Opinión

Cocina Gallega

Los que ya sorprendemos a los más jóvenes diciéndoles que fuimos testigos de ciertos hechos que sus profesores les mandan estudiar en libros más o menos oportunistas, recordamos frases que los políticos de turno utilizaron para lograr seguidores, aquí y allí.

Los que ya sorprendemos a los más jóvenes diciéndoles que fuimos testigos de ciertos hechos que sus profesores les mandan estudiar en libros más o menos oportunistas, recordamos frases que los políticos de turno utilizaron para lograr seguidores, aquí y allí. En estas orillas y del otro lado del mar. Galicia non e pequena. Galicia Universal. Galicia Global. Frases, pero también esperanzas. Frases vacías con el correr de los años. Frases que finalmente duelen, recuerdan frustraciones, desengaño. Pero allí estuvieron, en letras de molde, en grandes carteles, en folletos partidarios, en discursos grandilocuentes, demagógicas. En tiempos de vacas gordas, y euforia europeísta, muchos candidatos pronunciaban esas frases con un tufillo a soberbia y paternalismo exasperante. Sin exagerar, hubo un tiempo muy cercano en que ciertos funcionarios bajaban del avión con el aire altivo que posiblemente tuviera Cristoforo Colombo al “descubrir” un Nuevo Mundo creyendo que eran las Indias de las Especias, y los ojos maravillados de cientos de hombres y mujeres “salvajes” dispuestos a cambiar sus supuestas riquezas por espejitos de colores y la evangelización a sangre y fuego que se administraba a los infieles en la Edad Media. Sinceramente, costaba admitir que siendo imposible entender la historia contemporánea de Galicia sin los hechos acaecidos, los libros y revistas, los programas de radio producidos en la diáspora, estos señores vinieran a dar cátedra de patriotismo, a apropiarse, de alguna manera, de una lucha que no habían protagonizado, pero les permitía habitar en la Comunidad Autónoma de Galicia, sentir el orgullo de gritar al mundo “soy gallego” después de una larga temporada en que el silencio era vida. Claro que hubo excepciones, gente con una mirada más receptiva, hombres y mujeres que llegaban para sorprenderse y enriquecerse intelectualmente con el enorme patrimonio cultural gallego allende los mares, aprender, compartir en vez de imponer. Fueron muchos, nombrar a unos sería olvidar a otros, una injusticia; sabemos quiénes son. Personalmente, desde diversas tribunas, revistas, periódicos, conferencias, televisión, radio, puse mi granito de arena para que aquellos slogans políticos se hicieran realidad y las fronteras de nuestro país llegaran hasta el sitio exacto en que viviera un paisano/a. Sé que la patria también puede habitar en la suela de los zapatos, viajar en la memoria, vivir en el aroma de un plato enxebre, mostrarse en el orgullo de quien ejerce de gallego de día y de noche. En ese contexto, debo confesar mi alegría al saber que algunos todavía se arriesgan a otear el horizonte buscando “las verdes costas de Irlanda”, otros finisterres poniendo proa al sur, potes de oro donde nacen arco iris. Tal vez cumpliendo como un mandato aquello que decía Don Álvaro Cunqueiro (“siempre hay una excusa para que un grupo de gallegos se reúna alrededor de la mesa”), anoche celebramos compartir comida, una copa de vino e ideas, Carlos Brandeiro, Víctor Freixanes, sus respectivas compañeras, y un servidor. La amiga Débora Campos, y sus buenos oficios, tuvieron que ver con el interés de Freixanes en conocer a este gallego espallado que pergeña versos alrededor del fogón. El escritor y editor que tanto hace por nuestra cultura, con sus obras, y al frente de la emblemática Editorial Galaxia, llega con un proyecto que parece tener en cuenta, a priori, la ansiada Galicia sin fronteras. Se trata de Mar Maior (Galaxia), cuyo propósito será dar a conocer en el mundo la producción cultural de Galicia más allá de las fronteras, con atención especial a las Américas. El primer libro de un ambicioso plan editorial sería ‘Los gallegos y la Argentina’. Sus autores, trabajadores de la cultura, galleguistas, buenos y queridos amigos: María Rosa Lojo, Ruy Farias, Débora Campos y el mismo Víctor Freixanes. Con viento en popa seguramente podré aportar un libro propio; esta la ilusión, la propuesta, y la voluntad de siempre para llevar a buen puerto los sueños. Ojalá las vicisitudes económicas y los desencuentros, mucho menos la envidia o el egoísmo, no logren abortar esta posibilidad de fogonear nuevamente desde Buenos Aires (la que fue muchos años capital cultural de Galicia) un gran proyecto editorial, épico, ambicioso, con la madera noble de las legendarias EMECE, Alborada, Ediciones Galicia, Botella al Mar, y tantas otras que permitieron no solo conocer la obra de tantos intelectuales censurados en Galicia, incluyendo al imprescindible Castelao, sino editar a quienes luego fueron escritores argentinos famosos. En fin, además de su novela ‘Cabalo de Ouros’, edición de Galaxia (presentada en estos días en la Feria del Libro, en versión castellana de Editorial Siruela), Freixanes me obsequió generosamente un ejemplar de ‘Galicia no espello’, de Fernández del Riego (Ediciones Galicia, 1954), una joyita. Y ‘Volve a cociña de Larpeiros’ del amigo Benigno Campos. Vamos a los fuegos con una receta del cocinero.

Pudín de repollo.  Ingredientes: 1 repollo, 3 zanahorias, 2 papas grandes, 4 huevos, manteca, pan rallado, sal.

Preparación: Cortar el repollo en juliana, las zanahorias y las papas en trozos pequeños, y cocer en agua con sal. Hacer un puré con las verduras, añadir los huevos, mezclar bien y echar en un molde untado con manteca y pan rallado. Llevar a horno 180° 40 minutos, introducir un palillo y si sale seco, estará listo. Dejar enfriar y desmoldar. Se puede cubrir con salsa de tomate antes de servir, solo o acompañando alguna carne asada.