Opinión

Cocina gallega

Vivir en las antípodas puede acarrear confusiones a la hora de interpretar celebraciones religiosas. En el hemisferio norte, Abril es campos floridos, renacer de la naturaleza, primavera, resurrección.

Vivir en las antípodas puede acarrear confusiones a la hora de interpretar celebraciones religiosas. En el hemisferio norte, Abril es campos floridos, renacer de la naturaleza, primavera, resurrección. Por ello el cristianismo instituye la Pascua en esta época; los potajes de vigilia, el bacalao y las torrijas, también la reflexión sobre el significado del paso de la vida a la muerte, o de la esclavitud a la libertad como recuerdan los judíos en su Pesaj. Claro que aquí, bajo la tutela de la Cruz del Sur, cuesta imaginar primaveras a las puertas del Invierno. No nos cuesta, sin embargo, reflexionar. Contra lo que sugieren ciertos malintencionados estereotipos, pensamos y mucho antes de emitir palabras. Taciturnos, secos, callados; honrados y trabajadores, serviciales. Así calificaron a los obreros gallegos (en algunos momentos casi el 40% de la plantilla) los constructores del Canal de Panamá, obra que costó la vida a muchos seres humanos. Aunque puede ser un elogio, si no se menciona la inteligencia y la creatividad, la solidaridad, la sólida identidad cultural, la férrea voluntad de vivir en libertad, tal alabanza se parecería mucho al “buen siervo” que deslizaban los señores feudales para referirse a los campesinos esclavizados que cultivaban sus tierras a cambio de un mendrugo.
Los siervos se hicieron a la mar en condiciones paupérrimas, y lucharon para construir la Galicia Ideal de la que hablaría Castelao, su propia Utopía. Ya en el siglo XVIII naturales de Galicia crean en Buenos Aires una Congregación de Santiago el Mayor, la mayoría de esos paisanos forman parte luego del heroico Tercio de Gallegos que participa en la Defensa y Reconquista de la ciudad durante las Invasiones Inglesas. Ocho años después de haber surgido en La Habana la Sociedad de Beneficencia de Naturales de Galicia, considerada la primera asociación gallega de ayuda al emigrado en América, se funda en 1879 el Centro Gallego de Buenos Aires, que desaparece a los cuatro años pero resurge en 1907. Mientras en 1916, en Galicia, específicamente en A Coruña, aparece la primera Irmandade da Fala, aquí, a orillas del Río de la Plata, en 1917 se constituye la Asociación Regionalista A Terra.
Avatares históricos hicieron que fuera poco menos que imposible expresarse dentro del territorio español; los desterrados mantuvieron un fuerte sentimiento de pertenencia a una comunidad histórica y cultural, y lucharon para conservar y difundir su identidad nacional, su lengua y sus costumbres. Sin temor a exagerar, se puede decir que durante varias décadas Buenos Aires fue la capital intelectual de Galicia.
En 1939, año aciago, la Federación de Sociedades Gallegas publica los Poemas Gallegos de Rosalía de Castro, A gaita a falare con poemas de Ramón Rey Baltar, dibujos de Castelao, Colmeiro y Seoane, y prologo de Eduardo Blanco Amor; en la misma institución se constituye la editorial Alborada. En 1944, dirigida por Arturo Cuadrado y Luís Seoane, surge la Editorial Nova en cuya colección Pomba publicaron muchos poetas gallegos. En el mismo año, la Editorial As Burgas ligada a los centros provinciales gallegos produce una obra fundamental: Sempre en Galiza, del inmortal Castelao. Unos años después, en 1950, Ediciones Galicia, del Centro Gallego comienza a publicar. Las Catedrales de Galicia, de Jesús Carro García; Danzas Populares Gallegas, de Francisco Fernández del Riego; O libro dos amigos, de Otero Pedrayo; Los gallegos en la Argentina, de Alberto Vilanova Rodríguez, son alguno de los títulos.
Con el apoyo financiero de Manuel Puente, en 1950 se da a conocer otra obra importantísima de Castelao: As Cruces de Pedra na Galiza, que aparece con el sello de Editorial Nos. Esta editorial publicaría Vida, Paixon e Morte de Alexandro Bóveda, de Álvarez Gallego; Álbumes de Guerra, Atila en Galicia, Galicia Mártir y O Estatuto de Galiza, Antecedentes y comentarios, de Castelao.
El llamado grupo Nos de Buenos Aires financia en la década del setenta un film sobre la vida del insigne guieiro. Encargan la dirección del documental al reconocido cineasta Jorge Prelorán, y el libro a Antonio Pérez Prado. En 1976, ya en plena dictadura militar en Argentina, Prelorán debe emigrar y se instala en Los Ángeles, EE UU. En 1979 se reanuda la producción del film y un año después se proyecta por primera vez en Los Ángeles.
Y aquí viene la reflexión. Jorge Prelorán fallece el 28 de marzo pasado en Los Ángeles, donde seguía residiendo desde 1976. Leyendo la habitual columna del poeta Carlos Penelas me entero que hace cinco años el cineasta le propuso hacer un libro etnobiografico de Castelao de manera conjunta. Trabajaron mucho en el proyecto, pero cuando pidieron colaboración a las instituciones del colectivo gallego recibieron silencio. Un profesor e historiador desde Santiago le respondió a Penelas que él no sabía nada de Castelao y no era historiador, ¡caramba!, si las instituciones de la diáspora no usan el dinero que reciben para obras culturales, y los iluminados de Galicia piden carné de académico a quienes pretendemos publicar un libro estaremos ni más ni menos que traicionando a quienes nos precedieron. ¿Felices Pascuas?


Ingredientes-Pastelitos de coco: 250 grs. de coco rallado / 250 grs. de azúcar / 4 huevos / Aceite de oliva


Preparación: Mezclar los huevos con el azúcar y el coco. Poner la   masa en montoncitos sobre una placa untada con aceite. Llevar a horno precalentado a 160º unos 20 minutos hasta que se doren. Dejar enfriar y servir.