Opinión

Con su apoyo

Si escribiera estos artículos para la mayoría de ciudadanos sería un hipócrita, por eso acepto su parte de desprecio de ellos hacia mí. En sólo un par de meses de verano, el gobierno alternante de nuestro país (ese partido único multimarca que un día se llama PSOE y otro PP) aprobó dos de las medidas más importantes de las últimas décadas con el aplauso de la mayoría.
Si escribiera estos artículos para la mayoría de ciudadanos sería un hipócrita, por eso acepto su parte de desprecio de ellos hacia mí. En sólo un par de meses de verano, el gobierno alternante de nuestro país (ese partido único multimarca que un día se llama PSOE y otro PP) aprobó dos de las medidas más importantes de las últimas décadas con el aplauso de la mayoría. Porque votar es aplaudir, y dejarles hacer también. La primera es una nueva declaración de guerra e invasión sangrienta de un país. Por mucho que lo disfracen, la mayoría de ustedes ha aplaudido que España declare la guerra a Libia; no se deje engañar si le dicen que lo de Aznar en Irak fue peor porque no es cierto. La segunda es la modificación de la Constitución, un texto que el PPSOE consideraba intocable para, por ejemplo, denunciar la desigualdad de los españoles y españolas ante las prebendas monárquicas o para reconocer de verdad los derechos de aquellos pueblos del Estado que no se sienten tan españoles. En el texto constitucional no se puede declarar la abolición de la pobreza o de la explotación laboral pero sí se puede reflejar el tope de déficit del Estado si lo ordenan los dueños del mundo. Sabemos que los sucesivos gobiernos incumplen con total impunidad y legislan contra derechos constitucionales relacionados con vivienda, salud, educación y trabajo (las personas que no tienen asegurados estos derechos no pueden ejercer la democracia) pero tengo la certeza de que el control del déficit lo van a respetar. Con el apoyo de la mayoría.