Opinión

Cocina Galega

Una carta al Director en el número anterior de este semanario lleva a reflexionar sobre la particular situación en que quedan los emigrantes que tuvieron el coraje de subir a un barco o un avión. Extranjeros de por vida, habitantes de un limbo a los que propios y extraños niegan su carné de identidad.

Una carta al Director en el número anterior de este semanario lleva a reflexionar sobre la particular situación en que quedan los emigrantes que tuvieron el coraje de subir a un barco o un avión. Extranjeros de por vida, habitantes de un limbo a los que propios y extraños niegan su carné de identidad. En la carta mencionada, don Manuel Ons Freire, natural de Tui, profesional con muchos años emigrado en Argentina y actualmente retornado, se sorprende de que la sociedad gallega, aquellos que no salieron nunca de Galicia, “tienen un enorme desconocimiento y hasta desinterés en saber sobre el fenómeno de la emigración gallega”. Lamenta el lector la miopía de funcionarios que desaprovechan “materia gris” gratis, formada en universidades extranjeras. Una actitud que, según Ons Freire, ocasionó y ocasionará retraso para el país, pues sería más fácil quizá así lograr mayores inversiones productivas en Galicia por parte de los emigrantes poderosos, o, al revés, generar más negocios para las empresas radicadas en Galicia con sus pares del exterior.
Conozco el caso de un paisano, llegado a la Argentina con 18 años, donde llegó a tener varios bares en la zona de Once y nunca dejó de ser el ‘gallego’ para todo el mundo. Retornado a Galicia empujado por la crisis del 2001, monta bar en A Coruña, y siente que no hay manera de convencer a sus parroquianos de que no es “el argentino” (aclaro que nuestro amigo, con 39 años viviendo en Buenos Aires, no había perdido un ápice de su acento gallego, ni los giros idiomáticos que nos son propios). Es lamentablemente normal que los gallegos de paso por países americanos, al encontrarse con un emigrante, le endilguen que es más extranjero que gallego sin imaginar el dolor, casi humillación, que tal infundada afirmación conlleva para quien se aferra con uñas y dientes a su identidad de origen. Insisten en que “residencia es nacionalidad” cuando se refieren a los desterrados, pero no creo que tengan la intención de otorgarles la nacionalidad automática a todos los inmigrantes por el simple hecho de residir en Galicia. Es la ley del embudo, diría mi abuela. Muchos prestigiosos catedráticos han pasado a “vuelo de pájaro” por Buenos Aires, recogieron testimonios en las instituciones, relevaron documentación en sus bibliotecas, y editaron libros con jugosas subvenciones de la Xunta. Algunos ni siquiera tuvieron tiempo de entender el fenómeno de la emigración masiva, ni interés por investigar por fuera de las instituciones. Las obras de estos últimos suelen ser poco objetivas, contener gruesos errores; suelen limitarse a transcripciones de los valiosos documentos revisados en los archivos de la emigración, a justificar los dineros oficiales recibidos.
Por suerte, investigadores que viven en Argentina como María Rosa Lojo o Ruy Farias, entre otros, que conocen de primera mano la temática están siendo apoyados para que publiquen sus libros. Hay mucho camino por andar.
Sin embargo, personas como María Gonzalez Rouco, incansable investigadora de temas relacionados con la emigración, autora de un sin fin de monografías que pueden consultarse por Internet, acaba de publicar un libro con el título de “Volver a Galicia”. Reúne alguna de sus investigaciones, cuentos y poemas en un centenar de páginas de amena lectura. González Rouco, nieta de gallegos provenientes de Lugo y Coruña, trabaja intensamente sobre los colectivos gallego, asturiano, irlandés y escocés, centrándose en el periodo 1810/1960; lo hace, como muchos de nosotros, a “pulmón”, pagando una limitada edición de autor, robando horas al sueño y seguramente a la familia, esperando que alguien con poder de decisión lea su obra en http:/volveragalicia.galeon.com/ y apoye la publicación completa de un material que seguramente será de interés para investigadores e interesados en un tema central y determinante de la historia de nuestra patria.
Personalmente intento superar la momentánea frustración que ocasiona la falta de interés por apoyar un proyecto creado junto a Rubén Touceda (me refiero a Xunt.ar Ediciones) para editar precisamente trabajos de autores en la diáspora, y reeditar obras importantes que hoy son imposibles de hallar en librerías. Nosotros tampoco pertenecemos a ninguna institución, ni estamos afiliados a partido político alguno; simplemente trabajamos a brazo partido, desde distintas “trincheras”, para promover nuestra cultura. ¿Eso nos deja fuera del concepto de “galeguidade” y de apoyo financiero para nuestras obras? Pareciera que sí.
Alguno intentará cuestionar el carácter de “enxebre” de algunos platos, pero yo voy a la cocina a preparar un rollo de carne que se preparaba en nuestra casa en Lugo.

Rollo de carne: 400 grs. de carne de ternera/ 200 grs. de panceta ahumada/ 150 grs. de carne de cerdo/ 100 grs. de harina/ 3 dientes de ajo/ 2 cebollas/ 2 cucharadas de perejil picado/ 3 rodajas de pan mojado en leche/ 2 huevos/ sal/ pimienta/ nuez moscada.


Preparación: Picar la carne, las cebollas, los ajos y el perejil; mezclar con el pan mojado en leche, sazonar con sal, pimienta y una pizca de nuez moscada. Incorporar los huevos enteros. Amasar y dividir en dos partes formando rollos. Pasar por harina y colocarlos en una fuente de horno aceitada, cubrir los rollos con lonchas finas de panceta. Llevar a horno fuerte hasta que se doren, rociando constantemente con el jugo de cocción al que se podrá agregar un poco de vino. Servir cortado en lonchas gruesas acompañando con puré de papas.