La Federación Asturiana de Bolos promociona el deporte en América

Una delegación de la Federación Asturiana de Bolos viajó a América, como cada año, para promocionar este deporte. Su presidente, Desiderio Díaz, dice que los bolos están en la raíz de los centros asturianos. El campeonato mundial se jugó en Buenos Aires, adonde se desplazaron también representantes de los ayuntamientos de Siero y Noreña para acudir al Centro Juventud Asturiana y supervisar las obras de reforma de sus instalaciones.
“Los asturianos inventaron los bolos”, dice Desiderio Díaz, el presidente de la Federación Asturiana de Bolos, a la vez que recuerda que adquieren la categoría de deporte desde que se crea la federación y se compite, pero destaca que era el único juego que ocupaba el ocio y el recreo de los asturianos. “Hace 120 años sólo había bolos”, ni fútbol, ni tenis, ni nada de nada. Y cuando los asturianos emigraron a América se llevaron la afición a cuestas. “Los asturianos cuando van a América se llevan el ‘xuego de bolos’ y donde van arman su bolera”. Díaz destaca con pasión que las boleras eran lugar de encuentro, donde se reunían los emigrantes, donde empezaban a hablar de hacer un bar, un restaurante, fueron el germen de los centros asturianos.
El responsable de la Federación dice que “es para avergonzarse” que durante varias generaciones, desde los años sesenta hasta los noventa, este deporte prácticamente se perdiese. En el empeño de recuperarlo llevan metidas muchos años, con empeño, varias personas y eso también hay que hacerlo en los centros asturianos, donde “la gente vieja ya no juega” y en cuanto a los jóvenes se ha de competir con otros deportes. La clave en esa lucha es llevar boleras a los colegios, por muy modestas que sean, como la que tiene el colegio del centro asturiano de Santa Fe.
El primer campeonato del mundo de bolos se jugó en 1987, pero ya desde 1976, desde varios países hubo invitaciones para jugar. El actual equipo que dirige la Federación trata no sólo de ir a competir allí sino que quieren que los bolos en América sean algo más.
Cada año, los de la Federación cruzan el charco para organizar un campeonato en el que participan jugadores de varios centros asturianos. Participan representantes de varios centros de Argentina, Montevideo (Uruguay) y Chile. El último fue a mediados del mes de abril. Este año el campeonato internacional se jugó en Buenos Aires a mediados de abril. Allí jugaron Ramiro y Bernardo, campeones de Asturias, de la peña El Arenal de Pumarabule y de la peña Villa de Noreña, respectivamente.
Un mes antes del viaje de la delegación viajó un monitor para enseñar a los aficionados en los centros asturianos de Mar del Plata y Buenos Aires. Otros años fue a Rosario y Santa Fe además de a la capital federal. En Mar del Plata “llevaban diez años sin tirar una bola”, dice Desiderio Álvarez, quien recuerda que el segundo mundialito de bolos se jugará en Siero el año que viene. Por ello invitaron a los niños de los centros a jugar un campeonato entre ellos.
“La Federación, con la ayuda del Consejo de Comunidades Asturianas, de la Agencia Asturiana de Emigración y de Cajastur, estamos haciendo asturianía en América”, señala Díaz. Porque, como dice Desiderio Díaz, “los bolos no terminan en Pajares”.
También destaca que el Centro Asturiano de México organiza un torneo de bolos con motivo de la fiesta del 12 de octubre.
Centro de Siero y Noreña
Este año, una delegación de los ayuntamientos de Siero y Noreña acompañó a los directivos y jugadores de la Federación Asturiana de Bolos. El concejal de Siero Juan Camino, por delegación del alcalde, visitó las obras de reforma del Centro Juventud Asturiana Siero y Noreña, en Buenos Aires, para las que el Ayuntamiento aportó 126.000 euros, mientras que el alcalde de Noreña, César Movilla, viajó para tramitar nuevas ayudas. Camino recuerda la modestia de las instalaciones y los poco más de cien socios del centro y destaca que en su momento fueron los emigrantes sierenses y noreñenses los que financiaron un centro de estudios en Pola de Siero para formar a los jóvenes y que al emigrar tuviesen acceso a mejores empleos.