar, por mucho que nos pusieran una urna delante todas las semanas. No me creo que en una democracia real la gente esté democráticamente contenta con las tremendas desigualdades que sufren millones de personas frente a la ostentación de otras. Le digo esto para que, si no le apetece seguir con esta línea, se pase a otra página.
Sepa usted, lector de Galicia en el Mundo, que no tengo a España por una democracia ejemplar, por mucho que nos pusieran una urna delante todas las semanas. No me creo que en una democracia real la gente esté democráticamente contenta con las tremendas desigualdades que sufren millones de personas frente a la ostentación de otras. Le digo esto para que, si no le apetece seguir con esta línea, se pase a otra página. En España llevamos meses con un bombardeo publicitario impresionante del gigante energético Endesa, que está engordando las arcas de los medios de comunicación y preparándolos para ser complacientes. Es uno uno de los verdaderos patrones del país y del sistema. Se da la circunstancia de que hace unos días llegó a casa la revista de Greenpeace y leí horrorizado el proyecto de la compañía para construir cinco megacentrales hidroeléctricas en la Patagonia de Chile. Será la línea de transmisión eléctrica más larga del mundo (más de 2.000 kilómetros) que recorren uno de los parajes vírgenes más bellos y necesitados de protección del planeta. Los trabajadores necesarios para hacer las presas superan en número a todos los habitantes de la región afectada. Es curioso que no haya leído ni una línea sobre esto en la prensa general española, la misma que luego dedica miles de páginas a preparar a la opinión pública de nuestro país para despreciar a los dirigentes latinoamericanos que se enfrentan a los abusos de estas multinacionales que se llevan las plusvalías a España.